Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
29-11-2015
La mazamorra de
Bullard
Confiesa el comentarista de opinión de El Comercio, Alfredo
Bullard, en su artículo Al ritmo de la Marsellesa,
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/al-ritmo-marsellesa-alfredo-bullard-noticia-1859721,
del 28 de los corrientes, que "nunca he podido entender la doctrina de
Víctor Raúl". Y estamos totalmente de acuerdo.
Haya de la Torre planteó desde el inicio la lucha contra el
imperialismo que debía tener al frente gobiernos nacionales conformados por
Frentes Unicos de Trabajadores Manuales e Intelectuales y a través de Estados
antimperialistas en que los trabajadores, el Estado y los empresarios,
conjuncionaran esfuerzos en un Congreso Económico para desarrollar el país. No
sólo eso, resultaba imprescindible para Haya la unidad política y económica de
América Latina. A esto se le ha llamado tesis o cuerpo doctrinario político.
Definió Haya la imperiosa necesidad de un nacionalismo
económico o indoamericano para que las masas populares, clases medias,
empresarios nacionalistas, trabajaran apisonando el terreno emancipador de sus
economías y, por tanto, de sus dependencias políticas en manos, casi siempre,
de palafreneros, abogados o dictadorcillos fletados con el dinero de las
grandes transnacionales que consideran al ciudadano como un guarismo y no como
un ser humano productor de riqueza y con valores cívicos, credo y fe por qué
vivir.
Más aún. A pesar de los fragorosos esfuerzos totalitarios de
muchos gobiernos para destruir al aprismo y a sus líderes, ellos tuvieron una
presencia popular que aún no ha sido debidamente estudiado por razones que son
más bien referidas a la falta de ecuanimidad ambiente en el país para esta
clase de exégesis. ¿De qué otro modo pueden explicarse las múltiples intentonas
militantes de descontento y que la historia ha registrado como insurrecciones o
levantamientos? Unir el pensamiento a la acción en Perú es casi una proeza. Por
eso los políticos sólo enuncian, ofrecen y se venden al mejor postor y no
guardan la imprescindible coherencia ideológica y ética en su comportamiento
público y privado.
Entonces la lectura es imprescindible don Alfredo. Ni un
estudiante bisoño de secundaria se atrevería a comparar con una mazamorra el
corpus ideológico o doctrinario que ha sido vivencia, corazón y legítimo
reclamo en decenas o cientos de miles de ciudadanos desde 1930. Son 7 los tomos
que compilan las obras completas de Haya de la Torre y tengo la impresión que
usted podría invertir en su compra, de manera que le impidan, luego de una
lectura atenta y estudiosa, la expresión de analogías más bien ociosas y hasta
antipáticas.
En dos oportunidades, entre 1985-1990 y 2011-2016, llegó al
gobierno Alan García Pérez. Las características de ambas administraciones pasan
por un voluntarismo -idiotez que denomina así a las ganas de hacer lo que se le
venga en gana-, amigotes ajenos al Partido, desafiliación de facto de cualquier
idea hayista y ambos regímenes terminaron manchados con acusaciones de
deshonestidad que nunca han sido aclaradas con exhaustiva convicción. Eso de
ser "inocente" por prescripción, es un recurso abogadil manido y
fétido.
Usted mismo lo dice cuando refiere a qué clase de medidas
las que se propulsaron en ambas estaciones gubernativas. Claro que cuando se
lee a medias o de oídas, se atribuye a semejantes disparates, filiaciones de
que carecen por lo antitético de sus contenidos. Para Haya la salud, educación
y trabajo, en el marco de una administración honesta e integérrima
proporcionada por el ejemplo de cada quién, eran fundamentales en cualquier
gobierno. Y como no llegó a presidir el Ejecutivo nunca, apenas si tuvo una
curul como constituyente en 1978, cobrando S/ 1 (un sol) al mes, Víctor Raúl
¡jamás hubiera permitido las fiestas irresponsables y malos manejos del dinero
del pueblo!
Afirma Bullard que el "Apra no existe". Estoy
cierto que le va a costar convencer al pensamiento social que se estudia en las
más prestigiosas universidades del mundo porque cuando se refiere al Perú estacionan
su análisis en las ideas de Haya de la Torre.
Víctor Raúl pensó y actuó y como humano que fue tuvo errores
y aciertos. Me atrevo a sostener que una persona que domina el escenario
político nacional durante cinco décadas y que gravita en el pensamiento latinoamericano
otro tanto, sí es un referente válido.
Otra cosa es lo que Alan García impulsó o determinó a su
paso por Palacio. Por lo pronto marco una diferencia sustancial: Haya murió
pobre y en casa ajena, no tenía cuentas bancarias sino libros y riqueza
espiritual. Con sus yerros e imprecisiones fue un capitán de multitudes que
apreciaron sus aciertos, su verbo vibrante y honrado y su lucha incesante
contra los virreinatos del espíritu.
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