Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
14-2-2002
El Sodalitium en
crisis
Hay sectas cuyo accionar provoca un profundo daño en
la sociedad, lo cual aún no ha sido materia del estudio imprescindible de
quienes se jactan de “analistas” y “exégetas” de la realidad social. Por el
flagrante desconocimiento del problema sectario en el Perú tenemos la
obligación de promover el abordaje de esta problemática entre los periodistas,
sociólogos, antropólogos, médicos, psiquiatras, psicólogos, abogados y demás
profesionales involucrados y comprometidos con el desarrollo democrático del
país y dispuestos a condenar cualquier acto que viole los derechos humanos de
toda persona y, en especial, su derecho a la libertad de consciencia.
Este trabajo, producto de múltiples horas de trabajo
en Lima, Arequipa y otras partes del país y Latinoamérica pretende cumplir un
papel pedagógico al denunciar al Sodalitium Christianae Vitae, grupo fascista
por convicción y temperamento, y su cancerosa acción al interior de la sociedad
peruana. Puédese discrepar de él, de pronto suscita opiniones violentamente
contrarias, pero lo que sí va a ser imposible es ignorarlo.
Pocos meses atrás en El totalitarismo católico en el Perú (http://www.pepe-rodriguez.com/Cristianismo/Totalitarismo_catolico_pe_Mujica.htm)
, tesis que en su edición príncipe incluyó menciones a las baladronadas que
acostumbra impulsar el Sodalitium, denunciamos cómo, a partir del Concordato,
vínculo internacional no sancionado por ningún Congreso, la Iglesia Católica
vive a expensas del no pago de tributos y además de los miles de dólares que
sus principales funcionarios se embolsican cada mes, sin trabajar, sin
merecerlo y en una constante expoliación del pueblo peruano, que no tiene
cuando terminar porque se hace en nombre de una “fe” tradicional y que en
realidad ha constituido la continuación de un robo que ya supera los 500 años
de permanencia insolente en el país. Este mismo Concordato es el que, amparando
a la Iglesia Católica ,
favorece legalmente el expansionismo sodálite y es el que utiliza esta secta
para proteger sus inversiones.
Lea pues, amigo lector, estas procelosas páginas con
ojos críticos, compulse fuentes, acuda a testimonios, revise materiales,
proponga una refutación científica, orgánica. A una idea se la combate con
otra. Al sectarismo difundido por el Sodalitium le denunciamos en la comisión
de múltiples actividades que son fácilmente comprobables en diarios y
publicaciones. A las sectas hay que enfrentarlas con decisión y valentía
indómitas. El fanático sabe que cuando tiene a adversarios de ese jaez sólo
tiene una opción: luchar o morir. Y puedo anunciar, sin jactancia, pero
premunido de la verdad verdadera, que habemos muchos dispuestos a erradicar la
presencia de estos disociadores y su prédica retrógrada, exaltadora de
principios antidemocráticos y profundamente racistas.
La importancia de la secta destructiva Sodalitium
Christianae Vitae en la vida nacional no puede soslayarse más. Sus
desproporcionadas expectativas de crecimiento afectan directamente nuestros
derechos constitucionales y humanos y amenazan la integridad de nuestras
familias. Hoy, primer aniversario de la muerte de Germán Doig Klinge,
Ex-Vicario General del Sodalitium, sale a luz este escrito. En él hacemos una
revisión de los acontecimientos acaecidos durante los últimos dos años y
avizoramos con optimismo y con convicción detener la agresividad y radicalidad
de este grupo fanático que tanto dolor social ha venido causando en el Perú y
en varios otros países durante las últimas tres décadas.
Evolución sectaria
En un análisis de la evolución histórica de las
sectas se ve que todas siguen un proceso de crecimiento relativamente semejante
que se puede sistematizar en tres fases: nacimiento, consolidación y
transformación.
En la primera etapa el grupo surge a instancias de
un conjunto de circunstancias culturales, sociales y religiosas que generan una
cantidad de ansiedades y expectativas insatisfechas en un sector de la
población. La pequeña comunidad se agrupa en torno a la figura de un líder que
elabora no tanto la doctrina cuanto directivas concretas en orden a obrar e
insertarse en el conjunto de la sociedad. En este período la secta está
básicamente devorada por su ansia de expansión y utiliza abierta e
indiscriminadamente las técnicas de control mental.
En la segunda etapa el grupo, luego que
probablemente ha entrado en colisión no sólo con otras confesiones religiosas
sino también con distintos ámbitos o instituciones del orden social en que se
desarrolla, comienza a buscar caminos que le permitan orientar las
irregularidades o excentricidades que el apasionamiento de la primera fase
hubiera podido generar, y que puedan haber sido causa de que hayan perdido
aceptación social; hay una preocupación clara por no generar conflictos y el
buscar la estabilidad interna del grupo. Esta etapa se da generalmente después
de la desaparición del líder o fundador, verificándose simultáneamente una
flexibilización de los aspectos más detonantes o extravagantes de su doctrina y
una búsqueda de mayor coherencia conceptual.
La tercera fase, la de transformación, es una
especie de lavado de cara de la secta, de su imagen pública. Se busca
cuidadosamente que la opinión ciudadana olvide, y los nuevos adherentes ignoren,
que se trata verdaderamente de una secta y que se acepte que es una iglesia
honorable, en paridad con las iglesias históricas. Es muy posible que los
adherentes no sepan completamente el origen e historia primera del grupo, la
que se intenta disolver en alguna profundidad histórica. En lo que se refiere a
la metodología que emplean, su fanatismo e intransigencia son morigerados, y la
exposición de su mensaje se hace más suave, educada y socialmente aceptable.
En pecado
concebidos
Teniendo este esquema como referencia podríamos
decir que el Sodalitium Christianae Vitae se encuentra actualmente en una etapa
de crisis entre la primera y la segunda fase de su proceso de crecimiento.
Podría entenderse que el proceso de la consolidación
está en curso pero la tercera fase, la transformación,
requerida para que esta entidad sea socialmente aceptada tendrá que esperar aún
un tiempo históricamente largo, si es que sobrevive a su fanatismo.
Aunque esta organización radical, que podría
calificarse como el Opus Dei peruano o criollo, es parte integrante de la Iglesia Católica
y goza de todas las ventajas políticas, legales y económicas que ello conlleva,
es evidente que ese crecimiento desenfrenado de las últimas tres décadas ha
generado demasiadas fricciones con el entorno social.
Algo impresionante del accionar del Sodalitium es la
eficaz metodología de control mental aplicada sobre sus adeptos, técnica más
conocida como “lavado de cerebro”, la que ejercen consciente e impunemente con
la bendición y complacencia de la mayoría de autoridades eclesiales, a
sabiendas que cometen un flagrante delito contra la libertad de consciencia de
los jóvenes peruanos llamando a eso muy eufemísticamente “levantar vocaciones
religiosas”.
El Sodalitium comparte un tenebroso origen fascista
con otra secta de ultraderecha: Tradición, Familia y Propiedad (TFP). La
sucursal peruana de la TFP ,
de origen brasileño, fue fundada por Francisco Tudela y Luis Fernando Figari.
Los miembros de la TFP
se confiesan católicos pero lo cierto es que la Iglesia Católica
los ha condenado más de una vez. En Venezuela la cancillería y el ministerio de
Justicia ordenaron su disolución y prohibieron a sus líderes abandonar el país
porque se comprobaron numerosas denuncias por "atentar contra la vida
familiar y lavarles el cerebro a sus miembros"; el presbítero Amador
Merino Gómez señaló que TFP "incurre en desviaciones y manipulaciones de
la doctrina de la iglesia y el culto". En otros países, además, mantiene
contacto con partidos y facciones de extrema derecha neonazi europeas, entre
ellas, la peligrosa "Fundación Familia Española". Eso es decir, por
lo menos, que TFP es una secta de cuño fascista.
Alrededor de 1973, aparece en la Pontificia Universidad
Católica y en la
Universidad Peruana Cayetano Heredia el grupo de derecha
radical "Dios y Patria". En el 74, varias facciones de este
movimiento se independizan y toman otros nombres: la facción política se
denominó "Confederación de Juventudes", y la de índole religiosa "Sodalitium
Christianae Vitae". Luis Fernando Figari pertenecía a esta última. En esos
inicios las publicaciones de Figari compartían formato y logotipos con las de
TFP lo que evidencia sus vínculos totalitarios y fascistas y sus objetivos
comunes.
Actualmente el Sodalitium tiene un enclave en
Colombia, en una zona de actividad guerrillera, en donde TFP anteriormente tuvo
una infame participación financiando a mercenarios para luchar contra las FARC,
las mismas que hace un año secuestraran a un sacerdote sodálite y lo dejaron
sospechosamente libre a los dos días sin que se hablase absolutamente nada de
algún pago de rescate.
En el camino recorrido desde su nacimiento el
avasallante Sodalitium ha dejado mutiladas muchas dignas familias, muchos hijos
con personalidades alteradas, muchos destinos y estudios profesionales
truncados, muchas mentes secuestradas, muchas propiedades perdidas, muchas
economías destruidas, mucha rabia no expresada, mucho odio contenido y mucho,
demasiado dolor. Aunque debemos ser amplios y considerar muchas otras causales
para que alguien se integre a una secta, no en vano, en este caso específico,
la mayoría de sus líderes provienen de familias disfuncionales con padres
divorciados o muertos, hogares destruidos o fracturados. Parece que los líderes
del Sodalitium quisieran tomarse su revancha con la sociedad.
Indiferencia social
Sería natural ante estas injusticias y atropellos
esperar una fuerte, contundente y vigorosa réplica social. Pero el panorama es
diferente. Los abogados, por ejemplo, con honrosas excepciones, no han querido
intervenir aduciendo que las víctimas son jóvenes mayores de edad, usando el
pretexto de la ausencia de legislación pertinente o alegando que así como hay
drogas legales (tabaco y alcohol) en nuestro medio también hay sectas legales
(las protegidas por la religión oficial); los médicos han soslayado hasta hace
poco el trasfondo psicológico y psiquiátrico de la manipulación mental en el
ámbito religioso y/o sectario y sus graves implicancias en la salud pública;
los organismos defensores de los derechos humanos y sus psicoterapeutas
prefieren tratar el tema de violencia política y dejar de lado el problema de
la violencia mental en el sectarismo; otras iglesias no católicas evitan la
confrontación señalando que el problema es espiritual y que, en algún momento,
la lucha se dará igualmente en ese plano espiritual; los periodistas de
investigación también tienen sus preferencias ya definidas, quisieran que se
les entregue el material ya digerido y pretenden, vía testimonio, exponer a las
familias afectadas denunciantes como carne de cañón.
En medio de esta indiferencia social siempre se han
levantado solitarias y valientes voces de protesta que no han sido escuchadas y
sólo han logrado la proverbial respuesta a la mayoría de denuncias que llegan
hasta las autoridades de la poderosa e impune Iglesia Católica: el silencio
absoluto.
La muerte del
delfín: un cataclismo
Ante este sombrío panorama, un hecho totalmente
fortuito impactó brutalmente en la estructura de la fortaleza sodálite. Ese
hecho no fue un evento programado, estudiado, ni planificado en respuesta a las
agresiones sociales de este grupo destructivo. El 13 de febrero de 2001 el
súbito fallecimiento de Germán Doig Klinge tuvo el efecto de una catástrofe
difícil de comprender y de asimilar para unas mentes que están programadas -los
comportamientos de las sectas son eventos totalmente predecibles-.
Doig tenía la misión de suceder a Luis Fernando
Figari. Era su mano derecha, era el delfín, era el príncipe de la secta, era el
Vicario General del Sodalitium. El era quien ofrecía el pecho, sacaba la cara y
le prestaba la careta académica e intelectual a la secta mientras el fundador
Luis Fernando Figari escribía solitario y en las sombras sus enrevesados
opúsculos y retorcidos discursos (que siempre atacan a la razón y ensalzan la
irracionalidad) y se ocultaba indiferente en su fortaleza o búnker de Granja
Azul para no escuchar los reclamos sociales.
Con toda seguridad muchas familias peruanas no
recibieron con tristeza la noticia de la muerte de Doig. Fue casi como sentir
la mano de Dios ante tanta injusticia y tanta impotencia. Más que un “tránsito”
al más allá esto pudo llamarse un “despeñadero”. De nada valieron las pomposas
misas fúnebres cada tres horas durante el velatorio. Ese ceremonial solamente
hacía recordar a los miembros de la secta de los israelitas de Ezequiel
Ataucusi cuando esperaban absurdamente la resurrección de su líder que yacía
muerto en una urna de cristal.
Para el grupo sectario la muerte de Doig fue un
evento cataclísmico. Esta muerte parece haber afectado internamente la
estructura sodálite casi tanto como el impacto de los aviones suicidas en las
torres del World Trade Center de New York City. Los impactos no fueron ni en
los cimientos ni en la cúspide de los edificios pero los efectos deletéreos
fueron matemáticamente efectivos y demoledores. Lo mismo sucedió en la
estructura del Sodalitium. No desapareció el verdadero y venerado líder
-Figari- (que hubiese sido santificado) ni tampoco la masa de obnubilados
seguidores. Sin embargo, la estampida consecuente a este evento específico era
de esperar. Los efectos de una muerte como la de Doig no pudieron haberse
calculado, planificado ni dirigido mejor si hubiese intervenido una
inteligencia externa.
La respuesta
organizada
Sin embargo, muy aparte de este “providencial” hecho
fortuito que nadie pudo sospechar ni pronosticar, de acuerdo a lo previsto por
la evolución histórica de las sectas, en estos últimos meses por fin se estaba
dando a conocer públicamente la expresión organizada de la sociedad afectada.
El Sodalitium había sido criticado directamente por diversas vías, prensa
escrita, volantes anónimos, comunicación persona-persona entre padres de
familia afectados y permanentes comunicaciones electrónicas por internet.
Creció la conciencia social en círculos religiosos,
asociaciones de padres de familia, centros educativos, centros universitarios,
colegios profesionales, sociólogos, periodistas, investigadores sociales,
historiadores, filósofos, antropólogos, psicólogos, médicos, psiquiatras y
también instituciones vinculadas a la observación de los derechos humanos,
libertad de conciencia y lucha antisectaria.
La indignación contra el Sodalitium estaba llegando
a lo que se denomina en física el estado de “masa crítica” justo antes de
provocar una inevitable reacción en cadena. Aunque la reacción aún era
indefinida también era esperanzadora. Se requirió el apoyo de organizaciones de
consulta y asesores profesionales no peruanos. La cruzada era y es
internacional, como lo es el Sodalitium. La magnitud de la amenaza ameritaba
una gran respuesta. Posiciones radicales exigen respuestas radicales.
El primer campanazo contra el Sodalitium fue dado
por José Enrique Escardó Steck, director de la revista Gente y ex miembro de la
secta en noviembre del 2000. Su desgarrador relato, en varios capítulos, de las
torturas a que fue sometido en San Bartolo fue acallado amenazadoramente por la
intolerancia y el poder del Sodalitium. Lamentablemente, el juvenil lenguaje
autosuficiente, irreverente e inadecuado que usó en sus artículos de “El quinto
pie del gato” fue el principal disuasivo que hundió la denuncia en un aparente
descrédito, solamente comprendido por las familias afectadas. Sin embargo, un
año después en noviembre del 2001, sus argumentos fueron plenamente recogidos
por Cecilia Valenzuela y Diego Fernández Stoll de Entrelíneas de Canal N y
ampliados por valientes contribuciones de otros ex miembros, padres de familia,
el psicólogo Jorge Bruce y de muchas otras personas y familias que cautamente
permanecieron en el anonimato para proteger a sus hijos cautivos en la secta.
La denuncia fue publicada generosamente en internet en la página web de
www.agenciaperu.com de donde logró difundirse con profusión a nivel nacional e
internacional. Una de las principales cajas de resonancia de esta noticia fue
la página web <http://www.sectas.org.ar/sodalicio.htm>
"Sectas del Nuevo Milenio”, del conocido crítico argentino Alfredo
Silleta, que transcribió literalmente las entrevistas en la red.
Por otro lado, independientemente, salió a luz en
enero del 2002 El totalitarismo católico en el Perú, tesis del autor de estas
líneas, sobre la actitud sociopolítica de la cúpula católica peruana, el Opus
Dei y el Sodalitium, que incluyó una serie de denuncias con argumentos
probatorios sobre los atropellos cometidos por este último grupo en asociación
con el Banco Santander Central Hispano contra Fernando Gerdt Tudela para
apoderarse de su inmueble de 1700
m2 mediante un pagaré falsificado. Gerdt también alzó su
voz de denuncia en Canal 4 ATV de Arequipa y en el programa de Cecilia
Valenzuela sin poder ser refutado ni acallado. Lo felizmente trascendental de
este trabajo de análisis fue el reconocimiento que recibió de Pepe Rodríguez de
Barcelona, España, psicólogo, investigador, sociólogo, erudito autor de varios
importantes libros y asesor para varios gobiernos europeos sobre asuntos
sectarios, quien ofreció su auspicio para publicar este escrito en su
prestigiosa página web www.pepe-rodriguez.com
<http://www.pepe-rodriguez.com> en la sección cuyo acceso directo es el
siguiente:
<http://www.pepe-rodriguez.com/Cristianismo/Totalitarismo_catolico_pe_Mujica.htm>
y desde donde hoy alcanza ya difusión planetaria.
El Sodalitium, como el soberbio e insolente
instituto secular que es, también ha comenzado a chocar con el mismo clero. Un
claro ejemplo es lo sucedido en enero del 2002 en el Centro de Educación
Especial para Niños Ciegos Nuestra Sra. del Pilar de Arequipa. Desde meses
atrás los sodálites habían empezado gestiones no muy sanas destinadas a hacerse
del local que las madres franciscanas abandonarían en pocos meses. A pesar que
éste pertenece al Estado iniciaron gestiones para su transferencia al
Sodalitium y para ello se valieron de una copia de la minuta de la propiedad a
cargo de las franciscanas y que autenticaron notarialmente al estilo en que
hacen las cosas estos delincuentes: ¡entre gallos y medianoche! De manera que
hasta poseían los planos de la habilitación urbana solicitados y obtenidos el
31-10- 2001 y con el registro de trámite documentario # 33607 de la Municipalidad Provincial
de Arequipa y cuya solicitud fuera pedida por Haylin Tello Pinto, con DNI #
40412386 ante dicha entidad oficial.
Con el oficio No. 010-2002-MPA-C.2, dirigido por el
Director de Asentamientos Humanos de la Municipalidad Provincial
de Arequipa, señor Marcos Ortiz Carrera, se comunica en relación al expediente
33607 que de acuerdo al informe No. 714-2002-MPA-C.2-CU, de la Oficina de Control Urbano
que el trámite debe ser presentado ante la Municipalidad Distrital
de Yanahuara”. Ciertamente, las madres
franciscanas quedaron ingratamente sorprendidas frente a semejante oficio que
no estaba siquiera gestionado por ellas. Lo cierto es que hay funcionarios
corruptos enmadejados en la urdimbre que tejen los sodálites para enajenar
propiedades y hacerse de ellas.
Esperanza
Medina, valiente mujer y gran educadora, Directora Regional de Educación de
Arequipa, DREA, tuvo un enfrentamiento durísimo a viva voz y con la esténtorea
gana de decir su verdad con el sacerdote católico y sodalicio -y por tanto
fascista- Javier Len, en torno al destino de la infraestructura del Centro de
Educación Especial Nuestra Sra. del Pilar. El prepotente Len ya había, con sus
cómplices sodálites, hasta puesto una oficina en este inmenso local para
apoderarse de él, hecho que parece, según todos los indicios haberse frustrado
por la intercesión directa y valerosa de la Medina. De cualquier
manera en esta oportunidad, los fascistas sodálites se quedaron con los crespos
hechos porque ninguna de sus gestiones, todas subrepticias e ilegales, tuvieron
éxito, porque la Medina
se enfrentó abiertamente al designio mafioso que estos sujetos exhiben en
Arequipa del modo más descarado. Me tocó advertir sobre la maniobra cuya
historia completa es de acceso público en internet en ¡Arequipa: sodalicios
fascistas con los crespos hechos!
<http://groups.yahoo.com/group/chimu/message/30052> con el número 30052
de Yahoo Groups Chimú: lista cultural de peruanos alrededor del mundo.
El salvaje se mira
en el espejo
Otro detalle que merece ser destacado es cómo el
Sodalitium, que se autodenominaba un grupo que reclamaba y ejercía la
radicalidad, que mediante Emilio Garreaud publicaba en la prensa con todo
desparpajo que ellos son los llamados a ser signo de contradicción, que admitía
abierta y orgullosamente que se les etiquetaba de fanáticos, que el Señor no ha
venido a traer la paz sino la división, que ha venido a prender fuego en el
mundo y que ojalá estuviera ardiendo, que si bien ello es doloroso también es
necesario, que habrá violencia y no paz, que el joven debe dar muerte al hombre
viejo, que la pareja -o la pareja y los hijos- deben “desplegarse”
(desintegrarse-disgregarse-separarse) apostólicamente, que solamente se entrará
en el reino de los cielos esforzándose con violencia... hoy se hunde en el
silencio.
Ahora, ante la locura del ataque terrorista a
Estados Unidos por parte de unos fanáticos religiosos, el Sodalitium inmediatamente
ha acallado sus discursos fanatizados, habla de perdón y de paz, marca
distancias con sus congéneres fundamentalistas islámicos temiendo ser
estigmatizados con los mismos epítetos, y se cuida muy bien de ser señalado
precisamente en estos momentos como un grupo religioso de intolerantes,
destructivos y antisociales.
Un poco tarde.
Emilio Garreaud, paradójica e inexplicablemente
Director del Instituto para el Matrimonio y la Familia (???) de la Universidad San
Pablo, dice que el Sodalitium quiere convertir a este mundo de salvaje en
humano y de humano en divino. Pero con su accionar lo que ha logrado hasta
ahora... ¡es exactamente lo contrario!.
Si la secta se mirase en el espejo vería a sus huestes como los talibanes
peruanos: salvajes que van “a Dios rogando y con el mazo dando”.
La juventud
consciente
Un elemento adicional gratificante ha sido el
observar la respuesta de parte del alumnado del Instituto del Sur y de la Universidad San
Pablo, bastiones del Sodalitium, quienes mediante un volante formulan una
denuncia acerca de la corrupción de este grupo en el ámbito del Poder Judicial
y en el aspecto económico financiero de la secta. Para ello han utilizado
iconografía que alude al control mental que ejercen en los jóvenes y su agresión
contra el núcleo familiar y presentan la fotografía del administrador de las
cuentas de la organización en Arequipa, Javier Len Álvarez, llamándolo
“mercader”.
El volante-denuncia tiene un mensaje de alerta:
“Alumno: defiende tus derechos. Tú puedes ser la próxima víctima”. Al mencionar
la consecución irregular de bienes inmuebles alude también indirectamente las
palabras de Emilio Garreaud: “El donar nuestros bienes y nuestro tiempo
(nuestra vida) por los más pobres (no a los más pobres) nos dará alegría”.
Claro... ¡qué mayor alegría para el Sodalitium!
Y aunque inocentemente los alumnos piden la
intervención del Arzobispado la denuncia constituye una seria y contundente
prueba de la rebeldía en la clase estudiantil ante el dogmatismo fanático y de
su alarma ante los abusos y la corrupción solapados por parte de este grupo
totalitario que conoce perfectamente las ventajas que le ofrece el inefable
Concordato al declararse parte integrante de la Iglesia Católica
y organizarse y protegerse dentro de ella. No es casualidad que Figari, Doig y
Garreaud, cabezas visibles del Sodalitium, también sean abogados de profesión y
conociesen, por tanto, los oscuros laberintos leguleyos.
Normas laxas
Puede decirse con certeza que el Sodalitium tiene
dentro de sí el germen de su autodestrucción. Su clandestina metodología de
captación de adeptos es a todas luces ilícita y provoca en ellos reacciones
violentas que conducen a que las víctimas desvaloricen a su propia familia en
beneficio de la secta. Esto genera un gran rechazo social que la organización
está, por ahora, preparada para resistir. Pero su crecimiento explosivo tiene
necesariamente un límite natural. Esta forma de progresión es esencialmente
antisocial e intolerable. Por cada adepto que el grupo capta también se gana de
tres a cinco enemigos empezando por los miembros de la familia afectada. Si su
crecimiento en adeptos es aritmético el de sus opositores es exponencial. Y si
sus líderes no lo entienden así y no se moderan, al Sodalitium le queda poco
tiempo de supervivencia.
Y por instinto de supervivencia la moderación se
está dando. La laxitud y flexibilidad de las normas disciplinarias, el simulado
mayor respeto a la inviolabilidad de la correspondencia de los adeptos
(simulado porque los correos electrónicos de los adeptos van a un “inbox”
corporativo antes de su emisión), la autorización para que algunos de sus
adeptos incondicionales usen celular, la aparente disminución de los maltratos
físicos a los confinados en San Bartolo, el permitir que algunos de sus
miembros estudien carreras profesionales manteniéndose dentro de la
organización, el aceptar con artificial alegría la visita de familiares de los
adeptos en las casas de formación, el permitir al adepto realizar algunas
visitas familiares sin una compañía vigilante son evidencias de que el
Sodalitium quiere lograr aceptación social y estabilidad interna. Como dijo un
adepto: “Aprendemos de nuestros errores”.
Los disidentes
Por otro lado, la salida el último año de conspicuos
y representativos miembros del Sodalitium luego de varios años de permanencia
dentro de la secta es otro síntoma inequívoco de su pérdida de influencia y de
la disconformidad y desencanto de los miembros dentro de la organización. Es
muy probable que la pérdida del intelectualoide Doig le haya restado carisma al
grupo disminuyéndole el potencial creador de literatura pseudocientífica y
anulando gran parte del atractivo para las generaciones captadas y las otras
por captar. Fueron patéticos los casos de una promoción del Colegio Max Uhle en
la que 8 de sus miembros se consagraron sodálites y el de otra promoción del
Colegio Santa María en la que seis alumnos corrieron igual suerte. ¿Simple
coincidencia? ¿Vocaciones de santidad? ¡No seamos ingenuos. Ya conocemos las técnicas
de control mental!
Evidentemente, ante la falta de consciencia social y
de información médica del problema sectario, muchos de estos ex miembros viven
lo que en la secta sodálite llaman “vocación para el matrimonio” procreando más
adeptos sin control de natalidad y continuando con el elogio a sus ex-captores
en un estado de secta-dependencia que, al igual como sucede con el Síndrome de
Estocolmo, solamente podrán superar con una rehabilitación psicológica cuya
gran necesidad ignoran. Algunos nombres son Pedro Salinas Chacaltana, José
Enrique Escardó Steck, Armando Llaza, Luis Fernando Odiaga Arispe, Verónica
Bustamante Rey de Castro, los
hermanos Antonio y Nicolás Ramírez
Mejía, y más recientemente Andrés Orams Bustamante, Gustavo Cesti, Luis Graña,
Juan Andrés Maura Pessagno y José Sam, entre muchos otros.
La figura y el
destino del “fundador”
Finalmente, hay que prestar mucha atención a la
figura del fundador.
Se puede, sin problemas, hacer un paralelo entre Luis Fernando Figari y Vladimiro Montesinos:
Son dos personajes coincidentes.
Existen sorprendentes similitudes en sus personalidades megalómanas, su
influencia marcadamente inhibitoria, su narcisismo maligno, su carácter de tipo
autoritario, sus tendencias sadomasoquistas, su personalidad paranoide, su
carencia de todo sentido moral y de consciencia, su creencia de ser dueños de
la verdad absoluta, su pretensión de ejercer un poder superior, su figura
perversa, fanática, intolerante y frustrada, su verborrea y aparente erudición
en los temas que abordan.
Llama
poderosamente la atención cómo un cuestionado y oscuro personaje que no es
sacerdote -un simple laico- puede congregar y presidir en eventos religiosos
sodálites a gran parte de la jerarquía del clero peruano, latinoamericano y a veces
romano, constituirse en el anfitrión y en el orador central, ser reconocido y
venerado por las autoridades eclesiásticas católicas y merecer un trato
cordial, deferente y casi familiar de parte del actual cardenal del Perú Juan
Luis Cipriani.
Lo mismo sucedió con Vladimiro Montesinos -un simple
ex capitán y despreciable traidor a la patria- y la cúpula militar a la cual él
dominaba y utilizaba para sus fines protervos; Montesinos recibió magnos
honores por parte de las Fuerzas Armadas del Perú, las cuales manejó a su
antojo y las aprovechó para apropiarse de los recursos económicos del país en
su beneficio. Por otro lado recibió un trato tolerante y extremadamente
preferencial del ex presidente Fujimori.
¿Será que Figari conoce demasiado bien de la
corrupción de la
Iglesia Católica y utiliza esos elementos y esa información
para ventaja particular de su organización? ¿Será Figari otro “humilde” y
oculto super-asesor de la alta jerarquía clerical? ¿Terminarán también por
cansarse de tanto abuso los adeptos o los religiosos de base que en un inicio
aparentan actuar como sus incondicionales? ¿Así como ambos personajes han
tenido como objetivos el hacerse de poder y de dinero, tendrán Figari y
Montesinos un final común? ¿Acabarán ambos sujetos en una celda de alta
seguridad?
La salud del fundador no es de las óptimas y debe
preverse su desaparición a no muy largo plazo, pero sentarnos tranquilos a
esperar otro hecho fortuito e ignorar los recursos de Figari sería un grave
error. Confiar pasivamente en el desarrollo de la historia natural de la secta
también. Sin embargo, a pesar de la frustrante indiferencia social, ante la
andanada de evidencias que se dan, tenemos la convicción de que la razón y la
justicia se impondrán sobre el fanatismo.
Ya lo dijo César Hildebrandt, en un genial,
premonitor y crudo editorial:
“Detrás de toda
dictadura hay, en el fondo, una apropiación ilícita” (-y el totalitarismo
sodálite se apodera de las mentes de nuestros hijos-). En efecto, cada sátrapa
que en el mundo ha sido -de izquierda o de derecha- ha creído siempre que el
mundo donde nació le pertenece y que sus prójimos nacieron para súbditos y su
propia voz sólo para dar órdenes. ¿De dónde vienen esa visión demente y esa
voracidad? ¿Cómo se puede ser tan ridículo? ¿De qué fibra están hechos esos
egos elefantiásicos? Primero se promete el paraíso. Después se apela al
infierno para construir el paraíso. Y como se apela al infierno, los enemigos,
que nunca fueron pocos, aumentan. Y como aumentan, crece el infierno. Y al
crecer el infierno la hostilidad amenaza al tirano cada vez más. Por lo que ya
no es posible salir en paz del poder que se capturó como a una presa.”.
“Al final -como le
pasó a Franco, como le sucedió a Pinochet- el sátrapa creerá que su obra es inamovible
y su contrato social insuperable. ¡Pobres diablos! Lo primero que les pasa
cuando mueren es que hay un suspiro de alivio. Luego viene el olvido sañudo y
el justiprecio. Y ellos que se creían mega valores, terminan costando lo que
fueron, abortos de la voluntad, casos psiquiátricos, un surtido de vicios.
Todos terminan, metafóricamente, en aquel palacio patriarcal donde las vacas se
pasean entre cortinas desgarradas. Todos tienen un Macondo en el alma y una
bananera en el designio. En resumen, no hay nada peor que alguien que se tome
demasiado en serio. De allí al crimen solo media una utopía, un sueño de
felicidad para los otros, un carisma.”
……………………………….
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