Pacheco
de Céspedes y el triunfo de Pachía
por Ernesto Linares Mascaro;
elinaresm@yahoo.com
3-9-2015
Elinaresm.blogspot.com
Juan Luis Pacheco de Céspedes fue un
revolucionario cubano que luchó por la independencia de su país y tuvo
relevancia en la historia peruana por haber participado en la guerra con Chile
y en dos guerras civiles.
Pacheco de Céspedes fue sobrino de Carlos Manuel
de Céspedes, quien dio inicio a la primera guerra de la independencia cubana o
Guerra de los Diez Años (1868-1878) con el Grito de Yara. Con apenas 17 años,
Pacheco de Céspedes se unió a la revolución y participó en diversas acciones
bélicas. (1) Finalizada la guerra con la capitulación de los rebeldes, Pacheco
de Céspedes deja su país y arribó a las costas peruanas. Cuando Chile le
declara la guerra al Perú, Pacheco de Céspedes es uno de los varios extranjeros
que se unieron al ejército peruano.
El periodista y político Pedro A. del Solar,
cuenta que siendo él prefecto de Tacna y jefe de una división ubicada el ala
derecha del ejército aliado, acampado en el Campo del Alianza, se le agregó la
columna Sama al mando del coronel Pacheco de Céspedes y que después de la
batalla en el que resultó vencedor el ejército chileno (26/V/1880), organizó
810 hombres de los dispersos del ejército, de los que 500 fueron remitidos a
Arequipa y los otros 300 formaron dos columnas: una al mando de Leoncio Prado y
otra al mando de Pacheco de Céspedes.(2)
Después de la ocupación de Arica por los
chilenos, Del Solar fue nombrado Jefe Superior Político y Militar del Sur por
el dictador Nicolás de Piérola. Del Solar arribó a Arequipa el 3 de noviembre
de 1880 y se dedicó de organizar el ejército peruano en esa zona del país. Él
señala que a principios de julio de 1881 había culminado la organización de la
columna Sama al mando del coronel Pacheco de Céspedes, "compuesta de 200
jóvenes voluntarios".(3) Del Solar explica que en abril de 1881 el
gobierno de Piérola había acordado con el gobierno boliviano realizar un ataque
combinado contra las fuerzas chilenas, en el cual el ejército boliviano debía
invadir Tarapacá desde Oruro, mientras él enviaba dos mil hombres del ejército
al centro del país y alistaba sus fuerzas en Arequipa, que estaban al mando del
coronel José de La Torre. La columna Sama dejó Moquegua en dirección al sur.
"Solo el coronel Pacheco Céspedes y el
Comandante en Jefe del Ejército coronel La Torre, sabían lo que debía hacerse.
Llevaba el primero instrucciones reservadas de mi puño y letra, para las
operaciones militares que debía ejecutar, con especial encargo de emplear en
todo la mayor prudencia".(4)
La columna Sama se desplazaba en zonas
ocupadas por fuerzas chilenas y Pacheco de Céspedes se enfrentó a ellos y los
venció en dos combates en Pachía.
PARTES
DE LOS COMBATES DE PACHÍA
Pacheco de Céspedes escribió dos partes
oficiales sobre su enfrentamiento contra los chilenos, uno dirigido al coronel
José de La Torre y otra a Pedro A. del Solar. A continuación, transcribo ambos:
"Torata, Setiembre 5 de 1881
Señor Coronel Jefe de Estado Mayor del
Ejército del Sur
Señor C. J. de E. M.
Tengo el honor de poner en conocimiento de
US. que el 30 del pasado despues de dividir la columna en dos fracciones,
emprendí la marcha sobre Pachía, con la primera fracción compuesta de 150
hombres, montados en mulas y caballos de tiro y ordené que el señor comandante
Pinto al mando de la segunda fracción, tomase las posiciones militares de
Tarucachi y Huancana sucesivamente.
El 1° del presente llegué á Palca y el 2 tuve
conocimiento de que la caballada y brigada de artillería del enemigo
forrajeaban á la cabeza de Pachía, razon por la que á las 3 p. m., llegando á
Caliente á las 7 horas 15 m, p. m. con el objeto de asaltarlos y aprovechar
éstos en lugar de los que tengo. Á un tiro de rifle antes de los baños, dispuse
que el Capitan Jefe del Detall don Héctor F. García, con la mitad de la fuerza
se interpusiera entre Pachía y Caliente y el señor Sub-prefecto Sarjento mayor
don Cárlos E. de La Torre, con la otra mitad bajara por el valle, tomando yo,
para sorprender a la caballada, 20 hombres. Emprendida la marcha sobre los
potreros que ya me habían indicado, el enemigo apostado de antemano, rompió los
fuegos en todas direcciones y por ellos comprendimos que estábamos rodeados y
que de lo que mas se ocupaban era de cortarnos la retirada de Tocuco; vanos
fueron sus esfuerzos, pues los 180 jinetes apoyados por 300 infantes fueron
derrotados en las tres veces que formaron el círculo, batiéndonos de este modo,
desde las 7 h. 30 m. p. m. hasta las 10 h. p. m., momento en que incendiaron
dos casas, señal sin duda combinada para retirarse, pues así lo verificaron,
dejando en nuestro poder 2 prisioneros, 9 muertos, 11 sables y 17 caballos; una
vez dueño del campo ordené forrajeara la brigada y descansara mi tropa en
Tocuco; por mi parte tuve la baja esa noche de 4 muertos, 2 heridos y 24
caballos.
El 3 á las 5 a. m. dispuse que el alférez don
César U. Moyano al mando de 6 hombres, reconociese la garganta de la quebrada é
inmediaciones, el que una hora despues me dió cuenta de que, una fracción de
infantería enemiga, estaba desplegada y oculta en la cuchilla del cerro
próximo; inmediatamente avancé con 30 hombres y fui recibido por ellos con un
nutrido fuego á las 6 h. 15 m. a. m.; el señor Sub-prefecto tomó la fracción
que le había destinado y avanzó por la quebrada á tomarles el flanco izquierdo;
el capitán García dirijió su fracción á un cerro que dominaba la posición de
ellos y rompió sus fuegos con buena dirección, pues á los pocos instantes
emprendieron la fuga. Reuní mis fuerzas y emprendí la persecución que fué de
buenos resultados, pues aun cuando el enemigo aprovechaba las rocas, sinuosidades
del terreno, corrales, casas acequias y montes, fueron rechazados á su cuartel
situado a una cuadra ántes de la iglesia de Pachía. Habiéndoles obligado á
abandonar en este trayecto 9 posiciones que sucesivamente tomaban; donde
cumplió con su deber en este avance el alférez provisional don Eulojio Cortés,
todo ésto de las 6 h. 15 m. a. m. á las 1 h. p. m. hora en que recibieron segun
datos fidedignos 700 infantes de refuerzo, me obligaron á retroceder á la
octava posición, donde sostuve fuego; despues de algunos minutos tuve la
lamentable pérdida del sarjento mayor
Sub.prefecto de Tarata, don Cárlos E, de La Torre, pocos momentos
despues el enemigo suspendió sus fuegos , imitándoles yo á la vez, y esperé me
atacaran, lo que no verificaron.
Como tuviesen conocimiento de que las
municiones escaseaban, sin embargo de que la tropa fué municionada por segunda
vez, resultando de ésto que se hayan gastado 22,500 tiros en 10 horas y media
de fuego en ambos días; ordené la retirada á la 4ª posición en donde tuve conocimiento de que el
cadáver de señor sarjento mayor don Cárlos E, de La Torre, no había sido
recojido como lo ordené, viéndome por éste obligado á avanzar hasta mas allá
del sitio donde murió; bajo de un nutrido fuego se logró hacerle poner sobre un
caballo y remitirlo áTarata, donde se le han hecho por mi y mi tropa los
honores que como á tal correspondían un bravo y entusiasta defensor de la
patria.
A las 2 p. m. me retiré, teniendo la
satisfacción de ver que mi fuerza lo hacía en buen órden, entusiasta y lanzando
vivas á la patria. En este combate tuve las bajas de 4 muertos, 13 heridos y 54
bestias, entre ellos mi caballo y el de mi ayudante. El enemigo tuvo mas de 60
muertos y un buen número de caballos; existen en mi poder 18 armas Grass,
Winchester reformado y Comblain id.
En la retirada ascendí á las clases
inmediatas á 54 individuos de tropa por su serenidad y entusiasmo. Así mismo,
en cumplimiento de las órdenes que tengo recibidas de la Jefatura Superior, he
creido un deber de justicia al ascender en los momentos mas apremiantes en
premio de su valor, á los subalternos que á continuación espreso: A sarjento
mayor, al Jefe del detallcapitan de caballería de ejército don Héctor F.
García, por serme necesaria su clase, á teniente al alférez de la misma arma
don César Moyano, á alféreces á los sarjentos primeros Fermin Ortiz, Manuel 1°
Gárate, Escolástico I. Cáceres y el voluntario don Abdon Mena, quien además de
haberse portado valientemente, ha salido herido en la mano derecha. Ascensos
que espero apruebe S.S. en atención del valor
y actividad de mis ascendidos.
En el trayecto á la Capital de esta
Provincia, encontré al señor comandante don Mariano R. Pinto que con la fuerza
de su mando ocupaba las posiciones que le señalé, en muy buen órden y actitud
enérjica, siendo bastante grato comunicarlo á US. para que por su conducto
llegue á conocimiento de quien corresponda.
En momentos de escribir el presente, he
tenido conocimiento alguno de que se han introducido a Tacna 67 heridos, siendo
llevados gran parte de ellos en camillas y parihüelas.
Dios guarde á US.
S. C. J. de E. M.
Pacheco de Céspedes"(5)
"Torata, Setiembre 11 de 1881
Señor doctor don Pedro A. del Solar.
Hallándome en este villa con la Columna de mi
mando, despues de haberle dado descanso y haberme proporcionado movilidad,
determiné emprender á llenar la comisión que U. me encomendó, para lo que tomé
todas las precauciones del caso; de cuyo movimiento no se apercibió el enemigo
hasta el día en que estuve á punto de darle golpe; pero como quiera que
momentos antes se habia apercibido de mi
aproximación, se habia puesto en disposición de atacarme en posiciones
ventajosas; así es que sin tener conocimiento del lugar que había ocupado,
avancé con fuerza de reconocimiento á las 7 h. 30 a. m: mas el enemigo al verme
por su frente y á poca distancia, rompió sus fuegos, lo que me obligó á ordenar
que mi fuerza avanzara en el acto, lo que verificó de un modo audaz y atrevido,
al estremo de que en la carga que se dió llegó á confundirse el enemigo con
nosotros, lo que ocasionó que hubiese llegado el caso aún de darse de trompadas
con los soldados.
Como el enemigo habia dispuesto un círculo
para encerrarnos en él, tuve que romper ese circulo por distintas veces
obligando al enemigo á huir cobardemente y á que se replegara á su infantería
que expropósito la habia acercado, pues la fuerza de vanguardia con que peleaba
era la caballería compuesta de 180 plazas armadas con carabinas
"Winchester" reformadas y espadas alemanas. En la mescolanza habida,
despues de pocos minutos pudo reconocerse á los enemigos por las espaldas, por
no tenerlas los nuestros; pues hubo la circunstancia de que tanto el enemigo
como mi tropa se hallaban con vestuario blanco.
Al huir, la caballería enemiga, mandé cargar
á mi fuerza, á la que la recibió la infanteria chilena descargando sus fuegos á
quema-ropa; y sin embargo de esto, mis soldados no se arredaron ni voltearon
sus caras; y mas bien con el arrojo del valiente se precipitaron sobre ellos
obligándolos á meterse á un bosque cercano, del que hacian fuego sin apuntar á
objeto alguno y en distintas direcciones. Esta circunstancia me sujirió la idea
de retirarme á un punto extratéjico, lo que verifiqué reconcentrando toda mi
fuerza en él: ésto tuvo lugar el día 2 del presente.
El dia 3 avisté al enemigo á las 6 h. 30 m.
a. m. en número como de 400 á 500 hombres, que se hallaban en las posiciones de
Pachía, el que al verme á su frente procedió á tomar la posición de un cerro
elevado, extendiendo una guerrilla desde la cumbre del cerro y por su ladera,
hasta el pié, del que lo desalojaron mis bravos de "Sama", escalando
el cerro á caballo con un valor que pocas veces he presenciado el tiempo que
milito..................... Me es urgente aumentar mi fuerza, porque quiero
secundar el movimiento y ver si llego á dar cima á mi misión; por lo que espero
de U. ordene etc......................
Intencionalmente he dejado para este párrafo
último, hablarle del valiente entre los valientes Sargento Mayor Don Cárlos E.
de la Torre, Sub-prefecto de esta provincia, el que rindió la vida en el
combate del día 3, despues de haber dado ejemplo de valor, y quien con una
intrepidez sin igual, á la cabeza de doce hombres, desalojó al enemigo de una
posición cuasi inexpugnable.
Saludo á U. etc.
Juan L. Pacheco Céspedes".(6)
DESPUÉS
DEL COMBATE
Se realizaron honras fúnebres para el
sargento mayor Carlos de la Torre, quien era sobrino de Pedro A. del Solar, en
la iglesia de San Francisco en Arequipa el martes 13 de septiembre de 1881.(7)
El coronel José de la Torre efectúo una
sublevación contra el gobierno de Piérola y reconociendo el gobierno de García
Calderón, el 7 de octubre de 1881, destituyendo del cargo de Jefe Superior
Político y Militar del Sur a Pedro del Solar y con ello, arruinando cualquier
plan que pudiera existir de ataque conjunto con Bolivia a fuerzas chilenas que
ocupaban el territorio nacional.
Tras el pronunciamiento de Arequipa, el
cubano Pacheco de Céspedes tuvo que huir a Bolivia, casi como un refugiado
político, pues era requerido por las autoridades peruanas por diversos crímenes
(asesinatos, robos y saqueos) cometidos al defender el gobierno de Piérola. Por
intermediación del presidente de Bolivia, Narciso Campero, Pacheco de Céspedes
pudo regresar al Perú en 1883, siendo nombrado por Lizardo Montero, presidente
del Perú con gobierno en Arequipa, como prefecto de Tacna y jefe de las
guerrillas que hostilizaron a los chilenos en el sur peruano el último año de
la guerra.(8)
NOTAS
(1) Sobre las actuaciones de Juan Luis
Pacheco de Céspedes en la Guerra de los Diez Años recomiendo leer el portal
Ecured (ver aquí).
(2) Pedro A. del Solar. 1883. Exposición que
hizo a los departamentos del sur, p. 7.
(3) Ibídem, p. 15.
(4) Ibídem, p. 16.
(5) Periódico El Eco de Arequipa, sábado 1°
de octubre de 1881.
(6) Del Solar, Op. Cit., pp. 30-31. Documento
4.
(7) Francisco Yábar Acuña. 2009. La Campaña
de la Resistencia en los Andes, T. II, p. 270.
(8) Daniel Parodi Revoredo. 2001. La laguna
de los villanos: Bolivia, Arequipa y Lizardo Montero en la Guerra del Pacífico
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