Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
17-11-2021
La rebelión de los enanos
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/la-rebeli%C3%B3n-de-los-enanos
“Los enanos mentales atacan con furia
todo lo construido. Aún peor, con odio visceral, aunque pronuncian palabras de
amor y diálogo. En el poema de la canción Gulliver, el cantautor Joaquín Sabina
explica que “se dirige contra los que creen que la igualdad consiste en
cortarles las cabeza a los más altos”; es decir, a aquellos que le ponen la
mente y el cuerpo a la construcción colectiva, a un todo social sin
discriminaciones.” https://radiosiete.com.ar/la-rebelion-de-los-enanos/
Una plaga recorre Perú de sur a norte, de oeste a este: los
enanos mentales se quitaron la careta y proclaman sus arengas contra la
lectura, odian la investigación, endiosan a mediocres y pusilánimes, son
reacios a cualquier forma de convivencia y acuerdo porque sólo pueden disociar
y alentar fangos cenagosos y muy mediocres.
Los que forman parte de la grey de los enanos mentales
braman: ¡de qué se trata, para oponerme! Poco importa que la lectura constituya
manantial invencible contra la ignorancia de que hacen gala con patanería o que
les aminore del ridículo diario que protagonizan en los grupos humanos que aún
les admiten. No hay esfuerzo bondadoso que les conmueva porque su “verdad”,
huérfana de lógica, anémica de savia cultural o intelectual de cualquier clase,
los blinda.
Los enanos mentales son como Goebbels que repetía con
desparpajo: “cuando escucho la palabra cultura, saco mi revólver”. Ciertamente
a los petisos de marras ¡ni preguntarles por quién era Goebbels porque no sería
raro que indagaran a qué sector pertenece!
Años atrás una fujimorista, por antonomasia ignara contumaz,
envió a un asesor a preguntarme por la dirección y teléfono de Manuel González
Prada quien había escrito decenios un filudo artículo Los honorables y que se publicara en 1914 en Bajo el oprobio. Pero la legisladora, erre con erre, botaba espuma
y el pobre empleado se quedó sin chamba porque, como es natural, habíale
explicado que Don Manuel ya no nos acompañaba y que era imposible enviarle
notificaciones judiciales.
Los gnomos mentales contemporáneos inquieren contra la
remisión de libros en formato .pdf y en lugar de felicitarse por la novísima
trabazón con textos que jamás han leído, protagonizan momentos ridículos
inefables pero no tan inocentes. La barbarie nunca anda sola en sus desmanes,
siempre hay atrás fantoches que mueven los hilos. Ciertamente los títeres son de
muy baja calidad y deleznables.
¿A qué debe tender un colectivo humano que recibe material
de instrucción histórica, cultural, política, de salud mental o de cualquier
disciplina? ¡A competir por quién compila más y más selectos libros, obras
musicales o poéticas, y los pone al alcance del resto! En tiempos en que la
tecnología abre fuertes avenidas contra la ignorancia, es un pecado monstruoso
no incurrir en el delicioso y paradigmático ejercicio de la difusión informativa.
¿Qué se puede hacer contra la ponzoña de los enanos
mentales? Doblar, redoblar, multiplicar con avidez el descubrimiento de más y
mejores materiales. Da gusto enorme cuando hay quienes empiezan a emular el
esfuerzo y colocan el resultado de sus investigaciones de las formas simples:
lectura, música en vídeo, etc.
Cuando brota un enano mental, insurge, limpio y pundonoroso,
el gigante que sabe que los destinos victoriosos aguardan una mano firme, un
aliento indesmayable, el amor por las causas de justicia de pan con libertad.
Así de simple.
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