Señal de Alerta
por Herbert Mujica
Rojas
13-6-2012
¡Algunas mentiras urbanas!*
https://herbertmujicarojas.lamula.pe/2020/09/22/algunas-mentiras-urbanas/herbertmujicarojas/
A los peruanos
encanta mentirse a sí mismos.
Se miente con
tanta frecuencia desde decenios ha y casi dos centurias atrás que mentiras
monumentales y perversas han estacionado sus taras en el ADN social vernáculo y
hoy pasan como verdades incólumes, por todos aceptadas y sí –ciertamente-
¡jamás puestas en tela de juicio!
Pasemos revista a
algunas de aquellas.
Somos un país
soberano. Pero el nuevo sol baila según como van las componendas
internacionales que compran las exportaciones primarias de un país bananero que
no hace nada más allá que escarbar la tierra en procura de minerales o frutos
para el deleite foráneo.
Libre e
independiente. Pero no son pocas las veces en que el pueblo peruano ha visto
cómo sus funcionarios, de capitán a paje, han debido viajar largas horas, hacer
antesala y ofrecer el oro y el moro ante los reales depositarios del poder de
las transnacionales. ¿Hay que recordar cómo garantizaron los TLCs algunos
presidentes, en tiempos no muy lejanos, con su prosternación atenta en
Gringolandia, por citar un ejemplo de otros muchos?
Todo aquél que en
Perú pase de los 70 o más años es llamado por una prensa atrabiliaria de ínfima
calidad como “histórico”. Importa poco que esa “historicidad” esté basada en su
silencio cuando debió hablar o protestar o en la complicidad mediocre de ser
parte de gobiernos exaccionadores, profundamente inmorales y vendepatrias.
La modernidad ha
convertido a la historia y a Clío su embajadora, en harapo inservible y en
jirones su reminiscencia para hacerlo con yerros, imprecisiones y deformaciones
inmensas. Una de las más notorias: la guerra de rapiña que ocurrió entre
1879-1883, se la llama con desverguenza “guerra del Pacífico” invento sureño
que pretendió –y casi logró- darle aureola romántica, de cruzada, a lo que fue
una expoliación y matanza en territorio peruano. Si los historiadores claudican
y son simples loros repetidores de moldes impostados, ¿qué puede esperarse del
pueblo llano que ¡ni siquiera! sabe qué ocurrió en el decurso de su proceso
nacional?
Si lo dicho con
respecto al estupidizante deporte de masas, como llaman al balompié, por el
periodista Philip Butters, es verdad en apenas el 10%, entonces, mejor será
licenciar a todos y cada uno de los integrantes de la selección que ha demostrado
una vocación perdedora fuera de lo común. Dirán algunos que son víctimas de mafias,
es posible, no obstante, hay quienes, mañosos y fenicios, caminan por rumbos
torcidos y son pésimo ejemplo para la juventud.
Hasta hace pocas
semanas Telefónica-Movistar asociada increíblemente con la Marina de Guerra,
hacía promoción televisada, radial y escrita, de actividades con el propósito
de emular la figura del héroe inmortal Miguel Grau caído en Punta Angamos el 8
de octubre de 1879. La pertinente pregunta es ¿qué parangón posible se puede
hacer de don Miguel con respecto a una firma deudora de impuestos millonarios y
que ¡oh rara casualidad! necesita perpetuar la concesión que le dio la
dictadura delincuencial de Kenya Fujimori por otros veinte años? ¿No estuvo en
Madrid el presidente Humala en una cena con don Juan Carlos y a la que
concurrió el mandamás de Telefónica de España, dando muestras de cordialidad
con los inversionistas ibéricos?
A mí no me
convencen ni los comerciales, ni el bombardeo mediático de unos hábiles
comerciantes que pretenden demostrar que la cocina es una herramienta social.
¿Reemplazan los cocineros a los ingenieros, médicos, arquitectos,
comunicadores, trabajadores sociales, psicólogos, astrónomos, físicos,
geólogos, etc. que por miles de miles requiere un país como el nuestro? ¿hay millares
de personas que comprenden que la respetable carrera de cocineros demanda
convicción muy circunscrita a los elementos que la componen? En caso de
emergencia o sismo, ¿podrá un cocinero orientar las coordenadas de salvación?
En casus belli, ¿guiará un cocinero el desplazamiento guerrero de los pueblos
en resistencia al invasor foráneo? Y apenas cito circunstancias indesdeñables
como lo enseña la historia.
Probablemente la
cocina conjugue esfuerzos integradores de los que no hay duda. Sin embargo es
imposible dudar que el asunto tiene contornos muy definidos. Y limitados.
Entonces ¿a cuento de qué tanta propaganda por los medios? Lo peor del caso es
que la buena voluntad puede tornar en engañifa porque el postulante sin
vocación y sin medios comprenderá que no tiene futuro ni vela en el convite.
Pretender que la cocina es la piedra filosofal que resolverá los álgidos
problemas del Perú, sí es una materia muy discutible. Que otros doren la
píldora con habilidad no se traduce en que todos deban tragarse semejante sapo.
La historia es
madre y maestra y enseña qué ha ocurrido como para no olvidar ni archivar los
sucesos. Ha poco recordé que entre 1836-39 Chile planteó al Perú la guerra
contra la Confederación con Bolivia y se registraron tres invasiones. Referí lo
que todos saben y que pasó entre 1879-1883. Y pregunté con lógica y sin
ambages: ¿qué impide hoy una repetición, por vez tercera, de tan infausta
ocurrencia? Los comensales asombrados e irreflexivos negaron cualquier
posibilidad. ¿Dirán lo mismo cuando tengan que pedir permiso a cualquier fuerza
de ocupación para ellos, sus hijos o nietos?
De mentiras está
hecho el proceso histórico del Perú. O de medias verdades que apenas proyectan
el 50% de su savia genuina. De manera que es mejor enfrentar la cruda dureza de
esta verdad al 100% que vivir sojuzgados. Una vez más.
¡Atentos a la
historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al
poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto
infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento
salvará al Perú!
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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*Publicado
originalmente en la Red Voltaire el 13-6-2012 http://www.voltairenet.org/Algunas-mentiras-urbanas?var_mode=calcul
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