Gasoducto, Ejército y
reactivación económica
por Julio A. Salazar; salazarjulioa@icloud.com
23-4-2018
Lima, abril 9, 2018
Señor Presidente de la República
Martín Vizcarra Cornejo
Palacio de Gobierno
Ciudad
De mi consideración:
La aparente “solución” de parar el Gasoducto del Sur probó
ser la menos apropiada porque se ha puesto fuera de trabajo a más de 25,000
familias de obreros peruanos y ha mandado a la quiebra a más de 1000
contratistas y subcontratistas nacionales que compraron maquinaria, equipos,
vehículos, etc., basados en el contrato que tenían. No reciben ninguna clase de
pago, consecuentemente ellos tampoco honran sus obligaciones a los bancos que están
embargando los equipos y casas que dieron en garantía.
Fue lamentable
que un sector minúsculo que rodeó al ex presidente negociara la emisión de
bonos soberanos por US$ 7 mil millones. Práctica común es que los bancos paguen
un fee (cuota) al que les lleva la oportunidad de emitir los bonos, a su vez,
también dan un fee a quien recibe el encargo de venderlos y otro fee a quien
escogen para prepagar la deuda externa. ¡Parte
de esos fondos pudieron haber sido usados para NO parar el gasoducto, generando
desempleo masivo!
Me permito sugerir, con la solemnidad que la grave hora
requiere, que su gobierno ¡debiera decretar de oficio como de necesidad pública
el Gasoducto del Sur, incorporar al
Ejército en los trabajos, recontratar a las empresas y renegociar con los
grandes consorcios!
El Ejército
puede administrar y construir el gasoducto. El batallón de ingenieros del
Ejército de Estados Unidos levantó el Canal de Panamá y fue una obra muy
importante con técnica e ingeniería mil veces más complicada.
Todos los contratistas tienen sus documentos, técnica y
legalmente, bien especificados hechos por Odebrecht y son responsables del
tramo que les toca y al precio normal. Si el Ejército peruano recontrata a
todas estas firmas y soldadores, vuelven 25,000 obreros a trabajar, 1000
empresas no quebrarían y otros miles de trabajos indirectos, reingresarían al
mercado y el Gasoducto puede estar terminado de 1 a 2 años, ya las pautas están
dadas, los planos, expediente técnico y el trazado.
Aproximadamente el 72% de las tuberías están en el suelo,
los contratistas y soldadores están disponibles y hay que recontratarlos, los
detalles de ingeniería están hechos.
Un soldado recibe S/ 200 de propina al mes, que es menos de
lo que gana un obrero en el Gaseoducto por día; estos soldados y clases serían
asignados como ayudantes a los técnicos soldadores para que aprendan un oficio
y desde luego se les daría una bonificación, por aprender oficios como el de
soldador, analista, verificador, etc., tras lo cual serán útiles cuando se
decida construir los ramales en Huancavelica, Apurímac y en las provincias de
las regiones de Cusco, Puno, Arequipa. El Ejército podría hacerse cargo de
estas obras.
El hecho que el Gasoducto llegue a Tacna, Moquegua,
Arequipa, Cusco y Puno daría un gran impulso a la industria y el comercio.
Todos los productos que se denominan energía empaquetada van a ser de gran
éxito y auge en el Sur.
El gas tiene que ser comprimido y empujado con agua tanto de
subida como de bajada y ¿qué significa esto?: que cuando llegue el gas a Ilo,
traerá 85 mil barriles de agua limpia, pura y cristalina todos los días, para
convertir los desiertos en zonas fértiles, como lo han hecho Dubai e Israel,
con el sistema de riego por goteo.
El Gasoducto del Sur hasta donde está, ha sido construido
95% por contratistas, subcontratistas y obreros peruanos, excepto los soldadores,
a los que hay que reenganchar, los brasileros solamente trajeron las cabezas al
gasoducto hoy paralizado por el tema Odebrecht.
Hay precedentes en la historia en que el Ejército contribuyó
decisivamente en la construcción del Puente 24 de Julio sobre el río Marañón en
Corral Quemado que abrió paso a Bagua, Jaén, Yurimaguas y a toda la Selva del
norte.
De igual manera el Batallón de Trabajadores No. 2 con base
en Neshuya, reconstruyó la Carretera Tingo María-Pucallpa, la tuvo transitable
largos años hasta que se construyó la nueva carretera.
Ir a un nuevo proceso de licitación pública demoraría por lo
menos 3 años, con el temor de las empresas foráneas y con el precedente actual
de incumplimiento de contratos.
Mientras tanto los tubos, obras avanzadas a la intemperie e
interrumpidas de sopetón, continúan su proceso de irremediable deterioro.
Además, nada de lo anterior exime al gobierno peruano cuando
sea llevado a juicio de indemnizar a todas las empresas, grandes y pequeñas,
por su decisión unilateral de rescisión del contrato y paralización de la obra.
En cambio entregar el recomienzo, renegociación de lo
avanzado y continuación de las obras al Ejército puede constituir una
formidable avanzada que se comprobaría en todas las bondades descritas en los
párrafos anteriores.
Con cargo a exponer personalmente si fuera requerido éste y
otros desarrollos, me es grato reiterar a usted, las consideraciones de mi más
alta estima.
Julio Salazar
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