Señal de Alerta
por Herbert Mujica
Rojas
13-3-2006
Nomenclatura chola: tú me premias, yo te premio, nos
premiamos (o desagraviamos)
Un grupo de señorones
del Perú formal de escritores del sistema, políticos enfeudados a Congresos
episódicos y sumamente tristes y antipopulares, niños-bien de un Perú de
juguete que suele otorgar patentes de corso a muchos inmorales, ha firmado una
declaración que desagravia la supuesta e ilustre carrera de don Javier Pérez de
Cuéllar con el avieso propósito de disimular o licuar que éste firmó, años
atrás, una resolución por la que se beneficiaba, él también, con devengados
provenientes del dinero del pueblo. Puede no ser ilegal, pero sí es
¡profundamente inmoral!
¿Qué se traen entre
manos estas manadas de escribas oficiosos y especialistas en hacer cartas de
respaldo, apoyo, desagravio, solicitudes de premios y otorgamientos de
condecoraciones ficticias a quienes son símbolos del sistema que atenaza al
Perú en las gradaciones más vergonzosas de país subdesarrollado, con más del 55%
de población en extrema pobreza y con una monstruosa asimetría en que 95% es
dominado por patotas que apenas si llegan al 5%? Evidentemente “consagrar” ante
la opinión pública, o lo que ellos llaman o entienden así, a sus próceres, sus
héroes, sus íconos.
¿O quieren, también,
estos monigotes, “limpiar” el no recuerdo que dice don Javier tener de los
juegos de notas reversales por él firmados en 1969 cuando era Secretario
General de la Cancillería
y por los que reconoce límites marítimos con Chile? Hasta donde se sabe la
posición oficial peruana es absolutamente ¡diferente! La amnesia selectiva del
veterano diplomático no se condice con sus múltiples explicaciones y
lamentaciones que ha manifestado sobre este particular en corrillos íntimos ante
sus amigotes. En otros países, la asunción de posturas disímiles con las
oficiales y en riña estricta o desapego a la nacionalidad, se califica
duramente, se castiga con la degradación y, por último, también se fusila a los
traidores.
No puede ser más
clara la demostración de cómo el sistema peruano funciona en base a grupúsculos
con poder económico y que han sabido colocarse-enquistarse en cuanta
organización o plataforma de mando para “decidir” oficialmente la canonización
de no pocos imbéciles como “juristas, analistas, estrategas, diplomáticos,
escritores, poetas, periodistas, ensayistas, luchadores sociales, etc”.
Si el lector común y
corriente se anima a hacer una estadística, los entrevistados en todos los
canales, radioemisoras y diarios, no pasan de 100 o algo más. Son siempre los
mismos que rotan de medio en medio y con la mediocridad del discurso uniforme,
en resguardo de la tramposa “sociedad civil”, excusa muy simpática para
engatusar gringos idiotas, y con ello determinar quiénes son los que “forman
opinión” o tienen “derecho” a hablar o manifestar sus “opiniones”. Hay, un
ejemplo que vi, pocos días atrás, un siquiatra que apareció tres días seguidos
en tres canales distintos. ¿Es una lumbrera? ¡Qué bah! Es un loro con pies
¡vaya vulgaridad!
¿Recuerdan meses
atrás cuando decenas de cacatúas firmaban “demandas” exigiéndole al presidente
Toledo definiciones en torno a su bancada parlamentaria y a la presencia en
ella de elementos “discutibles”? Como si esta acción pandillera pudiera suplir
las investigaciones que efectúa la justicia regular o reemplazar, con
manipulaciones, lo que debe ser el apego al estricto derecho.
Sin duda, preguntar
qué es el derecho en Perú nos lleva a conclusiones oprobiosas. En un país en
que las transnacionales NO pagan al Estado las regalías ni los impuestos correspondientes
y justos por lo que ganan con sus actividades económicas, resulta un chiste de
mal gusto, invocar el derecho. Aquí, hecha la ley, hecha la trampa. Y para eso
sirven los abogángsteres, muchos de los cuales, son candidatos a la presidencia
de la república. Uno de esos, Enano perinola, cobraba a los jubilados de
diversas asociaciones miles de dólares mensuales y sólo los traicionó desde la
presidencia transitoria porque firmó ¡precisamente! la sentencia de muerte que
ha irrespetado derechos adquiridos y ya ha matado a cientos de hombres y
mujeres que lucharon y trabajaron por el país. Y encima este miserable quiere
que le reconozcan como “estadista”. ¡Qué disparate!
El derecho en Perú NO
puede siquiera aplicar medidas rápidas, efectivas y severísimas contra quienes,
siendo extranjeros e insolentes, se atreven a alzar la voz aún a pesar que el
adefesio de gasoducto que han construido falla todo el tiempo. El derecho
nacional no puede enmarrocar a un polaco flautista que no tiene sangre en la
cara y que está metido en todos los negociados enormes contra el pueblo del
Perú, mientras que sus cuentas corrientes han visto cómo engordaban en los años
recientísimos. ¿De qué derecho hablamos?
Las taifas han
elaborado sus códigos y se premian entre sí y elogian cada vez que alguno de
sus integrantes muge o ladra en forma de discurso, libro, artículo o lo que
ellos llaman ensayo. El espíritu de cuerpo para defender la arquitectura enorme
de convenios, pactos, contratos, genuinos robos en nombre de las esperanzas
populares, funciona de izquierda-zurda caviar a derecha-momia reaccionaria. En
esto, como en la conservación de todos sus privilegios, están hermanados con
lazos de sangre como la mafia y todas sus derivaciones ponzoñosas.
Hay que desconfiar
cada vez que los “ilustres” nos propongan premiaciones, medallas, apoyos. Todo
está contaminado del olor fétido que el conchabo destila. No hay amor al país,
sino a lo que puede aún explotarse de su pobre gente, destinada a no ser nada
si no pasa por las horcas caudinas del sometimiento a los popes y alfiles
custodiadores de la nomenclatura chola.
Tú me premias, yo te
premio, nos premiamos (o desagraviamos) es el grito de los chacales y ladrones.
¿Cuánto tiempo más podrá durar todo este circo nefasto? Depende mucho de cómo
organice el pueblo su defensa y su lucha despiadada contra estos fantoches. Y
en esto, el 9 de abril, el Congreso, más propiamente el Establo, la democracia
formal de las ONPEs, JNEs, no tiene nada que ver. ¡Más bien estorba!
¡Atentos a la
historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder;
el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el
pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Lea
www.voltairenet.org/es
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