Necesitamos adquirir un seguro para la Nación
Esta nota conforma la tercera entrega sobre el tema de nuestra capacidad disuasiva y después pasaremos a otros temas. La situación en la que nos encontramos como país y nación en la actualidad es de carácter perentorio. La nación peruana, y no solo el Estado, requiere adquirir inmediatamente un seguro que cuide de nuestra soberanía, independencia y que impida que las mismas puedan ser violadas o afectadas. Tenemos que defender lo que hemos alcanzado en desarrollo económico y las riquezas que nuestro suelo posee.
Cuando uno adquiere un auto nuevo o una propiedad, ¿qué es lo primero que hacemos? Adquirimos un seguro para proteger dicho bien. Cuando realizamos una adquisición que requiere financiamiento, ¿a qué nos obliga la entidad financiera que nos otorga el dinero? A tener un seguro de protección total, incluso un seguro en caso de fallecimiento. Bueno, lo mismo sucede con nuestro país: requiere un seguro de protección y el mismo son nuestras Fuerzas Armadas, llamadas a proteger la nación. Ahora bien, ¿estamos cumpliendo con ese vital requisito? Aparentemente no. Requerimos reaccionar ágilmente a fin de reducir el riesgo que en la actualidad tenemos. El Estado Peruano y especialmente su gobierno tienen la obligación de otorgarnos dicha protección. Los miembros del gobierno no pueden esquivar sus responsabilidades, más aún si la historia nos lo dice, pues ya pagamos un altísimo precio por no haber tomado las debidas precauciones.
Aquí no estoy planteando que se recurra a los "tradicionales" mercaderes de armas. Al contrario, hay que rechazarlos. Las autoridades pueden realizar todas las operaciones que se requieran de gobierno a gobierno a través de sus embajadas, para eso las tenemos, y exigir que no se paguen comisiones. Pero definitivamente estamos en la necesidad de recuperar nuestra capacidad de disuasión. No se requiere tener capacidad ofensiva. El hecho es que quien intente realizar alguna acción contra el Perú, sepa que ello le devengará un alto costo que hará que la acción sea muy difícil o imposible.
Debemos tener en consideración que tenemos un vecino que en la declaración (pública) de su estrategia militar ha considerado que le estaría justificado actuar si considera que su propia seguridad estuviera debilitada frente a la inmigración ilegal o por alguna falta de cumplimiento de obligaciones financieras de la vecindad (entiéndase sus inversiones en el Perú), y la falta de pago a las obligaciones adquiridas por ciudadanos individuales peruanos -tarjetas de crédito- son consideradas en esa estrategia como causa suficiente para una intervención militar. El mismo vecino ha declarado: "Lo que sí es claro es que si un adversario percibe que al frente tiene un contendor con problemas de capacidad de gestión, baja confianza ciudadana, dificultades de unidad política, o que sus Fuerzas Armadas tienen un mando debilitado, sabe perfectamente que puede sumar puntos a su favor y ser más audaz en sus pretensiones. La integridad del mando político y del militar es fundamental para que la importancia de los dispositivos tecnológicos adquiera su relevancia". (Editorial de El Mostradordel 24 de setiembre del 2012. ¿Qué más queremos, señor Ministro Castilla?
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