Censura, autocensura y política del Gran Bonetón
por Guillermo Olivera Díaz; godgod_1@hotmail.com
http://www.voltairenet.org/Censura-autocensura-y-politica-del?var_mode=calcul
11-5-2012
Que la merecida censura de los dos improvisados ministros del Interior y Defensa, hablantines a cual más y casi soberbios por ser prohijados por el primer ministro, estaba cantada es un hecho del tamaño de una supérstite catedral del coloniaje. No importaba qué día y hora iba a ocurrir.
Según el Reglamento del Congreso, que tiene fuerza de ley, ella debe producirse o no entre el 4° y el 10° día de presentada formalmente. El corsé galicístico del término obliga.
Para evitarla hubo de producirse la autocensura, o sea, renuncia irrevocable con empujón de por medio y una sarta de coscorrones que la prensa hipertrofió. Comoquiera que el huayco-avalancha letal viene arrasante, con fuerza inusitada, mejor es renunciar.
Empero, en el corto interregno el juego del Gran Bonetón estuvo de plácemes. El larvado cazurro Presidente del Congreso, Daniel Abugattás Majluf nos hizo creer que el miércoles 9 habría pleno congresal con presentación de los ministros candidatos a dicha guillotina, previo debate encendido y votación nominal. El mismo sin titubeos anunció que mejor el día domingo 13, día de la madre y luego, remordido y arrepentido, lo transfirió para el sábado 12, a las cinco de la tarde, cuando muchos congresistas habrían viajado a sus provincias -¿con la suya?- para festejar con sus mamás. ¿Qué pretendía este bendito padre de la patria con su publicitado escarceo?
El sustantivo miércoles dijo que él no, sino el domingo y éste se negó y le echó la pelota al sábado. Al final, ninguno dio pase a la variopinta partida congresal, porque la autocensura se adelantó para el jueves 10-5-2012. ¡Oscar Valdés y Daniel Abugatás jugaban en pared! ¡Ollanta Humala hacía calistenia en algún parque de Seúl, sin tener a Nadine de competidora!
Daniel Lozada y Alberto Otárola habían renunciado irrevocablemente y el enjuague resobado del Gran Bonetón estaba concluido.
¡Hasta la próxima del binomio Oscar y Daniel si es que el instructor-maestro del presidente resiste un poquito más, sin ahogarse en alguna laguna o en las cuatro de Conga!
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