por Herbert Mujica Rojas
18-6-2008
Cacería de un periodista
En momentos en que la espontaneidad indignada del pueblo moqueguano en
demanda de un mejor aprovechamiento del canon minero, da lecciones a
un gobierno torpe, autista y generoso en absurdos diarios, puede
parecer ignominioso que dé cuenta pública del cúmulo de abusos al que
mi familia y el que esto escribe, han sido sometidos en las últimas
dos semanas. Soy el primero en entender que mi insignificancia es el
único blasón que tengo, pero hay dos empresas, Lima Airport Partners,
y su gerente general perseguidor, Jaime Daly Arbulú y el Proyecto
Camisea o algo referido, como se consignó en diarios limeños, días
atrás, que se han empeñado en darme una notoriedad de la que no puedo
ser culpable.
¿Creerán esos policías que van a visitar la casa de mi padre y la de
mis hermanas, preguntando por mí con insolencia y enseñando sus armas
a menores de edad, que obtendrán lo que no pueden porque simplemente
no vivo con ellos hace 35 años?
Nota debida debería tomar el ministro del Interior, Luis Alva Castro y
el general de la Policía Nacional del Perú, Octavio Salazar, de cómo,
elementos bajo su comando, exacerban sus misiones y con inusitada
valentía amenazan a personas de edad o menores. Estoy absolutamente
seguro que esos individuos son parte de una minoría que no lee sus
manuales o ha inventado los suyos propios. ¿Por causa de qué habría
múltiples delincuentes políticos, empresariales, diplomáticos,
burocráticos, libres, paseándose por las calles de todo el país y no
se les echa el guante, en el caso de ellos, por razones más que
mayúsculas?
En el acápite de la empresita LAP, nos hemos puesto a derecho y
estamos esperando una respuesta del juzgado correspondiente.
Con respecto al otro tema, Proyecto de Camisea o algo así, ni siquiera
sabemos sino por los diarios, de su existencia. A veces, con torpeza
premeditada las autoridades dejan los documentos en cualquier
dirección y asumen, ante sí y porque sí, que los querellados saben de
las citaciones y casi nunca es así. De repente, se los detiene y si
desconocen sus derechos o no tienen abogados, el mejor camino es
"arreglar", avenida infame porque en Perú eso equivale a coimear en
contante y sonante, situación a la que no estoy acostumbrado ni estaré
nunca.
Los teléfonos suenan raro, hay intervalos extraños y los sonidos son
inusuales, como si hubiera alguien escuchando para pescar rutas, oír
conversaciones o "descubrir" trabazones de ¡Dios sabe! alguna
naturaleza que a los investigadores se les antoja un hecho heroico.
En casa de otro pariente, una motocicleta en nombre de un supuesto
estudio abogadil, dejó un sobre con 10 hojas de papel periódico
absolutamente en blanco y a mi nombre. ¿Estratagema para dar con mi
paradero? ¡Cómo si me estuviera escondiendo, hecho del que pueden dar
fe negativa quienes me ven por las calles! Habida cuenta que soy un
ilustre desconocido que gracias a estas empresas, soy requerido en
radioemisoras y programas múltiples, dentro y fuera de Lima.
¿Qué se persigue con esta colección de idioteces insolentes en plena
democracia y Estado de derecho? Para los energúmenos, encarcelarme
sería una bendición, no porque represente o constituya celebérrima
figura, sino porque entonces NO podría seguir denunciando sus
latrocinios o trapacerías y por la razón simple que quienes incurrimos
en esa dulce tarea, somos muy pocos, contados con los dedos de la
mano. ¿Aparte de Hildebrandt, Wiener, Sheput, Martínez, ha leído usted
siquiera si se interesó por las tribulaciones de este periodista el
resto de hombres y mujeres de los medios? Eso prueba que tengo sólo la
importancia modesta que yo mismo aquilato con serenidad profesional.
Denodado sí es el esfuerzo por lograr justicia en el Perú. Los
abogados amigos son eso, amigos, no cobran, pero tienen poco tiempo y
carecen de la dedicación completa para descoyuntar estos entuertos
fabricados por mandones y poderosos que arriesgan el ridículo total
por la inconsistencia obvia de sus chanzas. Claro, como el querellado
es uno, la teoría abogadil que aprenden en libracos gruesos dice una
cosa, pero la realidad de calles, juzgados y comisarías, es totalmente
distinta. Y allí el patrón dólar o euro, tiene alguna significación de
mayor empaque que en otras partes. Y eso demuestra que no es un asunto
tan solo de generosidad y solidaridad sino de defensa acrisolada,
militante, combativa, plena en vigorosa potencia dinámica. Pero allí
estoy en la trinchera porque no callo y yo tengo que acusar, yo acuso.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
Lea www.voltairenet.org/es
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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