Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-6-2025
Reelección, referéndum y repudio anticipado
https://senaldealerta.pe/reeleccion-referendum-y-repudio-anticipado/
El pueblo será
convocado a referéndum para expresar su apoyo o sobresaliente repudio a la
reelección de alcaldes y gobernadores. No consiguieron, los legiferantes, los
87 votos indispensables para evitar la consulta popular.
Como es de verse,
los legisladores, con su habitual torpeza y lentitud genética, se han metido en
problemas porque vox pópuli, vox dei. ¿Alguien puede dudar del resultado adverso
que obtendrá la reelección de alcaldes y gobernantes?
Si, como no hay
la más mínima duda, el pueblo vota contra la reelección de los burgomaestres y
gobernadores, el cuestionamiento radical y frontal contra la reelección de
parlamentarios viene como por un tubo.
¡Precisamente! La
consulta en referéndum que se hizo al pueblo, años atrás, contra la reelección
inmediata de parlamentarios, dio como resultado que más de 16 millones de
peruanos expresaran un magnífico y contundente no.
El Congreso
actual, cuya mediocridad resalta como único signo distintivo, se burló de la
opinión popular y reinstaló la reelección. ¡Difícil alejarse de los aplausos
fáciles, las adulaciones protocolares, los elogios de tropas de secretarias y
brigadas de asesores, chofer y gasolina las 24 horas del día y sueldo en fecha
fija sin atrasos ni problemas!
¡No es tanto el
amor al chancho, sino a los chicharrones!
¿Por qué sólo hay
que atajar la reelección de alcaldes y gobernadores y permitir la de
parlamentarios cuyas luces son nulas en casi todos los órdenes?
En un texto
antiguo, ¿Renovación o perpetuación congresal?, 7-4-2006,
redacté:
“El reto fundamental que tendrá que vencer el nuevo legiferante estriba en
desatar, pulverizar y aniquilar, todos los entuertos, amarres, argollas,
pactos, roscas y malas costumbres que, de Congreso a Congreso –administración
mafiosa incluida- se heredan como parte de su “valor agregado” porque consagran
pelotones de secretarias, batallones de asesores, celulares al por mayor y
abusos por doquier.
Pero, esto significa, en buen castellano, mondarle la cáscara corrupta al
Congreso y ponerlo al nivel de una entidad fiscalizable y evitar que pillos y
delincuentes se cobijen bajo la inmunidad parlamentaria para la comisión de
monras, hurtos y estafas en forma de leyes favorecedoras de lobbies, grupos
empresariales y pandillas de cuyo poder nadie puede dudar. ¡Y menos los
legisladores que casi siempre aspiran a ser muy simpáticos para no perder los
estímulos de toda clase, color y especie!
Si lo anterior constituyera una blasfemia ¿qué explicación encontramos a
que existan legiferantes que aspiran a su tercer o cuarto período? En el
Parlamento pasaron de anónimos idiotas a ciudadanos públicos –no menos idiotas-
pero con autos y resguardo policial, trato preferencial hasta para el parqueo
vehicular y posición social. Y basta con engrasar un poco los bolsillos de la
rapiña periodística como para figurar de cuando en vez en los medios. ¡Total,
estupideces de tanto repetidas, parecen verdades históricas!
Decía González Prada que hombre apenas cruzado el umbral del Parlamento,
troca en iluminado por la gracia divina y se cree por encima del resto de sus
pares. ¡He allí una constante terrible!
El parlamentario no entiende que es apenas un funcionario público, un
burócrata, vulgar y corriente, al servicio del pueblo. No es un marciano ni un
personaje de lujo ¡nada de eso! No es más que un comisionado al que hay que
sacar ¡a patadas si fuera preciso! si incumple con las tareas de hacer leyes y
de comportarse con honestidad y lejos muy lejos, de todo lo que sea robar y
estafar bajo la forma mañosa de leyes ad hoc o con dedicatoria. Por tanto, en
pocos días más, tendremos ocasión de conocer a quienes repiten el plato manido
o de dar la bienvenida a quienes llegan por vez primera. Más aún, sabremos
entonces de la calidad de los novicios porque a los viejos les conocemos de
sobra”.
Lo antedicho aplícase, con variaciones mínimas, a los alcaldes y
gobernadores que aspiran a la reelección para “continuar” con los proyectos
emprendidos.
El absurdo que significa enmarcar, con nombre y apellido, las obras que son
para el beneficio popular, no puede ser más escandaloso. El dinero sale de la
tributación y es el bolsillo popular para un beneficio idéntico: del, por y
para el pueblo.
Sostener que si un alcalde o gobernador no es reelecto entonces se detienen
las obras, es un disparate con dolo y mala intención y para engañar a bobos o
mafiosos.
Si hay algo que requieren nuestros pueblos, con carácter de urgencia
terminal, es la renovación de rostros, actitudes, fórmulas y don de mando
decente y a la altura de las circunstancias.
Yugular con reelecciones mañosas, el anhelo de recambio de las nuevas
generaciones, es antidemocrático y totalitario. Las autoridades, desde
parlamentario a gobernador, pasando por alcaldes, debían cumplir su período e
irse a su casa o a sus negocios previo juicio de residencia y obligatoria
estancia en Perú por los dos años después del mandato cumplido.
Tomar a lo serio cosas del Perú, esto no es república sino mojiganga,
condenaba enérgico Manuel González Prada.
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