Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
19-10-2025
¡Petroperú y vendepatrias!
https://senaldealerta.pe/petroperu-y-vendepatrias/
Con indisimulado júbilo,
esos “técnicos” que se disfrazan como tales para darse una pátina “científica”,
han anunciado la remoción de Alejandro Narváez de Petroperú y berrean porque se
tomen “medidas adecuadas” respecto de esa empresa importante.
O sea, en lenguaje simple,
apuntan al remate de Petroperú so miles de pretextos porque alto porcentaje de
estos manidos “técnicos” son agentes pagados de empresas que quisieran a
“precio huevo” o castigado, la infraestructura y los negocios que acomete la Petroperú.
Convenientemente “olvidan”
los vendepatria, en reivindicar que sólo el patrimonio y activos se cuentan por
varios miles de millones de dólares y que Refinería Talara es un bocado que
quisieran engullir transnacionales con depreciación fuerte y bajo el rótulo que
está en quiebra toda la institución.
Si está en quiebra ¿para
qué la quieren? Y ¿por causa de qué sus alfiles criollos, los vendepatrias
reemprenderán sus afanes? Es que aquellos tienen asegurados con dólares
contantes y sonantes o en paraísos fiscales el premio a sus “esfuerzos”.
¡Nada más oportuno que
aprovechar que el gobierno transitorio de José Jerí, carece de brújula interna
o externa!
El vendepatria trabaja
socavando el interés nacional y vende su experiencia al foráneo. No lo hace
gratuitamente, de por medio hay gerencias importantes, cargos muy bien
remunerados y con el vergonzoso cometido de formar parte de intereses ajenos y
diseños energéticos favorables a otros, no al Perú.
En Argentina, les llamaban
en serviles orgánicos, a esos
monstruos concesivos, regalones de lo que no era suyo, mamarrachos burocráticos
enquistados en todos los gobiernos, el brillante periodista platense cuasi
olvidado, Raúl Scalabrini Ortiz, así los bautizó.
Los vendepatria no dan
puntada sin hilo. Donde ponen el ojo, ponen la bala claudicante y matizada del
billete verde que tanto les gusta.
Ganar lo justo por un
trabajo, constituye el cumplimiento de las reglas del juego decente. Venderse a
pitanzas foráneas contra su propio país y diseño estratégico, una desvergonzada
traición vituperable.
Llamar vendepatrias
orgánicos, a aquellos que genéticamente, deshonrando a la nación y traicionando
al Perú, salen a defender cual bestias enfurecidas a empresas foráneas,
depredadoras, abusivas de siempre y coimeras a granel, es un deber.
Notará el lector que a la
hora de los loros, las entidades de riesgo, esas que pontifican con sus
“verdades” y que así como alzan, hunden los precios al mejor postor, irán dando
sus sentencias, si eso favorece el remate a precio vil de Petroperú.
El cuentazo siempre es el
mismo: “el Estado es ineficiente”, “sólo los privados tienen experiencia y
respaldo financiero”, “es más rentable que lo haga la inversión extranjera” y
cantinelas por el estilo.
Entonces hay que
desacreditar al Estado y a sus obras como es el caso de la Refinería de Talara.
No es un acápite aislado. ¡De
ninguna manera!
Pertinente recordar que el
fujimorismo, esa avalancha de descastados sin patria, remató La Pampilla en
algo así como US$ 200 millones a Repsol, cuando su par ecuatoriana Esmeralda,
muy similar, valía algo más de US$ 1000 millones.
¡Sí, Repsol!, la empresa
que contaminó con petróleo el mar de Ventanilla y que escamotea la reparación
con la complicidad criolla de otros vendepatrias miserables.
Los siervos, vendepatrias
orgánicos, no dudan en alquilar la muelle conciencia de comunicadores que
defienden a capa y espada, según lo que le paguen y con tarifas
internacionales.
Note el lector que los
vendepatria nunca han parado en su campaña para rematar Petroperú, amenguan la
potencia y guardan silencio “prudente” pero la salida de Narváez que sí
respondía los cuestionamientos, gatillará una feroz ofensiva mediática en que
sólo hablan los “técnicos” a favor de la venta sucia y que embudinan entripados
porque el común de la gente no sabe nada.
¿Y nuestra deprimente
casta política? Mediocre, panzona, ávida de sueldos fijos, de brigadas de
secretarias y tropas de asesores, sienten angurria por los protocolos que les
llaman “doctores, ingenieros” a muchos que apenas son analfabetos funcionales.
En lugar de “educar” a
hambrientos en el sueño de ser diputados o senadores, los clubes electorales,
debieran instalar escuelas de instrucción política y política energética cuyo
fundamento es indispensable en cualquier gobierno y Estado nacional.
El vendepatria orgánico actúa
con todo el descaro que una prensa miserable otorga pero no de una manera
gratuita sino muy bien remunerada. Entrevistas, resúmenes, opiniones, todo
cuanto sirva al propósito de baja estofa, ayudará el el trámite sucio que
constituye el remate de Petroperú. La intensidad bajará o subirá, pero los
vendepatria están alertas.
En Perú vivimos en un
estado de hipocresía permanente. Al imbécil, llamamos analista; y al repetidor
y copión, politólogo.
Al juecesito marrullero, le
nominamos jurista aunque todo nos indique de su nepotismo, de su mediocridad
insuperable y de su vanidad infinita y sus fallos siempre son controversiales.
A los vendepatria
orgánicos, políticos inmorales, intelectuales mercenarios, burócratas
delincuentes, hay que llevarlos ante el paredón moral.
Las leyes no sirven para
gran cosa, salvo que para entronizar a estos mismos sinverguenzas en los goznes
del poder.
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