Día de Arequipa: celebración al colonialismo
por Pablo Masías; pmasías@yahoo.com
9-8-2016
Celebramos otro aniversario de la fundación española de Arequipa
el 15 de agosto, con ninguna o muy poca reflexión sobre el significado de la
fecha.
Es el día en que se fundó la ciudad y lo conmemoramos con
diferentes actos y manifiesta alegría, como quien festeja su cumpleaños.
Pero en esta reputada ciudad blanca por su mayoritaria presencia
de españoles y sus descendientes los criollos, antes que por sus construcciones
con albos sillares, ya no es tan blanca. Como resultado de las migraciones
andinas, intensificadas desde la década del 40 del siglo pasado y rematadas con
las de los años 60, después de los dos terremotos, la población andina ha
pasado a ser mayoría, desde el inicio del Siglo XXI. Plena, mayoritaria, si se
suman los descendientes de esos inmigrantes (URBERRUNAS), que a pesar de ser
nacidos en Arequipa, son racial y culturalmente andinos, porque no tuvieron que
“acriollarse” para ser arequipeños, como antes era indispensable para vivir en
la ciudad más española del virreinato.
Si la misma fundación de Arequipa, linda con el fiasco porque a
pesar de la formalidad, se trata de un traslado del valle de Camaná donde
realmente fue fundada y asentada; para luego ser reubicada con permiso de
Pizarro, por las enfermedades mortales que sufrieron sus primeros colonos,
puede ser hasta masoquista que la festejen los descendientes de las víctimas de
la fundación (INVASIÓN) española.
Bueno, es explicable por ignorancia. Seguro que no saben que los
primeros españoles que se asentaron en este promisorio valle no sólo se
repartieron alegremente la reciente urbe dividiéndola en solares, se apropiaron
sin ningún sustento ni disimulo legal las chacras regadas con los canales que
los andinos habían construido (y que hasta ahora se utilizan con el nombre de
acequias); y lo peor, los expulsaron de la ciudad, obligándolos a vivir en los
extramuros, por su “inferioridad” social y cultural…
Durante casi cuatro siglos, sólo residían dentro de la ciudad
blanca, los sirvientes domésticos para servir a sus señores, mientras los
braseros vivían en las rancherías de las afueras de Arequipa desde las que se
trasladaban a las chacras que les habían arrebatado, para sembrarlas y
cosecharlas para los propietarios colonialistas. Tenían que ser por lo menos
mestizos, para residir en esa Arequipa, además de castellanizarse y comportarse
como criollos. Con sus virtudes y defectos.
Desconociendo todo eso, aunque también olvidándolo, muchos andinos
(inmigrantes serranos y quechuahablantes) celebran entusiastamente el
aniversario de la fundación española de esta ciudad. Y no está mal porque
también son arequipeños, no sólo por residencia, sino incluso por nacimiento.
Aunque lamentablemente por falta de una “fundación inka” de Arequipa, ya que no
tiene ningún sustento histórico, la que se le atribuye al inka Mayta Cápac, que
nunca pisó estas tierras.
La costumbre del 15 de agosto, como resultado de la reflexión,
será finalmente superada. Porque ahora no tiene sustento ni justificación para
la mayoría de su población. Y lo peor, es oprobioso festejarla
irreflexivamente. Como lo es tener varias calles y hasta avenidas llamadas nada
menos que “Pizarro”. O plazas con el nombre de “España”, cuando todavía, ese
país no ha hecho nada para devolver o pagar lo que robó al Perú, con la
desfachatez de AFIRMAR que estamos en deuda con ellos porque nos “civilizaron”.
Cuando teníamos una civilización superior.
Sólo con el rescate de Atahualpa, se llevaron un estimado de 285
toneladas de oro… El astronómico monto del saqueo ya fue calculado y difundido
por el economista Virgilio Roel.
Y la corona española y el clero, que se dejen de echarle la culpa
al aventurero Pizarro y sus secuaces por sus tropelías, porque con la Bula
Inter Caetera de Alejando VI del año 1493, Dios a través de la iglesia católica
nos “regaló” al imperio español; y con la Capitulación de Toledo del año 1529,
firmada por los reyes de España y marcada con una x por Pizarro (por
analfabeto) lo autorizaban al saqueo, incluso a los secuestros. En ella lo “contrataron”
con cargo y sueldo para que invada y robe, dando un porcentaje del botín a la
monarquía (el quinto real). Con este histórico documento que todos podemos leer
ahora en Internet, se tiene la prueba de una asociación para delinquir. Y sus
actos no sólo responsabilizan al estado español, sino a la nación española, a
la que pertenecen la REPSOL y la TELEFÓNICA.
Para salir el 14 de agosto en la noche, a festejar el día de
Arequipa, hay que tener en cuenta todo
esto… Hay que festejar el “día de Arequipa” en esa fecha, sólo hasta que
encontremos una mejor. Porque si no, estamos celebrando la desgracia de la
fundación española, aplaudiendo el saqueo y el etnocidio.
¡Feliz día de Arequipa!
Pero que ya no se celebre por la “fundación española”
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