Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
1-8-2016
Mensaje PPK y
hara-kiri fujimorista
¿Creerá la bancada fujimorista que con su abominable
comportamiento el día del mensaje presidencial, gana puntos o “impone” su
mayoría aplastante? ¡Garrafal equivocación porque la única y gran perjudicada
por semejante malacrianza es Keiko! ¡Un hara-kiri de lo más absurdo!
La señora Keiko sólo puede conservar la esperanza de tentar
la primera magistratura bajo dos premisas complementarias: que Alberto Kenya
conserve la salud (recordemos que el 50% del electorado, lo representa él) y
que en el Congreso su bancada apisone un trabajo legislativo brillante que
supla cualquier contingencia o desaparición física. En un hombre con más de 75
años, cualquier pronóstico es arriesgado. Si los congresistas se dedican a la
payasada, dan al traste con el último reducto legitimador de aspiración
política.
Las opciones de Keiko
Básicamente: o Keiko pone en vereda al grupo que persiste en
recordar las peores y más horribles épocas del fujimorismo dictatorial o se
olvida de la presidencia. Creemos que la señora sabe qué quiere y los caminos
no son muchos.
Mensaje del nuevo
gobierno
El presidente Kuczynski afirmó una serie de aspiraciones
para cumplir durante su mandato: lucha a muerte contra la corrupción; inversión
y puestos de trabajo; modernidad y tecnología; reivindicación del arte y la
música; potenciación de disciplinas contribuyentes a la forja de un Estado
competitivo. Aparentemente tiene todas las condiciones para pilotear la nave
sin problemas y una experiencia que debe servir al país y no a intereses
foráneos.
Con más astucia que la que le reconocen sus adversarios, el
jefe de Estado PPK (inextricable su apellido), dio una demostración presencial
de cómo sí sabe mandar. La única condición es que tenga muy en cuenta que hoy
tiene la obligación ineludible de trabajar exclusivamente por los intereses del
Perú. La empresa privada y los cabildeos quedan atrás y la opinión pública y
los grupos políticos deberán supervisar con prolija atención cómo y de qué modo
se hacen las cosas.
Se supone que el Congreso, en sus matices múltiples, legislará
y concordará con el gobierno una dinámica acorde con las soluciones que el país
demanda, una de estas maneras será otorgar las facultades que pida el Ejecutivo
en los días que vienen.
Los fujimoristas deben comprender o aprender a hacerlo, que
la mayoría ocasional, episódica y coyuntural de que gozan, sólo les conmina a
un solo camino: trabajar correctamente o perjudicar con letal eficacia inversa
la presidencia a que aspira Keiko.
Un solo camino: Perú
La clave anterior es inequívocamente única. Entonces la
disyuntiva será que el Congreso forme parte del desarrollo moderno del Perú o
se plante en el anquilosamiento penoso en que está hoy. El pueblo detesta todo
lo que viene del Parlamento y sus integrantes tienen que asimilar que parten
con un déficit de aceptación gigantesco.
Nada va a costarle al jefe de Estado, de producirse el
diferendo, endosar los retrasos o torpezas a un Congreso que no camina.
Convencer a la opinión pública del asunto es muy fácil. Recordemos que Alberto
Kenya lo usó como pretexto para dar el golpe del 5 de abril de 1992. Y aún
cuando hay diferencias más que sustanciales, precedentes demuestran que tumbar a
un Legislativo no cuesta gran cosa. De hecho no creemos en este derrotero pero
en Perú las repeticiones no son extrañas.
De persistir la intolerancia fujimorista, se hacen el
hara-kiri, de forma irremediable. Bien haría Keiko en silenciar al
irresponsable tránsfuga trujillano que funge de vocero, colocarle un bozal es
casi una obligación con quien carece de ética y decencia política. (Y esto
parece ser signo común en muchos alfiles de Fuerza Popular).
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