Saturday, July 12, 2025

¡Urgente Resistencia Cívica!

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

12-7-2025

 


¡Urgente Resistencia Cívica!

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¿Qué puede hacerse cuando la casi totalidad de miedos de comunicación maneja orientaciones que excluyen al ciudadano de a pie, salvo cuando se trata de despanzurramientos grotescos, violaciones flagrantes de menores de edad, accidentes automovilísticos atroces y ajustes de cuentas en cualquier ciudad u hora?

 

La noticia es básicamente cualquier hecho teñido de sangre. La estupidización masiva es un hecho que viene en un cable a lo American way of life pero sin sus dólares o bellas rubias curvilíneas que generan irrealidades en países en que la miseria comienza apenas bajando de la cama para arrancar las crueles agendas cotidianas obesas de problemas y tan carentes de dinero, hasta el más elemental.

 

Apaleamiento contra los sectores populares, azuzamiento de la policía contra legítimas protestas, leyes de impunidad para malos elementos crueles y zafios criminales, todo ello merece una respuesta orgánica, fuerte, decidida de la ciudadanía.

 

Años atrás, el escritor chileno Hernán Narbona, en una combinación simple pero potente de palabras acuñó un lema: Resistencia Cívica Activa y discurre aquél en la exégesis que escribió en la que no descarta alusión a los farsantes que predican una moral pero practican otra conducta para así cobrar en dólares o euros lo que sus falsías pregonan.

 

Leamos Resistencia Cívica Activa, Hernán Narbona, 5-10-2009, Chile, fragmentos esenciales:

Hay que desconfiar de quienes se erigen en escrutadores de las conductas públicas y se visten de intachables ocultando sus vinculaciones e intereses.

 

Es la ciudadanía en forma organizada a través de sus redes sociales, la principal protagonista de las estrategias anticorrupción y se complementa con una prensa libre, capaz de abordar con rigurosidad los hechos que implican corrupción, para transparentarlos y dejarlos a descubierto.

 

Para procurar un país más honesto, se debe auditar los actos públicos y privados mediante la participación proactiva de la ciudadanía, con redes sociales que difundan, denuncien y den seguimiento a los hechos de corrupción, sin cejar en esta labor para así llegar al fondo de los temas. Muchos casos se judicializan y quedan fuera de la noticia, apagándose gradualmente la presión comunicacional sobre esos procesos.

 

Nuevas noticias cubren la antigua y el periodismo cotidiano salta a esos nuevos temas. Sin ni siquiera pensar en cortinas de humo, es evidente que frente a temas difíciles los afectados siempre buscarán tirar otros hechos a la pauta noticiosa y así pasar el temporal, esperando que se aquieten las aguas.

 

Por ello, es necesario un periodismo investigativo, que trabaje de manera persistente para fundamentar sus denuncias, permitiendo levantar expedientes sólidos que facilitan mantener latente lo descubierto para evitar este efecto.

 

El periodismo libre, el cyber periodismo, periodismo digital, tienen una gran labor cívica en este ámbito. Las redes de periodismo digital son también valiosos ejemplos de un periodismo ciudadano, que releva los espacios locales, acercando el medio a la gente, la misma que se convierte en reporteros en terreno.

 

Si se agrega el poder que dan las tecnologías difundidas y al acceso de la población, como celulares, WiFi, internet portátil, la cantidad de observadores de los acontecimientos se eleva a dimensiones nunca vistas, lo cual alimenta la realidad al instante,con redes globales como Twitter o Facebook.

 

Si todo este ambiente tecnológico es puesto al servicio de principios de transparencia y fiscalización del mercado o de los organismos del Estado, se puede lograr un mayor empoderamiento de la ciudadanía, que nadie podrá coartar con aspiraciones autocráticas, porque ya se les fue de las manos a esos que querían controlarlo todo.

 

Trasgreden de esa forma, precisamente, los principios de transparencia e independencia que deben regir ese tipo de entidades de auditoría cívica a lo público y a lo privado.

 

Por todo esto, desconfiemos de quien se autoproclama como profeta de la anticorrupción. POR SUS OBRAS LOS CONOCEREIS señalan los evangelios.

 

Mejor creamos en los periodistas y comunicadores comprometidos con la búsqueda de la verdad, confiemos en redes sociales que crucen información y sustenten comunicacionalmente las acciones de los ciudadanos organizados.

 

Es un desafío que no se puede eludir. Frente a la corrupción y los delitos de cuello y corbata, no hay que bajar la guardia y hay que promover una resistencia cívica activa”.

 

El Perú necesita una revolución moral. Hombres y mujeres de todos los partidos, de la multitud de colectivos, de las diferentes congregaciones religiosas y laicas, de todas las edades, de todos los confines, de todas las sangres, tienen el imperativo imperioso de pelear por la unidad y presentar una faz depurada como sólida frente a los fantasmones que quiere imponer la dictadura fujimorista.

 

¡Basta de candidaturas presidenciales! ¡Hagamos una sola que garantice el éxito! ¡Paremos a los esquiroles amantes de la figuración enfermiza! ¡Seamos dignos de nuestra historia haciendo historia y no pesadilla diaria que averguence a las próximas generaciones!

 

Si no entendemos que podemos empezar a levantar el edificio de la revolución moral a través de la unidad política, estamos simplemente en el despeñadero más suicida y estúpido que pueblo alguno pueda padecer.

 

 

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