Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
20-8-2025
El niño de despensero
https://senaldealerta.pe/el-nino-de-despensero/
En el argot carcelario, "gato" puede referirse
a alguien que realiza tareas básicas para otros, a menudo de manera
subordinada, y puede ser considerado un insulto. En este contexto,
"gato de despensero" podría entenderse como la persona encargada de
la despensa, alguien que realiza tareas de limpieza, preparación de alimentos o
gestión de suministros, y que puede ser visto como alguien de bajo rango o
sirviente.
El muy desprestigiado Congreso nominó para presidir la
Comisión de Etica y Fiscalización, al parlamentario Elvis Vergara, incurso en
una investigación sobre los Niños, banda delictiva de largo prontuario. Una vez
más, la metida de pata es evidente.
En la edición de ayer se apostilló la inconducta de este
modo: “Elvis Vergara concentra el poder de dos comisiones estratégicas del
Congreso mientras enfrenta una denuncia constitucional por organización
criminal en el caso ‘Los Niños’, donde el Ministerio Público lo investiga junto
al expresidente Pedro Castillo por presuntamente negociar votos parlamentarios
a cambio de favorecer contratos públicos en ministerios clave del Estado.”
Que el Congreso incurra en errores de todo jaez y
naturaleza, ya no llama la atención. Es más, lo asombroso sería que Perú
amaneciera cualquiera de estos días, sin malas noticias provenientes de Plaza
Bolívar.
Poner a un gato de despensero, equivale a la expresión
rufianesca de un poder del Estado que toma sus decisiones en forma tozuda,
majadera y con absoluta prescindencia de la opinión pública a la que dicen
representar.
Cuando el Parlamento, con apenas 130 ciudadanos, básicamente
ignaros y huérfanos de cualquier ciencia política y entendimiento para con el
país, decide la reinstalación del Senado
y la reelección de legiferantes, cruza el Rubicón de la infamia. Años atrás, un
referéndum decidió por la voluntad de más de ¡16 millones de ciudadanos, todo
lo contrario!
“Estratégicamente” los miedos de comunicación han obliterado
cualquier mención a un hecho que sólo por el número participante, pulveriza esa
mala iniciativa de revivir Senado y reelección.
En cambio sí han tenido cabida los brillantes teóricos que
preconizan que la reelección y el Senado brindarán la chance de experiencia y
reflexión. ¿Qué sabe el burro de alfajores?
Los clubes electorales son los primeros en hacerse los
locos. Es que multitud de momias hizo abandono de sus ataúdes y con portátiles,
billete en mano y ujieres todoterreno, volvió a las andadas a ver si pesca un
escaño.
Es que el Poder Legislativo brinda, además de pago en fecha
fija, numerosas posibilidades y trampolines hacia el oprobioso tráfico de
influencias, prensa gratis que no busca opiniones sino idiotas que digan
cualquier cosa, protocolos que les llaman doctores, tarde, mañana y noche y
figuración de que carecieron todas sus vidas.
¿Se ha analizado a quién representa cada legislador? ¿Está
del todo claro que no hay ligazones criminales con el narcotráfico o con bancos
o entidades financieras asaltantes de la ciudadanía? Hasta hoy parece que los
testaferros han estado muy activos.
¿Qué libra al país que no tengamos en diputados y senadores,
narcos o delincuentes sin antifaz o una pizca de vergüenza por su descaro en el
próximo Poder Legislativo? Esta pregunta, por cierto, NO se la hacen los miedos
¡ni de casualidad!
Entonces causa escaso asombro que un niño esté de
despensero, nada menos que en la Comisión de Etica y Fiscalización.
Recordemos las fieras palabras de Manuel González Prada en
Nuestros Legisladore, Horas de Lucha, 1906:
“Entonces ¿de qué nos sirven los
Congresos? ¿Por qué, en lugar de discutir la disminución o el aumento de las
dietas, no ponen en tela de juicio la necesidad y conveniencia de suprimirse?
¡Qué han de hacerlo! Senadurías y diputaciones dejan de ser cargos temporales y
van concluyendo por constituir prebendas inamovibles, feudos hereditarios,
bienes propios de ciertas familias, en determinadas circunscripciones. Hay
hombres que, habiendo ejercido por treinta o cuarenta años las funciones de
representante, legan a sus hijos o nietos la senaduría o la diputación.
No han encontrado la manera de llevarse las curules al otro mundo. Haciendo
el solo papel de amenes o turiferarios del Gobierno, los honorables resultan
carísimos, tanto por los emolumentos de ley y las propinas extras, como por los
favores y canonjías que merodean para sus ahijados, sus electores y sus
parientes. Comadrejas de bolsas insondables, llevan consigo a toda su larga
parentela de hambrones y desarrapados. En cada miembro del Poder Legislativo
hay un enorme parásito con su innumerable colonia de subparásitos, una especie
de animal colectivo y omnívoro que succiona los jugos vitales de la Nación”.
Los retos contemporáneos cada día son de mayor envergadura. En Perú, lejos
del progreso, nos alejamos a paso redoblado hacia una mediocridad de cuyos
horrores aún no hay atisbos completos.
¿Cómo un país puede degradar su vida hacia el vacío ignoto por la
responsabilidad exclusiva de ciegos y torpes que deberían desaparecer de la
vida política, financiera y de todo tipo en el país?
Repito la enérgica sugestión de don Manuel:
“¡Basta de reformas y proyectos, de logomaquias y galimatías! Más de
ochenta años hace que ustedes viven chachareando en las Cámaras, desbarrando en
los ministerios, rastacuereando en las legislaciones y dragoneando en
los puestos de la administración pública. Vayan unos a carenar buques, otros a
barretear minas, otros a mondar legumbres, otros a bordar casullas, otros a
manejar escobas, otros a segar hierba o quebrantar novillos”. ob. cit.
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