From: Gloria Gaitán <gloriagaitan@gmail.com>
Date: 2012/5/22
Subject: EXPLORATORIO monumento popular
To:
Nunca he ideado un homenaje a mi padre que no haya sido para honrar al pueblo heroico que lo acompañó hasta el sacrificio, haciendo de esa lucha colectiva una hazaña victoriosa que debe permanecer como ejemplo para las nuevas generaciones.
Así ha sido con el billete de mil pesos, que hizo curso en el Congreso para convertirse en la Ley de Honores 425 de 1998. Funcionarios del Banco de la República hicieron posible que el diseño del billete representara una loa al pueblo luchador que, con enorme dignidad, consciencia y coraje, asumió el papel de protagonista de aquella odisea popular, que nuestras clases dominantes han tratado de relegar al olvido.
La razón misma de la existencia de EL EXPLORATORIO - como monumento a la memoria de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán - tiene la misma razón de ser, al elevarse como espacio público para albergar masivamente al pueblo, constituyéndose en fomento de ACCIONES COLECTIVAS que estimulen la formación de una CULTURA PARTICIPATIVA, en el camino hacia la instauración de una DEMOCRACIA DIRECTA. Ese fue el sentido del programa que me correspondió elaborar en 1978 y que el gran arquitecto Rogelio Salmona concretó en el complejo arquitectónico que hoy se encuentra en un 80% de la construcción de su primera etapa.
Honrando al pueblo nos hacemos eco de la voluntad de mi padre, que siempre puso al pueblo por encima de sí mismo. Basta leer cualquiera de sus intervenciones como, por ejemplo, su discurso en el banquete que, en su honor, se llevó a cabo en el Hotel Granada en Bogotá, luego de la gigantesca victoria electoral de 1947 que dejó rezagadas a todas las demás fuerzas políticas del país. Entre otras dijo mi padre en aquella ocasión:
"Habéis pensado escoger mi nombre para rendir un homenaje a los verdaderos autores de estas grandes victorias, que son apenas el preludio de victorias más grandes que vamos a conquistar.
Habéis querido escoger mi nombre como símbolo para el homenaje a los verdaderos autores de esta gran contienda cívica de la política colombiana: a los labriegos humildes, a los obreros anónimos, a los sindicalistas empeñosos, silenciosos y oscuros de los departamentos, que en el llano y en la vereda, a la orilla del río y en la empinada cumbre, en las sabanas de Bolívar; en los eglógicos campos de Boyacá: en las breñas adustas, reflejo de la sicología del pueblo de Santander, en la cálida Costa, franca y libre, altanera e impetuosa. En los escondidos páramos del oriente de Nariño: en Bolívar heroica: en el Valle sintetizando todo el rumor revolucionario de la República. En el Tolima dulce, ardiente y fuerte. En el Huila, recogida y mística, para dar todo lo de potente que tiene de sí: en el Cauca y en Cundinamarca, vasta y fuerte y en las intendencias de la lejana San Andrés y Providencia; hasta en el Meta y las demás regiones lejanas de nuestra patria. Desde Antioquia, corajuda y tenaz, brava y tesonera, indomeñable y fuerte; y Caldas, modelo de bien vivir y mucho trabajar y mucho enaltecer a la patria. Desde todas las regiones, la costa y el centro, y el oriente y el accidente, han librado esta batalla. Con qué coraje, con qué silencio heroico, sufriendo embestidas de la adversidad, de la crueldad y de la persecución. A todos esos hombres humildes – los autores de nuestra victoria de hoy, los escultores de nuestra victoria de mañana -, a todos ellos les estaré rindiendo ahora un tributo a través de mi nombre, porque esta victoria no es de nadie. Ni de vosotros, ni mía. Victoria de un pueblo anónimo que resolvió tener conciencia para hacer su redención".
"A ellos, que dieron mucho más que yo y mucho más que vosotros, Señores. A ellos, a sus familias que ahora registran viudez y orfandad. Porque esta victoria nos ha costado vidas ¡No lo olvidéis! Son ellos los héroes, no yo ni vosotros. Y por eso os pido que ahora, a los verdaderos héroes: a ellos, a los humildes, a ellos, a los ignotos; a ellos, a los desconocidos, les rindamos el verdadero tributo, y de pies, por esas tumbas que nos dieron la victoria, de pies guardemos un minuto de silencio".
A su vez nosotros, los que hemos intervenido en hacer del Monumento a mi padre ordenado por la Ley 45 de 1948 un espacio DEL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO, lo hemos concebido a sabiendas de que son ellos los verdaderos héroes de esas grandes jornadas victoriosas y sacrificadas y es a ellos a quienes hay que honrar con cualquier actividad que se realice en el nombre de mi padre.
Pretender, como ahora lo intentan algunos, que el nombre de mi padre deje de ser un símbolo para honrar al pueblo, intentando convertir El Exploratorio en un espacio dedicado a las élites intelectuales del país, es traicionar la razón misma de las luchas de mi padre y de su grandeza. Es cometer MEMORICIDIO con la parábola de su vida, con lo que ayer significó y hoy debe significar.
Atentamente, Gloria Gaitán
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