Saturday, August 04, 2007

¿Arica, puerto natural, o el Alto Perú complemento natural del Perú?

¿Arica, puerto natural, o el Alto Perú complemento natural del Perú?
por Félix C. Calderón
4-8-2007

El Alto Perú fue durante gran parte del periodo colonial un componente
importante del virreinato del Perú y solo fue desmembrado en 1783 para
anexarlo a la audiencia pretorial de Buenos Aires. Sin embargo, desde
1810 mantuvo vínculos políticos incuestionables con el virreinato de
Lima los mismos que se acentuaron desde 1811. En suma, se puede decir
que durante el coloniaje por apenas algo menos de 28 años, el Alto
Perú fue separado de su atávica y milenaria entraña andina del Bajo
Perú. De allí que lo promovido por Bolívar desde junio de 1824, en
Yanahuanca, fue antes que nada un acto anti-peruano, destinado a
debilitar al Perú, desmembrando con la ayuda de cantos de sirena y de
una manipulación grosera una parte vital de su hinterland en las altas
tierras y, por añadidura, le dejó con la inopinada nueva República
serios problemas limítrofes para nada ajenos en la infausta guerra de
1879 y que, por fin, pudieron zanjarse en 1909. Por eso, más
desafortunado no pudo haber sido el encuentro del Perú con Simón
Bolívar.

Si nos atenemos a lo que escribió el historiador boliviano Alcides
Arguedas en la Historia General de Bolivia.- El proceso de la
nacionalidad- 1809-1921 (La Paz.- Arnó Hermanos, editores.- 1922), si
bien la noticia del cautiverio del rey Fernando VII por los franceses
llegó a Chuquisaca el 17 de setiembre de 1808, una primera revuelta,
en apariencia de lealtad a la monarquía, recién se produjo el 16 de
julio de 1809. Días más tarde, el 24 de julio, se organizó la Junta
Tuitiva con quince vocales, agregando Arguedas: "El primer paso que
dio la Junta Tuitiva fue anunciar a Chuquisaca el movimiento que
acababa de operarse en La Paz y en dirigir engañosamente, un oficio al
virrey de Lima (sic) protestando adhesión al monarca destronado;
oficio tácitamente desmentido por la proclama que enseguida se lanzó
al pueblo y en la que renegando de haber guardado 'un silencio
parecido a la estupidez' ante la política opresora del conquistador,
anunciaba haber llegado la hora de sacudir la odiosa dominación."

Aparte de reconocer Arguedas esa respetuosa relación política con
Lima, no es menos contundente que haya sido el propio virrey de Lima
que, alarmado por los sucesos en el Alto Perú, encomendara al poco
tiempo al brigadier José Manuel Goyeneche, a la sazón presidente del
Cuzco, a debelar todo movimiento, abierto o encubierto, que tuviese
por fin galvanizar la libertad de los pueblos. Goyeneche, con ese fin,
concentró tropas que estaban dispersas en Puno, Arequipa y Cuzco,
llegando a reunir un ejército de 5000 hombres. Empero, cuando se
aproximaba a La Paz, el 30 de setiembre, la auto-denominada Junta
Tuitiva tomó la decisión de disolverse. Tal vez prematuramente, si se
repara en el hecho que el 7 de noviembre de 1810 el argentino Balcarce
apresuró su marcha al Alto Perú, derrotando a los realistas en
Suipacha.

"El movimiento independiente tomó proporciones incontenibles, pues fue
secundado primeramente por Chuquisaca el 13 de octubre y el 16 de
noviembre por La Paz, adhiriéndose ambas localidades al gobierno de
Buenos Aires y desconociendo al de Lima (sic)." (Ibid.). Sin embargo,
el 20 de junio de 1811, Goyeneche destruyó completamente las tropas
desprevenidas del argentino Castelli. Y éste acobardado huyó hasta
Buenos Aires. De este modo, el Alto Perú quedó en pocos meses
pacificado por Goyeneche, llegando éste a ser reemplazado en 1813 por
Joaquín de la Pezuela que fue quien hizo frente al avance del general
Belgrano, triunfador en Tucumán el 24 de setiembre de 1812,
derrotándolo dos veces, en octubre y noviembre de 1813, e imponiendo
luego con violencia la pacificación. Tres años más tarde, en mayo de
1816, fue este mismo Pezuela quien viajó a Lima para reemplazar al
virrey Abascal, quedando en su lugar el general La Serna que años más
tarde, en el verano de 1821, lo depuso asumiendo la jefatura de un
virreinato del Perú ya parcialmente independiente.

A la luz de los antecedentes, se puede afirmar, sin ligereza alguna,
que cuando en 1811 el Alto Perú acentuó su dependencia del virreinato
del Perú, aquél se circunscribía, territorialmente hablando, en lo
esencial, a la Audiencia de Charcas y, por lo mismo, no tenía por el
oeste acceso al Océano Pacífico ni por el norte se extendía a los
"territorios incógnitos." Confinaba con ellos, pero no los comprendía.
Ergo, los territorios incógnitos y la provincia de Chunchos eran "dos
conceptos distintos."

Por eso, no es exagerado decir que la crisis que empuja a Chile a
agredir al Perú en 1879 se gestó en 1825, cuando un déspota y
anti-peruano Bolívar, ordenó a su fiel asistente de origen irlandés
Burdett O'Connor a encontrar un puerto para el Estado que trataba de
crear a expensas del Perú, arrebatando obviamente una porción de la
parte sur de lo que había pertenecido al virreinato de Lima. Para nada
tuvo en cuenta su propia receta de respetar el uti possidetis de 1810,
ni tampoco se detuvo en preguntar su parecer a un Consejo de Gobierno
peruano totalmente obsecuente y mantenido en la más completa
ignorancia. Simplemente procedió por diktat sin reparar en el
desidératum de los pueblos. El relato que ha dejado para la posteridad
ese aventurero irlandés es francamente de antología:

"Pasé todo el mes de octubre en Tarija (1825) con la Legión Peruana.
Llegó el correo de 4 de Noviembre, y me trajo dos notas oficiales del
general Sucre; en la una de ellas ordenándome, por disposición del
Libertador, desocupara inmediatamente la plaza de Tarija, por haber
cedido dicha provincia al gobierno argentino (sic), en el arreglo
hecho con su Legación (...), y despachar la Legión Peruana a Potosí.
La otra empezaba en estos términos: "Al señor coronel jefe de Estado
Mayor General, Francisco Burdett O'Connor.- Señor: Su Excelencia el
Libertador ha tenido á bien conferir á Usía una comisión de suma
importancia, la cual verificada con buen suceso, le granjeará no solo
la honra, sino la gratitud de todos los pueblos del Alto Perú (sic)",
y seguía diciéndome que esta nueva República carecía de un puerto de
mar (sic); que me dirijiese a la costa de Atacama, levantase un mapa
de Loa, Cobija, Mejillones y Paposo, y habilitase para el comercio el
que encontrase mejor. Pocos días después, en cumplimiento de esta
orden, salí de Tarija y me dirigí á la villa de Tupiza (…). (…) De
Toconao, en cuyo pueblo me dejó Fermín Torres, pasé al pueblo de
Atacama, capital de la provincia, distante diez leguas de Toconao,
camino muy llano. En Atacama encontré de guarnición al capitán
Casanova, con la compañía de cazadores del batallón segundo del
ejército del Perú, cuyo cuerpo dejé de guarnición en Potosí cuando
marché para el sur. (…) Pasé por Calama, Chacance y Culupo, y llegué a
Cobija sin novedad. (…) En Cobija no encontré más que un hombre,
cochabambino, llamado Maldonado. Este me dijo que habían muerto de
viruelas todos sus changos, pescadores de lobos, que no había más
vivientes en el puerto que él y su hermano (…). Al día siguiente llegó
al puerto el bergantín de guerra Chimborazo con el jefe de la escuadra
colombiana en el Pacífico á bordo, de orden del Libertador (sic), para
llevarme con él con el objeto de reconocer todos los puertos que
tenía anotados (sic) en mi nota de instrucciones (sic). (...) La
primera noche que pasé á bordo del Chimborazo fue la del 9 de
diciembre, primer aniversario de la victoria de Ayacucho, y el
comodoro que mandaba el bergantín Chimborazo era el capitán Carlos
Wright, del batallón Rifles, de Bomboná, primero de la guardia. Había
servido con su batallón en la batalla de Ayacucho, y sabiendo el
Libertador que había sido guardia marina en el servicio inglés, que
equivale á cadete en el ejército, le nombró comodoro de la escuadra
colombiana en el Pacífico, y esto por necesidad, tan escasos eran los
hombres aptos de quienes el general Bolívar tuvo que valerse para el
servicio. Al día siguiente emprendimos el reconocimiento de todos los
puertos mencionados en mis instrucciones y hallamos que el de Cobija
tenía el mejor fondo para ancla y el puerto más cómodo también, aunque
escaso de agua, pero de poder aumentar la cantidad. Me separé del
comodoro en el puerto de Loa, que no es más que una rada, y con el
agua del río Loa, tan salada que no se puede beber. El puerto de
Mejillones es hermoso, pero carece de agua. El de Paposo tiene río con
pescado que le entra, pero como el tránsito desde Paposo por tierra á
Atacama no tiene una gota de agua, ni pasto, y por estas razones
inverificable. Empero, si yo hubiese podido penetrar en lo futuro,
hubiese habilitado los dos puertos, el de Paposo y el de Atacama; el
primero con almacenes para desembarco de las mercancías, y el segundo
para punto de partida hasta Potosí, disponiendo que los fardos y demás
cargas se transportasen del un punto al otro en lanchas, arrimándolas
á la costa sin peligro alguno. De este modo se hubiesen evitado las
posteriores pretensiones infundadas de Chile, y su usurpación en la
provincia más rica de Bolivia. Había encargado al corregidor Maldonado
llevar mis mulas por tierra hasta la boca del río Loa, con mi
asistente, y cuando me separé del comodoro seguí mi camino río arriba
hasta el puerto de Quillagua, adonde llegué la misma tarde. El
comodoro se dirigió al puerto de Arica á tomar á su bordo al
Libertador de regreso de Chuquisaca y llevarlo á Lima."

"Este puerto de Arica era en el que se embarcaban para España todas
las encomiendas procedentes del Alto Perú. (…) Desde Quillagua
despaché á mi asistente á Atacama á traerme mis animales y petacas (…)
y entretanto me ocupé de reconocer todas las inmediaciones del pueblo
y de dirigir al general Sucre mi primer parte del resultado de mi
comisión hasta aquí. No sé si recibió el pliego; pero lo cierto es que
no tomó providencia alguna sobre los datos que le dí relativos á la
demarcación entre el Bajo y el Alto Perú (sic). Lo que puedo asegurar
con confianza es que si yo hubiese acompañado al comodoro hasta Arica,
si me hubiese visto allí con el Libertador, que pasaba á Lima, y si le
hubiese hecho sabedor de los datos que había tomado de los ancianos en
Quillagua, el Libertador, á su llegada, á Lima, hubiera arreglado
todos los linderos entre el Alto y Bajo Perú por un decreto (sic), el
cual hubiera aumentado el territorio de Bolivia, con todo el collado
del Cuzco, desde el abra de Santa Rosa, y por la costa desde el río de
Tambo (sic), entre Torata y Arequipa; y como se reconocía al
Libertador por presidente de ambas Repúblicas, jamás hubiera habido
oposición la más pequeña a su decreto (sic)." (F. Burdett O'Connor:
Independencia Americana-Recuerdos de Francisco Burdett O'Connor.-
Sociedad Española de Librería-Madrid. Escrito en 1869).

Como puede apreciarse, hubiese sido muy fácil durante esos fatídicos
meses arrebatarle al Perú inclusive parte de Arequipa. Enhorabuena que
O'Connor no viajó a Arica para encontrarse con el veleidoso caudillo
militar que, como se aprecia más en detalle en el Tomo Tercero
Descodificando la creación de Bolivia, de la serie Las veleidades
autocráticas de Simón Bolívar, regresaba apuradamente a Lima para
defenestrar a algunos diputados peruanos que podían tirar por la borda
su libreto urdido para hacer del Perú, en el colmo del cinismo, el
promotor de la separación del Alto Perú y de la "dictadura perpetua."
Asimismo, ese recuento sirve para calibrar mejor la otra cantidad de
problemas limítrofes que el malhadado caraqueño dejó al Perú en prueba
de su deslealtad.

Según lo relata el mismo Arguedas, y confirma ese designio avieso en
perjuicio del Perú, en una carta escrita por Sucre a Bolívar, en 1823,
suponemos desde Lima, aquél hizo una abierta crítica de la conducta de
Santa Cruz en el Alto Perú como comisionado de Riva Agüero, subrayando
que más que con un objetivo militar, "iba a esas regiones con el fin
de 'apoderarse de las provincias del Alto Perú y segregarlas del Perú
y Buenos Aires, formando un Estado separado." Pero, al enterarse que
La Serna se acercaba al Alto Perú, Santa Cruz no dio ninguna batalla,
optando por "emprend(er) una precipitada retirada que más tenía trazas
de vergonzosa huída, perdiendo en la ruta la casi totalidad de sus
7000 hombres", concluye Sucre. (Ibid.). ¿Despertó esa carta la
ambición del caudillo militar de hacer parir un nuevo Estado?

Veamos algunos fragmentos de cartas de Sucre, entre muchas otras, en
busca de la respuesta:

"(...) Mil veces he pedido a V. instrucciones respecto del Alto Perú y
se me han negado, dejándome en abandono; en este estado yo tuve
presente que en una conversación en Yacán (pueblo cerca de Yanahuanca)
me dijo V. que su intención para salir de las dificultades (sic) del
Alto Perú era convocar una asamblea de estas provincias." (Carta de
Sucre a Bolívar de 4 de abril de 1825 en Vicente Lecuna: Documentos
referentes a la creación de Bolivia.- Tomo I).

"(...) Yo pienso irme a Puno a encontrar al general Olañeta para
arreglar definitivamente las cosas del Alto Perú; mas me demoraré aquí
tres días por solo esperar instrucciones de V. (sic); si no me llegan,
me sujetaré en cualquiera transacción a las conversaciones que sobre
estos asuntos tuvimos en Yanahuanca en el mes de junio (sic). (Carta
de Sucre a Bolívar de 11 de enero de 1825.- Ibid.).

"(...) Me ha dicho el doctor Olañeta que él cree difícil, sino
imposible (sic), reunir las provincias altas a Buenos Aires; que hay
una enemistad irreconciliable (sic): que o se quedan independientes o
agregadas al Perú (sic), en cuyo caso quieren la capital en Cuzco, o
más cerca de ellos. Sirva de gobierno esta noticia que está
corroborada por otras muchas más (sic)." (Carta de Sucre a Bolívar de
5 de febrero de 1825.- Ibid.).

"(...) no obstante que las provincias están muy determinadas a no ser
argentinas (sic); los partidos están entre ser independientes o del
Perú (sic); a lo último se inclinan los hombres de más juicio (sic)."
(Carta de Sucre a Bolívar de 23 de abril de 1825.- Ibid.).

En síntesis, mediante evidencias e indicios dejados por las
comunicaciones cruzadas entre Bolívar y Tomás de Heres con Sucre y
Santander, puede sostenerse que el veleidoso caudillo militar sí tuvo
la intención de dividir el Bajo y Alto Perú desde antes de la batalla
de Ayacucho. Concretamente, por lo menos desde junio de 1824, por
confesión de su lugarteniente. Pero, no es improbable que haya sido
desde antes, inclusive desde la fecha en que tomó conocimiento de la
rebelión de Olañeta en el Alto Perú. Con esa intención en mente, solo
conocida por uno o dos de sus más fieles servidores, Bolívar quiso
evitar ser otra vez sorprendido como sucedió en Guayaquil, en que un
sentimiento pro peruano se instaló prematuramente en el seno de la
Junta de Gobierno (Tomo Primero: La usurpación de Guayaquil de la
serie Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar). Por eso, desde
antes de la batalla de Ayacucho buscó acercarse a Olañeta,
seduciéndolo para que se haga su aliado. (Véase el Tomo Segundo La
fanfarronada del Congreso de Panamá). Juego infructuoso que continuó
por inercia, producida la derrota de los realistas en la Pampa de la
Quinua, hasta que Bolívar se enteró por Sucre en febrero de 1825 que
la situación podía precipitarse, reviviendo con ansiedad en su mente,
imaginamos, la difícil experiencia de Guayaquil. Su fiel lugarteniente
se limitó en todo esto a dar cumplimiento a lo que en su leal entender
era el pensamiento del ambicioso caudillo, tal como éste le confesó en
Yacán en junio de 1824, en el sentido de forzar la independencia de
esas provincias del altiplano. Había que fraccionar el Perú,
debilitarlo, para desplazar el centro de gravitación geopolítica hacia
el norte.

Friday, August 03, 2007

Tretas de Fraport AG en Uzbekistán, Perú

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
22-10-2006

El 15 de noviembre del 2000, en carrera de un solo caballo, es decir
como postora única, el consorcio Lima Airport Partners, LAP, integrado
por Flughafen Frankfurt Main AG, Bechtel Enterprises Ltd. y Cosapi
S.A., se hacen de la concesión del Aeropuerto Internacional Jorge
Chávez. De los 1500 millones de dólares que anunció con rimbombancia
estridente, el ministro de Economía de entonces, Javier Silva Ruete,
no hay nada, en cambio, con el tiempo, LAP, se endeudó con bancos
norteamericanos y alemanes por algo más de 120 millones de dólares.

Hacia el 2003, ya no existía Cosapi, y tampoco Bechtel. La segunda
había creado Alterra Partners que unía esfuerzos con Fraport y
continuaban, según ellos, las operaciones en el Jorge Chávez. A
Alterra están a punto de botarla con enorme escándalo nacional de
Costa Rica, país donde no ha podido construir el espigón a que se
había comprometido y no tiene recursos tampoco y se avecinan tiempos
conflictivos cuestionándose a esta empresa desde la misma Asamblea
Legislativa del país centroamericano.

Hoy tomamos conocimiento, gracias a un artículo de pocos años atrás,
del periodista filipino Jarius Bondoc, de las artimañas empleadas por
Fraport en Uzbekistán y Manila. Es decir, como los socios de la
conquista del Perú, que sólo tenían que probar una voracidad y hambre
material de niveles delincuenciales, nos estamos adentrando en un
esquema gangsteril por el que los aeropuertos son virtualmente
asaltados por pandillas internacionales.

¿Qué puede decir o explicar, por ejemplo, el embajador de Alemania en
Perú frente a hechos de ocurrencia pública y anterior de una empresa
que como Fraport reconoce en su accionariado la participación del
gobierno federal de Alemania? Este es un tema que tendrá que ser
investigado exhaustivamente antes que, por alguna sinrazón, quienes
tengan responsabilidad se vayan del país y la empresita de S/ 10 mil
soles a la que se regaló el Aeropuerto Jorge Chávez, LAP, ponga los
pies en polvorosa frente a tanta información esclarecedora.

¿Cuáles fueron los nexos o intereses que representaban o defendían o
promovían Javier Silva Ruete, Alberto Pandolfi, Pedro Pablo Kuczynski,
entre los más notorios?

¡A la cárcel, todo Cristo!

Mañana: Investigan legitimidad de concesión del Jorge Chávez

Herbert Mujica Rojas
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Tretas de Fraport AG en Uzbekistán, Perú
por Jarius Bondoc, jariusbondoc@workmail.com
Newsflash, Manila, noviembre 12, 2003

El círculo se está cerrando alrededor de los altos gerentes de Fraport
Ag. Las autoridades alemanas han desenterrado evidencias de sobornos
internacionales realizados por el operador aeroportuario más grande de
Europa. El camino del dinero señala a Uzbekistán y Perú, tal como una
investigación, en el 2001, dirigió la misma hacia Manila.

En reportes periodísticos en Frankfurt aparece que el soborno tenía
como intención agrupar los monopolios de servicios aeroportuarios en
las naciones centro-asiáticas y sudamericanas. Bolsas llenas de euros
cambiaron de manos al mismo tiempo que Fraport, en sociedad con
Piatco, engatusó a Manila hacia un monopolio para operar en el Nino
Aquino Aeropuerto Internacional Terminal 3 (NAIA-3).

El asunto en Uzbek consistió en el equivalente en euros de alrededor
de medio millón de marcos alemanes. Los abogados del distrito de
Koblenz descubrieron esto accidentalmente mientras investigaban la
quiebra en el 2001 de una compañía de transporte de carga en una
municipalidad pequeña de Hunsruck. La transacción se reflejó en los
libros de contabilidad de dicha compañía en el 2000, pero no existían
recibos. Los investigadores encontraron 2 contratos, 2 facturas y 2
ingresos de pagos en efectivo.

Era el clásico caso de una transacción falsa. Profundizando, los
abogados del Estado, rastrearon que el dinero venía de Fraport AG,
compañía cuyos dueños eran de la ciudad de Frankfurt, el Estado de
Hesse y el Gobierno Federal. Abogados del distrito en Frankfurt se
aunaron a la indagación y encontraron que Fraport, primeró contrató a
un tal Karsten Kroll para apresurar el esfuerzo y ganar el contrato
para restaurar el aeropuerto de la capital de Uzbek de Tashkent.
Fraport obtuvo el contrato pero no sin antes sobornar a uno de los
hombres más ricos de la república ex soviética, Arslan Rusmetow, quien
era la máxima cabeza de la compañía más importante de transportes de
Uzbekistán.

Rusmetow no consiguió todo el dinero de parte del señor Kroll. La
revista alemana Der Spiegel afirmó en una reciente edición (44/2003)
que la transacción se realizó en junio del 2000 por el señor Bernd F.
de un contrato firmado por quien era el hombre más fuerte de Fraport
ubicado en Taskent. Tres días más tarde, Kroll facturó a Fraport que
pagó el monto acordado en julio. En setiembre, Bernd F., cobró el
equivalente en euros de 113 mil marcos alemanes que Kroll convirtió en
dólares y luego envió a Rusmetow. Como facilitador, Kroll se quedó con
el 12%. Sin embargo, a pesar de este trabajo, la compañía quebró al
año siguiente.

Tal bakshisk (regalo) en el idioma uzbeko, era usual en las compañías
alemanas que trataban de conseguir contratos en Asia, Latinoamérica y
Africa con la llamada modalidad useful expenditures (gastos
provechosos). Sin ellos, nada se puede realizar con muchos gobiernos
en aquellos continentes, según Fraport y otras compañías germanas.
Autoridades de ese país, generalmente se hacen los que no ven y pasan
por alto el tema, siempre y cuando, ninguna autoridad alemana sea la
receptora.

Si bien el Parlamento alemán aprobó una ley castigando el soborno
inclusive a gobiernos extranjeros en 1999, debe aclararse que el
asunto en Uzbek comenzó en el 2000 y todo el tema del contrato del
aeropuerto de Tashkent prosiguió a lo largo del 2001 con lo cual se
evidencia que la ley alemana es simplemente letra muerta.

Hacia el 2002, investigadores alemanes consiguieron suficiente
evidencia para procesar judicialmente a Fraport. Esta, abruptamente,
dio por terminado su contrato con el Aeropuerto de Tashkent y
manifestó que preferiría renunciar a una transacción que pagar un
soborno. Sin embargo, la verdad es que el presidente del directorio,
Roland Koch, estaba al mismo tiempo haciendo campaña para su
reelección como primer ministro del Estado de Hesse. El quería, por
todos los medios, evitar la prolongación de las investigaciones y que
arruinarían sus posibilidades de ganar el comicio. Y es por eso que
Fraport pretendió infundir en la opinión pública que el soborno de
Tashkent fue uno no autorizado y realizado por empleados de menor
rango y sin ningún vínculo con las gerencias importantes. Bernd F. y
Dieter C. fueron despedidos.

Los investigadores se mostraron muy renuentes a creer que sólo
empleados, tomaran decisiones unilaterales sin haber recibido órdenes
desde muy arriba.

En noviembre del 2002, los investigadores buscaron en las oficinas de
Fraport mayor evidencia y regresaron en setiembre del 2003, logrando
once arrestos de gerentes incluyendo un abogado por cómplice.

Aparentemente esto fue así. De modo similar, las investigaciones en
Lima, Perú y Manila, indujeron a Fraport a enjuiciar a las autoridades
filipinas ante el Banco Mundial, todo, evidentemente, como una cortina
de humo. Desde el 2001, el presidente de la Junta y primer ministro,
Koch, han estado bajo presión por los accionistas de Fraport y los
votantes del Estado de Hesse por desperdiciar fondos corporativos en
negociar la transacción de Piatco (Filipinas) y la aparente
continuidad de la práctica de gastos provechosos. Koch se desafilió
del problema, saliéndose de la inversión de 450 millones de dólares en
Piatco.

Sin embargo apareció una nueva prueba de soborno internacional que
demuestra el no arrepentimiento de esta práctica y es por eso que Koch
está haciendo ver al Banco Mundial y al público alemán que él no fue
el sobornador, sino que fue el gobierno filipino que trató de
sobornarlo por tres millones de dólares.

La verdad es que dos grupos separados del gobierno filipino declararon
que el contrato de Piatco estaba manchado y agrietado. El Senado y la
Corte Suprema determinaron la situación monopólica existente en el
área, violaba la Constitución y las leyes de comercio.

La lucrativa situación de Fraport en el Aeropuerto Internacional Jorge
Chávez de Lima, Perú, revive una situación similar.

Fraport se embolsó el contrato con Perú a través del consorcio LAP,
Lima Airport Partners, con dos firmas, una peruana (COSAPI) y Bechtel,
como NAIA-3 (en Filipinas). La concesión inicial era para proveer al
aeropuerto los servicios principales como aterrizaje y despegue de
naves, parqueo, soporte de navegación, seguridad, servicio de rescate
y bomberil, circuito de TV y puentes aéreos. Cualquier aeropuerto
internacional ya es un monopolio virtual, ya que todas las salidas y
entradas por aire deben hacerse a través del mismo y, por tanto los
concesionarios están limitados a dar estos servicios principales.

Al igual que con Piatco, Fraport, engatusó a las autoridades peruanas
para que se revise (addendas sucesivas) una parte del contrato de
concesión y LAP propuso al gobierno peruano la enmienda del mismo
porque quería, también, el control de los servicios secundarios,
catering, petróleo, mantenimiento de aviones, maejo en tierra, carga,
alquiler de autos, salas VIP, sistema de comunicaciones, restaurantes,
tiendas en el Duty Free, bares, counters de aerolíneas, control de
pasajeros, equipajes y otros servicios generadores de dinero que eran
mantenidos por pequeños contratistas.

Las autoridades alemanas creen que el dinero cambió de manos también
para Fraport con el propósito de ganar el control en algunos servicios
secundarios y en camino hacia el monopolio total. Las autoridades
filipinas también están familiarizadas con este modus operandi.

¿Un corredor por Arica para Bolivia?*

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-8-2007

El cónsul de Bolivia en Chile, Roberto Finot, acaba de sostener que el
único punto posible de salida "natural" y "enclave con soberanía" para
su país, es Arica. Sin ningún título histórico o de otra índole, se
trata de contrabandear la especie que eso es así. ¡De ninguna manera!
Entre Perú y Chile hay un Tratado, el del 3 de junio de 1929 y su
inseparable Protocolo Complementario y esta relación bilateral es de
indesdeñable presencia en resguardo de la dignidad del Perú que se vio
arrastrado a una guerra en 1879 por causa ajena.

El maestro Alfonso Benavides Correa, anticipó con enorme solidez, las
veleidades en que ha incurrido con gran frivolidad pusilánime nuestra
diplomacia y gobiernos diversos. Leamos con prudencia y combatividad
de peruanos que honran a sus mártires y a quienes NO aburre el
tratamiento de los temas limítrofes, asunto que sí daña la
tranquilidad de quienes no tienen raíces nacionales ni el más mínimo
apego a este país milenario. Peruanoides infiltrados en el gabinete de
ministros, en la prensa, en las fuerzas armadas, en los partidos
políticos, en las múltiples ONGs ávidas de destruir cualquier señal de
defensa del país, no son quienes para dar ningún ejemplo de
peruanidad.

Hay que apoyar a Bolivia para su salida al mar y que lo haga por los
territorios que fueran suyos, Tocopilla, Cobija, Mejillones y
Antofagasta, hasta 1879, en que les fueron arrebatados por Chile, país
con el que tendrán que arreglar esta situación lamentable. En Arica el
Perú tiene derechos y soberanía restringida. (Herbert Mujica Rojas).
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Ofrecimiento irresponsable
¿Un corredor por Arica para Bolivia?*
por Alfonso Benavides Correa

¿Conoce usted los acuerdos altiplánicos derivados del llamado plan de
acción del Lago Titicaca diseñado por los presidentes del Perú y
Bolivia Alan García Pérez y Jaime Paz Zamora?

Conozco los términos del plan de acción que, suscrito por ambos
presidentes el 18 de octubre último, dio a conocer dos días después la
Cancillería del Perú.

¿Algún punto preocupante entre los diecinueve de dicho plan?

Varios. En vía de ejemplo cabe citar el punto 4 en que -sin saber cómo
podría compatibilizarse con las disposiciones del Capítulo VI del
Título IV de la Constitución Política del Perú que se refiere al
Consejo de Ministros en la Estructura del Estado- los presidentes
manifiestan su decisión de promover en el futuro la creación de un
ministerio binacional para el manejo y desarrollo integral del
altiplano común que tenga a su cargo todos los aspectos que se
vinculen a la problemática del área.

¿Y el punto 8 en que se expresa que, en atención a la común historia
del Perú y Bolivia, el presidente del Perú decidió que, a partir de la
fecha, el vapor "Ollanta" tomara el nombre de "Gran Mariscal Andrés de
Santa Cruz"?

Aunque aparentemente intrascendente la decisión no sólo recuerda la
rivalidad entre Gamarra y Santa Cruz que, como eje visible de la
política en el Perú y Bolivia, significó que, entre 1828 y 1841, ambos
países viviéramos temiendo, en atroz dilema, la subyugación de Bolivia
por el Perú o la intervención en el Perú de Bolivia.

El que el destino no fallara dentro de ese dilema -puesto que
fracasaron tanto la intervención santacrucina en el Perú cuanto la
penetración gamarrista en Bolivia— no constituye razón para
replantearlo reponiendo en Bolivia una supuesta pan-peruanidad y en el
Perú los temores de un siempre latente separatismo en el sur.

Me vienen a la memoria la carta de Santa Cruz -"el cóndor indio" como
lo bautizó en 1966 Alfonso Crespo- a su lugarteniente Calvo en la que,
desde el Cusco, según el texto publicado en 1945 en la Revista Peruana
de Cultura Historia, el 26 de septiembre de 1838 le hizo llegar este
revelador mensaje: "La independencia del Sur (del Perú) a la cual
estoy dirigiendo todas mis medidas creando intereses propios es, en
verdad, lo que más conviene a la seguridad de Bolivia...".

No son pocos quienes hoy saben que la existencia del Estado
Sur-Peruano (la "República Sur-Peruana" como dijeron las monedas
emitidas entonces) fue un peligro para la unidad nacional. Al tratar
la mortalidad de la idea confederal el gran maestro Jorge Basadre
afirmó que, con algunos años más de vida, se habría afianzado. En el
caso de un colapso de la Confederación por muerte o derrocamiento de
Santa Cruz en fecha posterior a 1839, habrían habido intereses creados
resueltos a mantener esa entidad política y hasta a anexarla a
Bolivia. Ese fue el punto de vista de Juan Gualberto Valdivia en el
periódico El Yanacocha. No quedó solitario. Santa Cruz -agrega
Basadre- se inclinó a dicha fórmula cuando encontró dificultades en el
norte.

¿Qué habría ocurrido de haberse producido la consolidación del Estado
sur-peruano?

Basadre no vaciló en afirmar que dicha factible posibilidad "hubiera,
a la larga, llevado al Perú a un proceso de desintegración similar al
de América Central después de su breve experiencia unionista".

En 1828 -cuando lo llamaron a la presidencia de Bolivia y cuando desde
1829 su antiguo amigo, aliado o cómplice, Gamarra, persiguió a sus
partidarios, y vinieron las amenazas de guerra en 1831 y 1833 -Santa
Cruz se convirtió en boliviano: "En esa época -dice Basadre-llegó a
acariciar la idea de segregar el sur del Perú o por lo menos de
incorporar Arica y Tarapacá a Bolivia".

En la misma idea estuvo más adelante: "Cuando comprobó en 1838 la
defección del Estado norperuano bajo el mando de Orbegoso y Nieto
-concluye Basadre— volvió a pensar en la segregación del Sur, idea que
expuso a O'Higgins en una carta que Vicuña Mackenna publicó más tarde"
al igual que el mismo Basadre en La iniciación de la República.

¿Se ha enterado también del cable no desmentido de la agencia Efe,
proveniente de La Paz y fechado el 19 de octubre, según el cual el
gobierno de Bolivia destacó ese día no solamente el apoyo que el
presidente peruano, Alan García, le brindó a una posible negociación
para solucionar la falta de una salida al mar para Bolivia "aun a
costa de territorios que antes de 1879 pertenecieron al Perú" sino al
ofrecimiento de que, en caso de producirse un acuerdo bilateral entre
Chile y Bolivia, y consultarse al Perú sobre él, "deberemos expresar
nuestro beneplácito y aceptación porque esté en una necesidad
latinoamericana"?

Leí el cable, con estupor, en varios diarios de Lima. Ni en sus
extremadas utopías Haya de la Torre se atrevió a tanto pues, aunque
con comentarios irreflexivos, se inclinó ante el Tratado entre el Perú
y Chile del 3 de junio de 1929 y su inseparable Protocolo
Complementario de la misma fecha.

En la entrevista que le concedió a la revista venezolana Resumen,
entrevista que en su versión original reprodujo en Lima, en diciembre
de 1977, la revista aprista ABC, Haya respondió así a la pregunta
"¿Cómo enfoca usted el problema de la mediterraneidad de Bolivia y de
la posibilidad de darle a Bolivia una salida al mar?", que le formuló
el periodista Jorge Olavarría: "Nosotros somos francamente favorables
a darle a Bolivia una salida al mar". Ante la nueva pregunta de
Olavarría "¿Usted no cree que puede pasar un poco con esto lo que el
general Torrijos dijo con respecto a Panamá, es decir, que a los
bolivianos se les acabe la paciencia y a los peruanos y a los chilenos
se les acaben las excusas?" Haya expresó: "Podría ser, pues el
problema ha sido usado como pretexto de un posible conflicto y
nosotros esperamos que se encuentre la solución entre Chile, Perú y
Bolivia para ir a un arreglo. Nosotros creemos que lo que Chile ha
propuesto es el mejor camino, pero ha sido controvertido. Los peruanos
creen que el corredor propuesto establece ya una separación absoluta
entre Perú y Chile al norte de Arica y hay un remoto anhelo patriótico
de recuperar Arica".

Al terciar en la entrevista Antonio Aparicio preguntando si "El
gobierno peruano, mejor dicho, el Estado peruano, ¿mantiene la
reivindicación, la recaptura o la reintegración del territorio
nacional de Arica?", Haya de la Torre respondió: "Eso, de acuerdo con
el Tratado entre el Perú y Chile del año 29, es asunto absolutamente
terminado, pero un sentimiento nacional, alentado por el velasquismo,
pretendió ofrecernos ese prospecto, que es muy poco halagador para la
paz de América porque eso significa una disputa y una disputa mala.
Sobre este particular, nosotros somos pacifistas e integracionistas".

¿El general Velasco, a quien usted conoció muy de cerca, desconoció
alguna vez la posición de nuestro país de absoluto respeto a los
tratados celebrados por la república y fiel cumplimiento de sus
obligaciones internacionales?

Jamás. Muy por el contrario, cuando en marzo de 1974 circularon
rumores sobre un deterioro de las relaciones peruano-chilenas, el
general Velasco fue rotundo al declarar en una concurrida rueda de
prensa: "Chile no podrá ofrecer a Bolivia una salida al mar sin
nuestro consentimiento por territorios que fueron del Perú. Pienso,
además, que no hay peruano o peruana que opine en favor de dar a
Bolivia una salida por Arica".

¿Y, por tanto, para mantenerla enclaustrada?

No, de ninguna manera. Reiterando lo que en julio de 1973 conversó con
el presidente Hugo Bánzer cuando vino a Lima, y quedó escrito en la
Declaración Conjunta que ambos gobernantes emitieron en dicha ocasión,
el general Velasco Alvarado -después de señalar que el supuesto eje
Brasil-Chile-Bolivia, que podría tomar una actitud negativa contra el
Perú, era una simple e interesada especulación periodística y que el
Perú, leal a su política pacífica, rechazaba toda posibilidad de
enfrentamiento con el pueblo de Chile -sintetizó así su irreprochable
pensamiento, que años después, en 1976, fue ratificado por todas las
Regiones Militares del Perú: "El pueblo peruano vería con satisfacción
que Bolivia tenga una salida al mar por los territorios que fueron de
Bolivia" (Tocopilla, Cobija, Mejillones y Antofagasta).

No olvidó el siempre alerta general Velasco el Pacto General de
Amistad y de No Agresión celebrado en Lima entre el Perú y Bolivia el
14 de septiembre de 1936, Pacto en cuya cláusula primera "Bolivia
declara que no tiene ningún problema político ni territorial pendiente
con el Perú".

¿Qué razones cabe oponer a un corredor boliviano al norte de Arica,
junto a la línea de la Concordia?

Muchísimas. Se ha reputado formulación políticamente equilibrada y
jurídicamente respetuosa la resolución de la Asamblea General de la
Organización de Estados Americanos (OEA) reunida en La Paz que, al
contemplar el "Acceso de Bolivia al Océano Pacífico", en octubre de
1979, declaró el interés hemisférico permanente en la solución de la
mediterraneidad de Bolivia a fin de consolidar una paz estable que
estimule el progreso económico y social del área afectada y recomendó
a los Estados a los que este problema concierne "más inmediatamente"
que iniciaran negociaciones encaminadas a dar a Bolivia "una conexión
libre y soberana con el Océano Pacífico".

De dicha resolución, sin embargo, no se puede inferir en modo alguno
que consagre una incitación a desconocer y contravenir tratados
internacionales.

Oportuno me parece recordar que el canciller Carlos García Bedoya, que
presidió la delegación del Perú a la Asamblea, no se limitó a expresar
el apoyo de nuestro país a tal resolución, habida cuenta de que el
Perú dio siempre muestras concretas de su voluntad política de
contribuir a una solución definitiva de la mediterraneidad boliviana
que sea garantía de paz, integración y desarrollo entre nuestras
naciones.

Nuestro inolvidable canciller subrayó igualmente con acierto que el
apoyo peruano a la búsqueda de una solución obedecía al "ineludible
acatamiento, llegado el caso, a claras disposiciones de un tratado
internacional". "Por ello -añadió nuestro canciller antes de la
votación de la resolución- pensamos que la recomendación que pudiera
hacer este organismo para la búsqueda de soluciones por los Estados
concernidos, sólo puede entenderse dentro del respeto a los tratados,
a los derechos y a los intereses de las partes involucradas".

¿Este apoyo fraterno, enmarcado en el respeto a los tratados vigentes
y atento a los derechos e intereses nacionales, significa, en el caso
del Perú, sumisión estricta al tratado Rada Gamio-Figueroa Larraín del
3 de junio de 1929?

Naturalmente. Sujeción estricta al Tratado y a su inseparable
Protocolo Complementario de la misma fecha.

¿Qué derechos e intereses del Perú cabe destacar en el tratado y en el
protocolo mencionados?

Las servidumbres perpetuas y el derecho de veto del Perú en Arica que
restringen la soberanía de Chile y que contemplo en el Capítulo V de
mi libro Una Difícil Vecindad: los irrenunciables derechos del Perú en
Arica y los recusables acuerdos peruano-chilenos de 1985 que publicó
el año pasado la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con un
brillante y valeroso prefacio de su rector el doctor Jorge Campos Rey
de Castro.

Un derecho recíproco de veto por parte del Perú y Chile en virtud del
cual, sin previo acuerdo entre sí, ninguno de los dos países puede
ceder a un tercero la totalidad o parte de los territorios que
quedaron bajo sus respectivas soberanías (artículo 1° del Protocolo);
y, restringiendo aún más las soberanías no absolutas del Perú y Chile
limitadas por el derecho de veto recíproco, un régimen de servidumbres
a perpetuidad tanto para el tránsito del ferrocarril de Tacna a Arica
cuanto para el uso en la bahía de Arica del malecón de atraque para
vapores de calado, del edificio para la agencia aduanera peruana y de
la estación terminal para el ferrocarril a Tacna, zonas en las que el
Perú, al igual que en los establecimientos que para el servicio del
Perú el gobierno de Chile debe construir, gozará de la independencia
propia del más amplio puerto libre (artículo 5° del Tratado, AUN
PENDIENTE DE CUMPLIMIENTO) así como, en el ferrocarril de Tacna a
Arica, gozará del más absoluto libre tránsito de personas, mercaderías
y armamentos (artículo 2° del Protocolo).

En cuanto a las "servidumbres" es sabido que constituye hoy doctrina
incontrovertible que ellas son restricciones al dominio territorial,
voluntariamente aceptadas por un Estado mediante acuerdo
internacional, en favor de otro u otros Estados, y que las
"servidumbres" importan esencialmente una restricción de la capacidad
de acción ya que el Estado que las soporta sufre la limitación de su
derecho de independencia atendiendo a que la independencia supone la
omnipotencia estatal en el orden interno que comprende las facultades
de constitución, legislación y jurisdicción (soberanía); y, en el
externo, el ejercicio de derechos restringidos por las
correspondientes obligaciones (independencia).

En la idea de que la independencia de los Estados es una de las
piedras miliares del Derecho Internacional por lo que, en tanto que el
ejercicio de la soberanía no esté limitado por tratados
internacionales, no puede ser interferida en ninguna cuestión que sea
de la exclusiva jurisdicción interna de los Estados; es uniforme la
doctrina, dentro del planteo de un análisis integral del problema de
la soberanía territorial, que considera que las "servidumbres"
establecidas a favor del Estado dominante, y que por ende afectan al
Estado sirviente, implican para éste un recorte o limitación a su
derecho de soberanía en el Derecho Internacional Público moderno.

No es ahora del caso enumerar todo lo que significa que el Perú goce
conforme al Tratado de 1929 de servidumbres tan amplias en Arica. Sea
suficiente anotar al paso con el eminente internacionalista Alberto
Ulloa, que así lo sostiene magistralmente en Posición Internacional
del Perú, que el libre tránsito de fuerzas militares y armamentos, a
que el artículo 2° del Protocolo del Tratado se refiere, comporta, en
conformidad con las reglas habituales del Derecho Internacional, "la
exención de la jurisdicción local" pues "las fuerzas armadas,
representación típica de la soberanía del Estado a que pertenecen,
sólo pueden estar sometidas a las leyes de éste".

En Una Difícil Vecindad usted anota que en la sesión secreta del
Congreso de Chile en que el 25 de junio de 1929 se contempló la
aprobación del Tratado y su Protocolo Complementario hubo oposición de
un representante: ¿en qué se sustentó la impugnación de los acuerdos?

Es cierto. En Chile y Perú: Los Pactos de 1929 revela Conrado Ríos
Gallardo que el senador José Maza impugnó los acuerdos, en vibrante
discurso, porque "las servidumbres que se concedían al Perú
comprometían la soberanía".

¿Fue el único ataque al Tratado y a su Protocolo?

No. En Chile, después que fue derribado el gobierno del presidente
Ibáñez del Campo y antes que se intentara sustraer a Chile de las
obligaciones que contrajo en 1929 con el repudiado proyecto Polo-Rivas
Vicuña de 1934, Ernesto Barros Jarpa, canciller de la República
durante la gestión presidencial de su antecesor Arturo Alessandri, vio
en el Tratado del año 29 y su Protocolo Complementario el peligro de
que el despojo de Arica no fuera incondicional y perpetuo: en El
Diario Ilustrado de Santiago el 19 de agosto de 1931 vituperó Barros
Jarpa los Pactos de 1929, y dentro de éstos expresamente el artículo
1° del Protocolo Complementario, calificándolos de "DESASTRE" para
Chile porque primero, "en el artículo 1° del Protocolo Complementario
se entregó al criterio del Perú una posible solución de nuestras
diferencias con Bolivia al suscribir el compromiso, según el cual, sin
un acuerdo previo con el Gobierno de Lima, Chile no podrá entrar en
arreglos territoriales con la República del Altiplano"; segundo,
"porque reconoció al Perú el derecho de tener un puerto peruano
construido a costa de Chile dentro de la bahía de Arica (Art. 5° del
Tratado) quitando a dicho puerto chileno su valor comercial y su valor
estratégico"; tercero, "porque ese puerto peruano en Arica está
especialmente autorizado para internar armas y municiones y para ser
una estación naval (Art. 2° del Protocolo Complementario),
estipulación ésta que adquiere más fuerza en presencia de la
obligación impuesta a Chile de desartillar el Morro de Arica (Art. 3°
del Protocolo Complementario) por lo cual en el orden político el
Tratado debe resumirse así: cesión de Tacna al Perú e inutilización de
Arica para Chile".

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, por su parte,
también arremetió, por Circular fechada en La Paz el 1 de agosto de
1929 e intitulada insólitamente "La reivindicación marítima de
Bolivia: reservas de su Cancillería al tratado chileno-peruano sobre
la soberanía de Tacna y Arica", contra la cláusula primera del
inseparable Protocolo Complementario del Tratado de Paz y Amistad
celebrado el 3 de junio de dicho año.

En su libro Una Difícil Vecindad usted ha citado al historiador
chileno Gonzalo Bulnes para quien el artículo 1° del Protocolo nació
como "la válvula de seguridad de la paz con el Perú": ¿por qué,
entonces, el desacuerdo con dicha cláusula fundamental no solo en
Bolivia y Chile sino en algún sector de la diplomacia peruana?

En cuanto al punto de vista de Bulnes no sé, con certidumbre de saber,
si el artículo 1° del Protocolo nació como "la válvula de seguridad de
la paz": no lo sé porque, aunque referida a otra cosa, a la
"eternidad" del hombre, recuerdo que Ortega y Gasset escribió alguna
vez no sólo que ser eterno no es perdurar, no es haber estado en el
pretérito, estar en el presente o seguir estando en el futuro sino
que, en cuanto a ella, el hombre tiene siempre que decirse a sí mismo
lo que aquél caballero borgoñón del siglo XV eligió como divisa: Rien
ne m'est sur que la chose incertaine: sólo me es segura la
inseguridad.

Lo que sí es evidente es que el desacuerdo a que se refiere su
pregunta se manifiesta, con mayor o menor intensidad, tanto en Chile y
Bolivia cuanto, aunque en expresión minúscula, en nuestro país.

En Chile porque, según palabras de Barros Jarpa, el Tratado de Lima y
su Protocolo Complementario "es el primer caso en la historia del
mundo en que un país entrega con mansedumbre, con humillación y sin
razón ni provecho alguno al vencido el fruto de su victoria" y "porque
subordinó la política internacional de Chile en el futuro al
comprometerse a no pactar con Bolivia sin el visto bueno de aquél
país".

En Bolivia porque, sobre la base del contradictorio aserto de que,
como consecuencia de la guerra, los territorios de Tacna y Arica
quedaron en posesión de Chile sin soberanía definida; y que, como
resultado de los Pactos de 1929, el Perú y Chile limitaron
recíprocamente sus soberanías, pactaron un condominio imperfecto en
dichos territorios e hicieron desaparecer el obstáculo de la
indivisión y de la falta de la indicada soberanía indefinida; debe
admitirse como natural la ilógica y aberrante consecuencia que Bolivia
readquirió la calidad de parte principal en la liquidación de la
contienda y la capacidad de hacer valer argumentos (?) "para resolver
su soberanía marítima por Arica".

En el Perú porque, al parecer, lamentablemente, no somos muchos los
que tenemos muy presente la patriótica advertencia de Alberto Ulloa
cuando examinó la idea que surgió en Bolivia de impulsar una tercería
que le asignara una nueva zona litoral que la repusiera a su condición
de país ribereño del océano y sirviera a su vez de separación
geográfica entre el Perú y Chile.

Estas fueron las palabras de Ulloa: "Resuelta la cuestión de Tacna y
Arica sin la participación de Bolivia, el interés y el juego de Chile
son y tienen que ser claros en el sentido de orientar hacia el Perú la
aspiración portuaria boliviana. Satisfacerla a costa nuestra
significaría vencer y debilitar nuevamente al Perú, émulo permanente
de Chile en el Sur del Pacífico; crear una separación abismal entre el
Perú y Bolivia por un tiempo cuya extensión estaría en razón directa
de tan monstruosa injusticia; crearle al Perú un nuevo competidor
político y económico, en mejores condiciones geográficas y
necesariamente subordinado o sometido a Chile, ya que no podría ser
amigo del Perú y ya que necesitaría apoyar en una amistad con aquél la
garantía de continuidad en una posesión írrita de la que el Perú haría
todos los esfuerzos posibles por expulsarla".

¿Alguna vez ostentó Bolivia soberanía marítima por Arica?

Nunca. Los únicos puertos que Bolivia tuvo en el Pacífico fueron, en
virtud del Decreto de Bolívar del 28 de diciembre de 1825, Tocopilla,
Cobija, Mejillones y Antofagasta.

Conviene recordar que, infructuosamente, Sucre le pidió a Bolívar, por
cartas que le envió el 27 de enero y el 28 de febrero de 1826 desde
Chuquisaca, que intercediera ante el Congreso del Perú para que le
cediera Arica a Bolivia a pesar de que, en muy clara exposición de su
política frente a las provincias altoperuanas, Bolívar le había
expresado por carta del 2 de febrero del año anterior: "Ni usted, ni
yo, ni el Congreso mismo del Perú, ni de Colombia, podemos romper y
violar la base del derecho público que tenemos reconocido en América".
Por ello -porque, según palabras de Bolívar, "los gobiernos
republicanos se fundan entre los límites de los antiguos virreinatos,
capitanías generales, o presidencias como las de Chile"- los pactos de
Federación y Límites que firmó el plenipotenciario colombiano Ignacio
Ortiz de Zevallos en Chuquisaca el 15 de noviembre de 1826 con el
ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia Facundo Infante y el
vocal de la Corte Suprema de Justicia Manuel María Urcullu, cediéndole
a Bolivia "el puerto de Arica, y los demás comprendidos desde el grado
18 hasta el 21 y todo el territorio perteneciente a la provincia de
Tacna y demás pueblos situados al Sur de esta línea, fueron rechazados
por el Consejo de Gobierno y por el Congreso del Perú que, por haberse
extralimitado Ortiz de Zevallos en el ejercicio de las atribuciones
que se le confirieron, no admitió "la desmembración de una parte
preciosa del Perú".

No es posible olvidar ni la nota de 18 de diciembre de 1826 suscrita
por José María Pando manifestándole al citado ministro
plenipotenciario del Perú en Bolivia "que no puede ocultarse que las
estipulaciones del tratado de límites son exclusivamente ventajosas
para Bolivia" y que "el gobierno no puede retrogradar en esta materia
sin faltar esencialmente a sus deberes y cargarse con una
responsabilidad muy grave". En su prólogo a La Misión Ortiz de
Zevallos en Bolivia recuerda Carlos Ortiz de Zevallos la carta que
Santa Cruz, presidente del Consejo de Gobierno, le escribió al general
La Fuente, prefecto de Arequipa, en la que en uno de los párrafos más
saltantes le dice: "...los bolivianos quieren Arica, y yo no quiero
ratificar los Tratados por no faltar al juramento que he hecho de
sostener a todo trance la integridad de la República... Yo no quiero
persuadirme que ningún Poder Ejecutivo puede desmembrar el territorio
cuya integridad he jurado sostener... Lo que digo a usted sobre los
Tratados es reservado; no quiero que el pobre Zevallos, que ha obrado
con celo y buena fe, sienta en público las tachas de sus
inadvertencias. Los chuquisaqueños le han engañado". En dicho prólogo
recuerda asimismo el recopilador que el 11 de agosto el canciller
Francisco Javier Mariátegui acusó a Ortiz de Zevallos de no haber
recibido autorización de "ceder" Arica a Bolivia y lo conminó a que
presentara los documentos que jamás lo autorizaron.

Tampoco es posible olvidar ni que la negativa peruana a cederle Arica
a Bolivia no fue vencida ni en los días de la Confederación ni cuando,
como anota Mario Barros en su Historia Diplomática de Chile, el
general José Ballivián, en 1847, después que el 31 de enero de 1842
Chile declaró de propiedad del Estado todas las covaderas que quedaban
al sur del paralelo 23, dijo que "creía que el guano era transitorio y
que la verdadera política de su patria era lograr, por medios
pacíficos o violentos, la posesión de la provincia peruana de Moquegua
cuyo puerto principal -Arica- estimaba como naturalmente boliviano".

Todo lo precedente aparece muy claro no sólo en Guano, Salitre y
Sangre de Roberto Querejazu Calvo sino, igualmente, en el Bosquejo de
la Historia de Bolivia y Chile y Bolivia definen sus fronteras: 1
842-1904
.
En el Bosquejo de la Historia de Bolivia sus autores Manuel Ordóñez
López y Luis Crespo, miembros de la Sociedad Geográfica de La Paz,
precisan los límites de la República cuando fue inconsultamente
segregado el Alto Perú y hacen notar que "las gestiones que hizo el
Libertador para obtener del Perú la cesión de los territorios de la
costa del Pacífico escollaron ante la oposición del general Andrés
Santa Cruz, que entonces desempeñaba la Presidencia del Consejo de
Ministros, encargado del Poder Ejecutivo de aquella República".

De Chile y Bolivia definen sus fronteras, publicada en Santiago en
1963 por quien como ministro de Relaciones Exteriores de Chile gestó
el Pacto Rada y Gamio-Figueroa Larraín de 1929, cabe recordar que en
su introducción, el autor, el siempre honorable y transparente
estadista chileno Conrado Ríos Gallardo, advierte que su propósito es
probar como Bolivia "habiendo nacido, como tantas otras naciones sin
el atributo del mar a sus pies, ambicionó salir al océano desconocido
para ella y en esta pugna hubo de chocar con sus limítrofes del
Pacífico" y que "una nación separada del mar por más de ciento setenta
leguas, recogida desde su origen detrás de las montañas, cuya vida se
había desarrollado en la alta meseta, con habitantes que desconocían
la existencia del océano, inició una disputa falaz". Esto es evidente
lucidez histórica y nada más.

Si el Tratado de Paz y Amistad celebrado entre el Perú y Chile el 3 de
junio de 1929 y su Protocolo Complementario de la misma fecha deben
ser mantenidos y vigorizados para la defensa del territorio nacional y
la afirmación de la soberanía en todas las fronteras, ¿cómo se explica
el que algunos hagan causa común con los bolivianos que, para levantar
lo que llaman "el encierro boliviano", desafían la intangibilidad de
dicho Tratado y de tal Protocolo?

Tal vez por compartir inmeditadamente la amañada y amarga
argumentación de algunos bolivianos que, sobre el falso aserto de que
Arica no fue siempre del Perú y perteneció en el pasado a Bolivia,
sostienen maliciosamente que el artículo 1° del Protocolo fue un
"acuerdo secreto entre ambos países que significó la exclusión expresa
de Bolivia y el pacto más sibilino que pudo haberse concertado para
poner un fuerte cerrojo al enclaustramiento boliviano".

Sólo repulsa puede merecer el que se diga, como en manifiesta
contradicción con los hechos macizos que él mismo reconoce en el
capítulo "El Perú y la reintegración marítima de Bolivia" dice Jorge
Escobari Cusicanqui en su Historia Diplomática de Bolivia, que la
especie de "veto" que al amparo del artículo 1° del Protocolo pudiera
surgir de parte del Perú contra las posibilidades que en el futuro
pudiesen presentarse para dar salida a Bolivia a través del norte
chileno "alivia a los dos Estados del cargo de conciencia de haber
convenido entre ellos la asfixia de Bolivia" con el falso
justificativo de que "quien se opone es el otro...".

Este absurdo punto de vista, sostenido igualmente por Escobari
Cusicanqui en 1979 en El Derecho al Mar, movió al diplomático chileno
Osear Pinochet de la Barra a escribir en su libro ¿Puerto para
Bolivia: Centenaria negociación? que "el Protocolo Complementario de
1929 significó para Chile una voluntaria limitación de su soberanía
territorial en Arica en favor del Perú" y que era un hecho que la
proposición del corredor boliviano en las negociaciones
Bánzer-Pinochet de 1975-1978 "rompía la continuidad territorial entre
Tacna y Arica y podría afectar las servidumbres reconocidas al Perú
del 'más absoluto libre tránsito por territorio chileno', o del
'derecho más amplio de servidumbre' en relación al ferrocarril
Arica-Tacna, o del 'más amplio derecho de servidumbre a perpetuidad'
en lo relativo a los canales que van hacia Tacna, como lo dicen el
Tratado y el Protocolo de 1929. Es cierto -agrega el antiguo
funcionario del Ministerio de RR.EE. de Chile- que estas servidumbres
podían quedar convenientemente aseguradas pero, interponer una cuña
boliviana entre Chile y Perú, conservando, al mismo tiempo, la
'continuidad territorial' entre esos países, era algo así como la
cuadratura del círculo...".

Otra explicación del hecho a que se refiere la pregunta tal vez se
encuentre en el no percatarse de que, como lo ha demostrado Paulo
Schilling en su libro El expansionismo brasileño, que se sustenta en
Proyección continental del Brasil del entonces capitán Mario Travassos
y en la Geopolítica del Brasil del general Golbery do Couto e Silva,
Bolivia constituye la solución más fácil para la marcha al Pacífico
asegurando la presencia brasileña en Arica. Esto explica igualmente el
que Bolivia no haya logrado la apertura del puerto de Santos a sus
importaciones y exportaciones sin ningún costo financiero para el
Brasil. La causa de la negativa brasileña en ese caso parece ser
eminentemente política. La concesión de una salida boliviana al
Atlántico podría disminuir la presión de Bolivia sobre Arica.

Al respecto me viene a la memoria la notable colaboración a la revista
Marka en la que en enero de 1978 Pablo Macera planteó algunas
hipótesis sobre las relaciones del Perú con Chile, Bolivia y Brasil.

Si de Chile dijo que su ingreso al continente por la vía
Altiplano-Amazonía lo aproxima a Bolivia y lo distancia del Perú; de
Bolivia sostuvo que no es el "aliado natural del Perú" sino que por el
contrario, para llegar al Pacífico y controlar al Titicaca, puede
preferir el eje Brasil-Chile; y, en cuanto al gigante de la Hoya
Amazónica y de la Cuenca del Plata, se apoyó en las conversaciones
Geisel-Morales Bermúdez (precursoras de las conversaciones
Sarney-García), para expresar con fundada intencionalidad política que
Torre Tagle nos vendió la triste idea que nuestro "aliado natural" es
el Brasil.

¿Ha leído el 29 de octubre último en un diario local el editorial "¿La
derecha tiene otra salida: un pedazo de mar para Bolivia?"

Sí, desde todo punto de vista, deplorable. Reposa en el sofisma de
considerar que, siendo el gran escudo chileno para protegerse de las
legítimas aspiraciones bolivianas de una salida al mar sostener la
existencia de un "candado peruano", las declaraciones del presidente
Alan García, anunciando su disposición de que el Perú deje de ser el
escollo para la entrega a Bolivia de una salida al mar por Arica,
"estaría por privar a Chile de su recurso retórico".
Considero ofensivo y necio el calificar de "descaminados golpes de
pecho patrioteros entre la derecha de Lima" las legítimas expresiones
de protesta ante el pronunciamiento del presidente García en cuanto al
retorno de Bolivia al mar por territorios que son o que fueron
peruanos. Las reacciones peruanas adversas a esta infeliz declaración
no pueden ser calificadas ni de destempladas ni de sorprendentes.

Ultraja el sentimiento nacional, en efecto, que el palaciego
escribidor de la torpe nota editorial impuesta al aludido diario
afirme atrevida y provocadoramente que "al pedir una salida al mar por
Arica, Bolivia expresa una aspiración y no está negando validez a
ningún tratado"; que "a diferencia de Bolivia, Ecuador sí niega la
validez de un tratado, está reclamando territorios que nunca ocupó y
mantiene una exigencia que no puede ser considerada, como la
mediterraneidad, un límite al desarrollo"; que "no se entiende bien,
entonces, por dónde la derecha encuentra identidad entre los dos
asuntos"; y, finalmente, que disentir con la pretensión boliviana -que
acaba de ser replanteada en la OEA- es terminar "haciendo coro con la
protesta de un gobierno chileno que se ha quedado sin juego".

¿Qué objeciones le haría usted al editorial "un pedazo de mar para Bolivia"?

Varias. Al propiciar sibilinamente la revisión del Tratado del 3 de
junio de 1929 y su Protocolo Complementario entre el Perú y Chile no
sólo secunda sin tapujos la ofensiva del Ecuador contra el Protocolo
de Paz, Amistad y Límites suscrito en Río de Janeiro el 29 de enero de
1942, ofensiva sustentada al pretendido amparo de la fraguada copia
simple y sin firma del llamado "Protocolo Pedemonte-Mosquera" del 11
de agosto de 1830 que, en la vieja y honda disputa con nuestro vecino
del norte, ha quedado fehacientemente demostrado que no existió jamás
desde que, con argumentación demoledora, hizo pedazos en 1907 el
eminente jurista español Vicente Santamaría de Paredes en su obra
Estudio de la cuestión de límites entre las Repúblicas del Perú y
Ecuador. No existe ninguna diferencia sustancial entre el Ecuador
pretendiendo la margen izquierda del Marañón y ser ribereño del
Amazonas y Bolivia pretendiendo el norte de Arica.

Un corredor boliviano por Arica modificaría necesariamente las
estipulaciones del Tratado entre el Perú y Chile del 3 de junio de
1929 y, sobre esta base, desconocería su carácter definitivo y, al
revisarlo, faltaría al respeto de los pactos que, como indica Alberto
Wagner de Reyna en su Historia Diplomática del Perú, es uno de los
principios básicos del Derecho Internacional y un precepto obligatorio
de la legislación internacional recogido en la Carta de las Naciones
Unidas y en la Carta de los Estados Americanos.

Le hace el juego a Chile, con el pretexto de dejarlo fuera de él,
ocultando que son numerosos los precedentes que registran proyectados
acuerdos entre Bolivia y Chile en contra del Perú. Si Jorge Basadre,
el insigne historiador, señaló que hasta en seis oportunidades Chile
le ofreció su apoyo a Bolivia para apoderarse de Tacna y Arica a
cambio de determinadas concesiones; si el ministro Santa María le
escribió a Sotomayor que "cediendo a Bolivia Moquegua y Tacna...
habría un muro que nos defendería del Perú y nos dejaría tranquilos en
Tarapacá"; si el presidente Pinto le expresó a Altamirano el 24 de
julio de 1880 no solamente que "la posesión de Tarapacá sería más
segura para nosotros si ponemos a Bolivia entre el Perú y Chile" sino,
anticipatoriamente, que "al hacernos dueños del litoral boliviano será
preciso dar a Bolivia una salida al Pacífico"; Aniceto Arce, por su
parte, le pidió a Bolivia convertirse en la vanguardia de Chile para
garantizarle sus conquistas territoriales. Pasa por alto, olvidadizo,
el lacerante reto de El Mercurio de Santiago que el 8 de junio de
1926, con grandes caracteres, acuñó las siguientes frases: "Sólo los
hijos de los héroes son dignos de guardar los sepulcros de los
mártires. Esta es la voz de los chilenos que con su sangre
conquistaron Tacna y Arica".

Con el artificio malicioso de privar a Chile de su recurso retórico no
repara el advenedizo editorialista -émulo del ex canciller Allan
Wagner que suscribió con el ex ministro de Relaciones Exteriores de
Chile Jaime del Valle la vergonzosa Acta del 29 de noviembre de 1985
que en reproducción facsimilar aparece entre los anexos documentales
de mi libro Una Difícil Vecindad editado en 1988 por la Universidad de
San Marcos- en que permitir la cesión a Bolivia de un corredor por
Arica no sólo significa el triunfo de la decisión del gobierno de
Chile de no permitir ninguna cesión que pueda quebrar su continuidad
territorial y liberar a Chile del quemante problema del
enclaustramiento de Bolivia que ni directa ni indirectamente le es
imputable al Perú sino frustrar, o cuando menos enervar seriamente,
tanto el cumplimiento por Chile de las inejecutadas obligaciones que
contrajo a favor del Perú en el Tratado del año 29, como la de
construirle un malecón de atraque para naves de alto bordo, cuanto el
ejercicio por el Perú, en forma cabal, de sus derechos de servidumbre
a perpetuidad establecidos sobre Arica en el mismo Tratado que, en lo
fundamental, sucumbiría como consecuencia de tan infamante
claudicación.

Si, aparte de las servidumbres establecidas a perpetuidad en el
Tratado, la estipulación irrevocable del artículo 1° de su Protocolo
Complementario estuvo encaminada a impedir que la aspiración boliviana
se dirigiese contra el Perú y a darle a nuestro país un verdadero
poder decisorio sobre Arica, ¿habría que revisar el Tratado del año 29
entre el Perú y Chile para que la aspiración portuaria boliviana fuera
resuelta por el Perú a pesar de no existir para ello ninguna razón
histórica, moral ni jurídica?

Así es. En un enjundioso estudio que en 1976 hizo sobre el proyecto de
dividir el territorio de Arica entre el Perú y Bolivia, como forma de
terminar con la interdicción marítima de ésta, Manuel García Calderón,
vocal jubilado de la Corte Suprema de Justicia y ex catedrático de la
Universidad de San Marcos, acertó al señalar, con erudita precisión,
que la cesión a Bolivia de un corredor en Arica entrañaría una
"novación" sui géneris del Tratado de 1929 y de su Protocolo
Complementario por cuanto supondría modificar el régimen especial de
Arica establecido en forma definitiva por dicho instrumento
internacional. Como es sabido, explicaba el destacado jurista, para
que la novación surta sus efectos se requiere el consentimiento de las
partes como expresión de su voluntad de modificar la obligación
contraída, vale decir, el recíproco animus novandi.

Algo más dijo con razón el doctor García Calderón. La novación produce
un cambio en los elementos esenciales de la obligación preexistente,
aun cuando ese cambio no suponga la sustitución total de dicha
obligación. En el asunto del que se trata existiría novación puesto
que el cambio que se operase con la cesión de un corredor a Bolivia no
sólo alteraría sustancialmente la relación contractual vigente entre
Chile y el Perú sino que crearía un nuevo vínculo generador de
obligaciones entre Bolivia y el Perú extinguiendo, en parte, las que
ahora corresponden a Chile.

¿Qué otros efectos tendría la cesión?

La ruptura de la continuidad territorial entre Tacna y Arica y, en
palabras de Basadre, de la vecindad de las antiguas provincias
hermanas e históricamente inseparables en el espíritu.
En El corredor boliviano por Arica Basadre vio algo más. Después de
denunciar con patriótica valentía la "tendencia hacia las concesiones,
que no ha sido aislada en nuestra vida diplomática", hizo ver que con
un corredor remacharíamos la mediterraneidad de Tacna; que en "tierra,
mar y cielo surgirían frecuentes roces internacionales" y que
resultará inexacto que la fórmula colocará una cuña o barrera entre
los dos grandes adversarios de 1879, quedará cortado el armamentismo y
vendrá la paz.

Son para meditar profundamente las palabras que agrega a continuación
Basadre: "Leamos el libro de Pinochet, pesemos bien la tesis de
Ritter, que serán mencionados enseguida y llegaremos a la conclusión
de que el corredor no es garantía de paz permanente, digan lo que
digan tratados cuya celosa observancia en el transcurso de los años
futuros nada puede garantizar".

¿Se refirió el maestro Basadre al argumento Pinochet sobre la fácil
movilidad de los corredores marítimos estrechos y al argumento Ritter
sobre la necesidad de los litorales amplios?

Exactamente. Destaca Basadre lo que, en función del porvenir,
significa la tesis sostenida por el general Augusto Pinochet, en su
libro Geopolítica, en relación con los países que obtienen una muy
angosta faja de litoral entre otros dos Estados e, inevitablemente,
tratan de ampliarla. Menciona luego Basadre la invencible tendencia
que surgirá entre los bolivianos para ensanchar su salida al mar no
hacia el sur, donde tropezarían con el casco de la ciudad de Arica,
sino hacia el norte, al citar como prueba de tal tendencia lo
expresado en Lima por Federico Nielsen Reyes, autor de Volveremos a la
vecindad del mundo que hace algunos años propugnaba la salida al mar
de su país por Pisagua.

Articula finalmente Basadre -en su magistral documento sobre "El
corredor boliviano por Arica"- la propuesta del general Pinochet a la
doctrina del profesor de Geografía de la Universidad de Berlín Karl
Ritter (1779-1849) a quien Valerie Fifer, profesora de la misma
especialidad en la Universidad de Londres, cita en su libro Bolivia:
Lana, Location and Policies since 1825 editado en 1972 por Cambridge
University Press. Según Ritter, tan sólo un litoral extenso, es decir
proporcionalmente vasto en relación con las áreas del interior, puede
tener una efectiva significación en el desarrollo de un Estado víctima
del atraso. La accesibilidad marítima, siempre y cuando sea
considerable, dará los requisitos necesarios para el verdadero
florecimiento del comercio, la inmigración y otros avances. Sin
saberlo, prosigue Basadre en advertencia que debe calarse en toda su
inmensa gravedad, recogió el pensamiento de Ritter la misión chilena
de Emilio Bello Codesido que, en el Acta protocolizada del 10 de enero
de 1920, dejó establecido que su país estaba dispuesto a procurar un
corredor para Bolivia al norte de Arica y del ferrocarril a La Paz,
pero con una amplitud que llegaba hasta el río Sama, al norte de
Tacna.

Si cualquiera de estos días se actualizara el corredor Paz
Zamora-Pinochet con la aquiescencia de García Pérez como hace muy
pocos años estuvo a punto de convertirse en una realidad el angosto
corredor Bánzer-Pinochet no obstante que un cable de la agencia
Associated Press fechado en La Paz dio cuenta de un documento
presentado el 23 de diciembre de 1975 al presidente de Bolivia por una
comisión militar que consideró que "el corredor no significa ninguna
clase de pulmón para este país mediterráneo" y que de aceptar la
propuesta chilena la seguridad nacional se enfrentaría "a su más grave
peligro", cabría repetir con Basadre que "el riesgo infinito en la
propuesta de la misión Bello Codesido aparecerá inexorablemente en el
porvenir como un tentador fantasma".

¿Esta argumentación puede ser calificada de "derechista" habida cuenta
de que a la "izquierda" se le acusa de estar incapacitada para diseñar
una política exterior nacionalista que incluya la cuestión palpitante
de las fronteras?

Constituiría un profundo error. En América Latina el nacionalismo, el
antimperialismo y el socialismo no son incompatibles sino
convergentes, como lo remarcó José Carlos Mariátegui en su réplica a
Luis Alberto Sánchez el 11 de marzo de 1929 en Mundial. El
nacionalismo de las naciones europeas -donde nacionalismo y
conservatismo se identifican y consustancian- se propone fines
imperialistas. Es reaccionario y antisocialista. Pero el nacionalismo
de los pueblos coloniales -coloniales económicamente, aunque se
vanaglorien de su autonomía política— tiene un origen y un impulso
totalmente diversos. En estos pueblos, proclamó el Amauta, el
nacionalismo es revolucionario, y por ende, concluye en el socialismo.
En estos pueblos la idea de la nación no ha cumplido aún su
trayectoria ni ha agotado su misión histórica.

Como lo he señalado en "La cuestión de Tacna y Arica y la ficción que
los obreros no tienen patria", en que me ocupé de la forma en que la
Primera Conferencia Comunista Latinoamericana que se realizó en Buenos
Aires en junio de 1929 contempló el asunto de las cautivas provincias
peruanas al debatir sobre la lucha antiimperialista y los problemas de
táctica de los partidos comunistas; la patria no es sólo la finca
heredada de nuestros abuelos que debe ser defendida a la hora de la
invasión extranjera.

La patria no es el suelo que se pisa sino el suelo que se labra; que
se hace constantemente y se conserva tan solo por el trabajo y el
amor; que reposa en la convicción que la más alta manifestación de la
dignidad de un pueblo está en su espíritu nacionalista, que es la
condensación de su amor patrio.

Repetidamente he sostenido que el nacionalismo no es una cuestión
vinculada en la práctica con el partidarismo o con los intereses
sociales o económicos porque la patria es una unidad total, una
síntesis trascendente, un todo indivisible, al servicio de una unidad
irrevocable, con fines propios que cumplir por encima de las razas, de
las clases y de los partidos; la tumba de los padres de todos; que el
pueblo que descuida o abandona a su patria, aunque sepa morir, la
pierde; que la patria espera mejoramiento de cualquiera siempre que,
en verdad, se abrace a ella como a una cruz de ensueño y de martirio;
que el patriotismo es un deber, el deber de hacer humanidad, como
enseñó Ramón Pérez de Ayala, a través de la patria.

¿Qué debe ser cada peruano para cumplir el imperativo deber de honrar
al Perú y de resguardar y proteger los intereses nacionales?

Un centinela que, infatigable, nunca se releva.

¿Entienden así a la Patria quienes olvidan que, entre los deberes
primordiales del Estado, se encuentran por igual los de garantizar la
plena vigencia de los derechos humanos y defender la soberanía
nacional?

Lamentablemente, no. Este entender así la patria no lo comparten
quienes, con su hacer o su decir, dan aliento a las grandes
defecciones.

Si elogio merece el hombre que, en el arte de elegir la mejor
conducta, ni hace ni dice cualquier cosa sino que hace lo que hay que
hacer y dice lo que hay que decir, porque el decir es una especie del
hacer; censura sin atenuantes merece quien, no sabiendo actuar con
coraje en defensa del derecho nacional y capitulando en la custodia
del legado que nos dejaron los muertos por el Perú, parece querer que,
a los retrocesos y sinsabores crecientes de los últimos años, se
sumara una bancarrota de esperanzas y un abatimiento de los ardorosos
focos de peruanidad como si la patria no fuera sino un nombre vacío o
debiera quedar convertida en un altar abandonado.

Toda la razón asistió a Cicerón cuando, en el proceso a que lo sometió
el Senado, el gran tribuno de Roma no se limitó a negarle derechos
para reprocharle nada -porque no hizo más que cumplir con su deber y
denunciar la traición y a los traidores al Estado- sino hizo esta
histórica advertencia que recoge Taylor Cadwell en su libro La columna
de hierro: "Una nación puede sobrevivir a sus locos y hasta a sus
ambiciosos; pero no puede sobrevivir a la traición desde dentro".

*Por la patria libre, la justicia social y la paz, Alfonso Benavides
Correa, 1993, pp. 159-177.

Thursday, August 02, 2007

¡Aquí no pasa nada!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
2-8-2007

¡Aquí no pasa nada!

Años atrás, y para el terreno exclusivo del fútbol, don Humberto
Martínez Morosini, popularizó desde los diversos micrófonos a que tuvo
acceso en su dilatada carrera, la frase: ¡Aquí no pasa nada! Y refería
a la carencia de goles o éxitos en cualquiera de los arcos. En el Perú
político, moral, partidario, periodístico, institucional, francamente,
a pesar de múltiples denuncias ¡no pasa nada!

Uno que otro dato. La hoy ministra de Transportes, Verónica Zavala,
cuando fue funcionaria de Fonafe, en 1998, depositó ante sí y porque
así le salió de los forros, 5 millones de dólares en un banco que
después quebró, el NBK. La Contraloría General de la República ha
determinado que hay mérito a una acusación penal. Pero la funcionaria
se ríe, se burla y sigue mintiendo por doquier y simplemente se zurra
en el tema porque ella quiere vender y privatizar y vivir del Estado
como hace desde hace larguísimos años. Pero ¡aquí no pasa nada! He
dado detalles impresionantes en ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse
aeropuertos y vivir sin problemas!
http://www.voltairenet.org/article148321.html y nadie, por
pusilanimidad o falta de argumentos, se atreve a criticar, desmenuzar
o desmentir ese pequeño trabajo de investigación.

Relaciones Exteriores nombra una Comisión Consultiva para la
Delimitación Marítima y entre sus integrantes hay tres ex cancilleres
mediocres; tres representantes de sendos estudios jurídicos, uno de
ellos vinculado íntimamente a San Dionisio Romero Seminario, socio de
Ricardo Claro, el mayor armador y dueño de puertos en Chile; algunos
marinos don nadie y a esos 14 socios unen dos majaderías contra el
Perú: ser adherentes de la Convención del Mar y ¡jamás han defendido a
la nación! Pero ¡aquí no pasa nada! Ni el Congreso reacciona (ámbito
natural de polémica y acción) y los medios, salvo excepciones
honrosas, cuestionan qué está ocurriendo en semejantes niveles.

La acción mendicante de los ministros que viajan con frecuencia a
hacer turismo de Estado a Washington para "convencer" a los demócratas
para que nos concedan el bendito TLC, da verguenza y provoca vómitos.
El servilismo no puede ser más escandaloso ni humillante. ¡Y han
logrado que unos cuantos virreyes gringos lleguen a partir del 6 al
Perú para verificar si se cumplen las exigencias norteamericanas sobre
el convenio económico! El senador Charles Rangel es demócrata, pero
por encima de eso, es estadounidense y eso es indiscutible. Pero ¡aquí
no pasa nada!

Como son tantos los escándalos de índole variada, el asunto de las
explosiones del gasoducto-estafa de Camisea, ha pasado a un tercer o
cuarto plano. Y las evidencias van subrayando que se deben a una mala
construcción. Y Pluspetrol, empresita de última, sigue insistiendo que
la culpa la tienen los sismos. Y los legiferantes que no distinguen
entre un oso de anteojos y una cámara fotográfica, no se dan por
enterados y se hacen de la vista ¡no gorda, más bien obesa! Mientras
tanto, la procesión va por dentro, siguen boyantes los planes de cómo
"integrar" a Chile al circuito gasífero del cual no forma parte,
recurso energético con que cuentan Perú y Bolivia. Pero ¡aquí no pasa
nada!

Por último, porque sería interminable la lista, este gobierno, en
seguidilla con la vergonzosa actuación de Paniagua y Toledo, ya regaló
¡12 aeropuertos (9 en provincias y 3 militares) a una empresa que no
tiene idea de cómo gestionar operaciones aeroportuarias como es
Swissport o Aeropuertos del Perú. Para mayor abundamiento, esta
firmita fue expulsada de Bolivia ¡por incumplir el contrato y no
invertir lo que prometieron, en febrero-marzo de este año! ¡Y aquí no
pasa nada! Cuando empiecen a caerse los aviones y arranquen los
velorios y los responsos de siempre, volveremos, en típico giro
peruano, a lamentarnos y a insultarnos, pero ¡nada más!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.redvoltaire.net
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Skype: hmujica

Wednesday, August 01, 2007

“Negociadores” contra presidente García

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
1-8-2007

"Negociadores" contra presidente García

Con desparpajo y verguenza mínima, el ex canciller José de la Puente
se lamenta porque Perú no haya adherido a la Convención del Mar. Otro
tanto sostiene, y a propósito de su megalomanía por aparecer como
"internacionalista", término huachafo para titular a cualquiera,
Alejandro Deustua. Lo curioso es que estos señores serán los
"negociadores" integrantes de la Comisión Consultiva sobre
Delimitación Marítima creada por RM No. 0849/RE. El canciller García
Belaunde ha dicho que la Convención del Mar no es necesaria y el
presidente García Pérez hizo campaña por la preservación del Mar de
Grau. ¿Qué esperan estos tipos para renunciar?

El abogado de San Dionisio Romero Seminario, Jorge Avendaño, ha sido
más prudente y dijo que el Congreso tendrá que discriminar sobre la
conveniencia que Perú adhiera o no a la Convemar que, como es sabido y
repetido, colisiona con el Art. 54 de la Constitución y representa una
clara mutilación del territorio nacional y una traición monda y
lironda. Imposible no recordar que San Dionisio, patrocinado por
Avendaño, es socio de Ricardo Claro el armador y dueño de puertos más
importantes de Chile. ¿No hay un claro conflicto de intereses? ¿o hay
un embajador clavado, otro más, en la Comisión Consultiva?

Sostienen los majaderos y rentados gonfaloneros que Perú adhiera a la
Convención del Mar que ésta nos proporcionaría una mejor posición
jurídica. Frente a tal aserción, encuentro en El Perú y la
Oceanopolítica de Fernán Altuve los siguientes y esclarecedores,
cuanto que polémicos, párrafos:

"Como este último problema, es el que permite la avanzada de la tesis
del "Mar Presencial" hasta el hito No 1 de la frontera norte (paralelo
18º 20), algunos comentaristas han creído posible contrarrestar este
defecto con la forma de la Convención del Mar, por parte del Perú y
así permitir que las Zonas Económicas Exclusivas de ambos países, se
rijan por el Art. 74 de la Convención que dice:

-La delimitación de la Zona Económica Exclusiva entre Estados, con
costas adyacentes o situadas frente a frente, se efectuará por acuerdo
entre ellos sobre la base del derecho internacional, a que se hace
referencia en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia, a fin de llegar a una solución equitativa.

....Por esta razón (continúa Altuve) al adherirnos a la Convención no
nos sería aplicable el artículo 74 en su inciso 1 sino el mismo
artículo en su inciso 4, el cual señala que:

-Cuando exista un acuerdo en vigor entre los Estados interesados, las
cuestiones relativas a la delimitación de la Zona Económica Exclusiva
se resolverán de conformidad con las disposiciones de ese acuerdo.

Por lo dicho, consideramos que la firma de la Convención no evitará el
avance de la tesis del Mar Presencial sino que ocurrirá todo lo
contrario; la consolidaría definitivamente". (Altuve, ob. cit, pp.
55-56).

Prescindamos, por hoy, de mencionar que tres estudios jurídicos tienen
presencia activa en la Comisión Consultiva y que también hay tres ex
cancilleres especialistas, el uno, en condecorar a ministros chilenos
de Relaciones Exteriores; el otro, en cuartitos azules y en hacer
fusilar avioneros hijos del pueblo; y el de más allá, timorato lector
de menúes en francés y, por tanto, excelente probador de comida
internacional? ¿A esos mequetrefes ha encargado lo que NUNCA han
hecho, defender al Perú?

¿Qué esperan para renunciar, de modo irrevocable e inmediato, los
majaderos que se permiten contrariar, vía los medios, lo que sostiene
el titular de Relaciones Exteriores y el propio jefe de Estado Alan
García? ¿No da pésima espina saber que hay en esa Comisión Consultiva
mediocres que jamás han defendido al Perú? ¿por causa de qué lo
habrían de hacer hoy? ¿Porque hay varios millones de dólares para
pagar sus honorarios? ¡Pamplinas!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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Tuesday, July 31, 2007

¿Candidez o estupidez?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
31-7-2007

¿Candidez o estupidez?

Hasta el más simple abogadito sabe que hablar demasiado es porque se
tiene los dientes muy zafados de su sitio, incontinencia verbal o
representa adelanto de juicio que, a la postre, invalida posturas o
cohonesta traiciones. Si Perú aún no ha demandado a Chile ante la
Corte Internacional de La Haya, aunque el presidente García anticipó
esta acción, reiteramos no acometida por el momento, ¿cómo es que el
primer ministro se da el lujo de expresar su satisfacción por la
"respuesta apropiada" dada por los del sur?

¿Candidez o estupidez?

Digamos que, para ser generosos y directos, nuestros políticos son de
muy bajo nivel intelectual cuanto que estratégico histórico o
cultural. No diferencian un límite terrestre de un piano de cola;
tampoco entienden la validez que hay que defender de un tratado
internacional que establece soberanía restringida en Arica como el
firmado por Perú y Chile el 3 de junio de 1929, junto a su inseparable
Protocolo Complementario. Por tanto, pedirles juicio y sabiduría,
deviene en un ejercicio ¡imposible! Se explicaría así la imprudencia
del jefe del gabinete que prueba ¡una vez más! que en este terreno
tiene que practicar ¡la mudez más absoluta! Si no quiere continuar
haciendo el ridículo y clown gratuito para los australes.

¿Candidez o estupidez?

También cabe, en severísimo juicio auto-crítico, que esté desvariando
y no me dé cuenta, como no lo hace la prensa y los miedos de
comunicación, que se están dando señales de humo ultra-amistosas o
interesadas en perpetuar una claudicación espiritual y fenicia de las
cuales ya hay muchos testimonios. Por ejemplo, lo ocurrido hace pocas
horas con el lenguaraz primer ministro. Y con el nombramiento de una
comisión encargada de trabajar el tema de delimitación marítima con
Chile pero regalada a, por lo menos tres estudios jurídicos (uno de
ellos con trabazón inocultable a San Dionisio Romero Seminario, socio
de Ricardo Claro, el más grande armador y dueño de puertos de Chile) y
también obsequiada a organizaciones de nuevos gángsteres que por
dólares ¡hacen cualquier cosa! A todos los integrantes de esta gavilla
une su fanatismo porque Perú adhiera a la Convención del Mar que
colisiona con el Art. 54 de la Constitución y que significa una aviesa
y muy cobarde traición a la patria. Hasta donde se sabe una de las
promesas del ayer candidato Alan García Pérez, fue la de defender el
Mar de Grau y el repudio absoluto de la Convemar. ¿Qué, no supo el
jefe de Estado el contrabando de que es objeto?

¿Candidez o estupidez?

¿No sabe el mandatario García que en esa comisioncilla hay tres ex
cancilleres especialistas, el uno, en condecorar a ministros chilenos
de Relaciones Exteriores; el otro, en cuartitos azules y en hacer
fusilar avioneros hijos del pueblo; y el de más allá, timorato lector
de menúes en francés y, por tanto, excelente probador de comida
internacional? ¿A esos mequetrefes ha encargado lo que NUNCA han
hecho, defender al Perú?

¿Candidez o estupidez?

Hasta hoy, ningún político o diplomático, ha preguntado o cuestionado
severamente por causa de qué el gobierno del Perú impugnó el brulote
televisivo chileno mal llamado "Epopeya", cuando éste se pasó de todas
maneras, auroleado de una propaganda gratuita generada por la
imprudencia o habilidad del embajador Hugo Otero Lanzarotti, en meses
pasados en Santiago.

¿Candidez o estupidez?

¿No se dan cuenta nuestros políticos, diplomáticos o intelectuales
(brillantes por su cómoda ausencia de siempre) que el tema no discurre
única o exclusivamente por esos carriles de buenos vinos, brindis al
por mayor y fría como letal argumentación? ¿Y cómo se involucra al
pueblo peruano en un acápite que le corresponde saber y defender
militantemente? ¿O es que seguirá siendo el convidado de piedra y
personaje central de todos los discursos, pero ausente sempiterno en
nombre de quien se toman decisiones, las más de las veces, en su
contra? ¡Qué disparate!

No sólo los canes necesitan de bozales. Harían bien en averiguar por
estos adminículos no pocos de los políticos nuestros de cada día.
Amén.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

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Monday, July 30, 2007

Pisco: EEUU importa más que Chile

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
30-7-2007

Pisco: EEUU importa más que Chile

Informó Andina, el 26, que "las exportaciones peruanas de pisco y vino
sumaron en el primer semestre del año 668 mil dólares, 123 por ciento
más que en similar período del año pasado, y Estados Unidos se
consolidó como el principal destino de ambas bebidas, alertó la
Asociación de Exportadores (Adex)..... Los envíos de pisco a Estados
Unidos sumaron 96,963 dólares, representando el 26.63% del total,
Chile ocupó el segundo lugar con envíos de 96,800, concentrando 26.59%
del total". Entre el primer puesto y el segundo, hay una minúscula
diferencia de US$ 163.

La semana pasada, la ministra de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz,
dijo que Chile importaba más pisco que Estados Unidos. Al parecer hubo
un pequeño desajuste en la información. Sin embargo, la gravedad del
asunto sí se reveló cuando la misma funcionaria subrayó que el pisco
ingresaba a Chile como aguardiente, en cumplimiento de normativa
aduanera de ese país. Es decir, el hecho macizo que los exportadores
peruanos de pisco, aceptan el cambio de nombre de su producto, con el
único propósito de confirmar las operaciones dinerarias es vergonzante
como real.

Sostuvo en vibrante artículo el embajador Félix C. Calderón, que el
pisco es sinónimo de Perú y argumentó desde razones geográficas y
sociales, hasta arte, destreza y escuela en la fabricación de la
bebida nacional que tiene características únicas de las que carece
cualquier otro país, sin excepciones, del mundo. Por tanto, debe
inferirse de ese formidable alegato periodístico que el pisco es un
tema del patrimonio cultural y exportador del Perú. Debieran entender
esto políticos, legiferantes, periodistas y todos los medios de
comunicación.

¿Por causa de qué Adex se toma la molestia, por US$ 163 de diferencia
entre las exportaciones que se hacen a Estados Unidos y Chile, de
enmendar la plana a la ministra Aráoz? En primer término, es
inocultable que Mercedes Aráoz de mística cultura fenicia y elemental,
habló "más de la cuenta" y dijo cosas que la opinión pública no
conocía. También calló la ministra al no informar qué está haciendo su
despacho para revertir la humillante posición adoptada por los
exportadores que se tragan el sapo de exportar "aguardiente" y no el
legítimo pisco. ¡Poderoso señor es don Dinero! Luego, en previsión que
a alguien se le ocurra cuestionar a los comerciantes, Adex enuncia que
es Estados Unidos y no Chile quien compra más pisco. Claro, los de
Andina olvidaron poner que hay un sacrosanto TLC en camino. Entonces,
hay un mecanismo llamado control de daños.

Como todo lo que venga de Gringolandia presume de ser la piedra
filosofal solucionadora de nuestros grandes problemas y se ha
esparcido la ficción que automáticamente accedemos a un mercado de 200
millones de personas, EEUU es un tema intocable. Entonces, aunque sea
por US$ 163, ellos tienen primacía en el tema del pisco.

De repente no es muy difícil lograr una alianza entre exportadores,
Estado y capital. Todo pasa por un tratamiento digno del producto y su
irrenunciable nombre pisco, aquí y en la Cochinchina. El interés
fenicio de exportar a como dé lugar, aunque le pusieran al pisco el
nombre de aguarrás, no puede presidir ningún consorcio nacional que
tiene que considerar grandes cuotas de dignidad y respetable amor al
Perú como país milenario. ¿Considerarían los comerciantes parar sus
exportaciones de "aguardiente" hasta que se admita el nombre genuino
de pisco? Quienes están contra la patria son simplemente traidores.
¿Lo entenderá Adex?

¿Dónde están los partidos, asociaciones, organizaciones mil, que no se
dan por enteradas de este asunto de ribetes realmente espectaculares?
¿Y los tagarotes de Torre Tagle, especialistas en dormir, libar y
brindar pero no defender al Perú, qué hacen? Exportar a como dé lugar,
no es, que digamos, una práctica saludable. Hacerlo como lo hacen hoy
declinando el irrenunciable nombre del pisco, es una ¡felonía de las
más repugnantes!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Friday, July 27, 2007

El onanismo palabreador

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-7-2007

El onanismo palabreador

"Esperamos que el discurso del presidente sea el de seguir afirmando
la gobernabilidad y la confianza en los agentes económicos para que
inviertan en el país y el compromiso de que el único escenario para
luchar frontalmente contra la pobreza es generando empleo a través de
las inversiones", afirmó el legislador Javier Velásquez Quesquén,
emisario ilustre de una de las grandes "virtudes" nacionales: el
onanismo palabreador.

"Su discurso estuvo vaciado en los moldes clásicos de las
generalidades insustanciales de los hombres públicos" (en Piérola, de
Alberto Ulloa Sotomayor, p. 394, Ed. 1981).

En un país que necesita hombres de acero, una raza capaz de romper los
esquemas tradicionales de corrupción moral, espiritual e histórica que
padece el Perú desde mucho antes de ser república, el onanismo
palabreador es recurso fácil de oradores mentirosos, capaces no sólo
de vender a sus progenitoras, sino ¡hasta de discutir el precio!

Y los que no hablan pero escriben, generalmente por encargo
dolarizado, también ponen su cuota culpable y culposa, inexcusable de
ser juzgada y ajusticiada algún día, cuando cohonestan y dan forma
aparente a todas las corruptelas que han perfilado cuerpos
"institucionales" que hacen decir a autoridades, políticos,
burócratas, militares, diplomáticos, futbolistas o legiferantes: "así
es el partido, ¡qué se va a hacer! ¡Impresionante el conformismo que
engendra una prensa adláter, casi sin excepciones, fabricadora de
embustes y trapacerías con carta de ciudadanía porque algún tagarote
ha "escrito" o "formado" opinión sobre tal o cual tema!

El onanismo palabreador es de tal magnitud que mañana se espera la
palabra de quien llegó al gobierno, no al poder, con ofertas, casi
todas violentadas, y en contra ¡precisamente! de lo que fue sacrificio
y heroísmo de hombres y mujeres que fueron al encierro, al destierro o
al entierro por causa de fidelidad a sus ideas apristas. Bien lo
recuerda, con firmeza pedagógica, diariamente, César Lévano, desde La
Primera. ¿Alguien puede imaginar algo distinto que lo dicho por Javier
Velásquez sobre lo que dirá el señor García Pérez? ¡De ninguna manera!
Entonces, la predictibilidad, palabreja "moderna", cumple su aserto
cabal de acepción exacta.

El onanismo palabreador sólo contiene, aunque se orille lo redundante,
términos que son maire, maire, cabellicos que se lleva el aire. ¡Ese
es el negocio! Tanto le han dicho al pueblo peruano, de todas las
formas posibles, que es un colectivo sin memoria ¡que se lo ha creído!
¡Cómo si fuera fácil olvidar al hampón que roba y vive bien, ostentoso
y patán u obliterar cómo los grandes pícaros son hoy ministros o
traficantes de favores o contratos con dedicatoria! Distinta cosa es
que exista un pacto infame para callar porque hay muchos metidos en la
mazamorra de tratos sucios y deshonestos. ¡Pero, hay aún en Perú,
gente honesta e incomprable!

¿Habría habido diferencia si Bedoya de Vivanco ganaba la presidencia
del Establo? Creo que no. Es más bajo de estatura que Gonzales Posada;
su cabeza es menos prominente y su formación ideológica es de un
confeso social-cristianismo de derecha conservadora a ultranza. ¡Nada
más! El Parlamento sigue siendo, aunque eso disguste a sus
precarísimos inquilinos, una corporación de la que hasta el caballo de
Calígula se avergonzaría de formar parte como advirtió decenios atrás
Manuel González Prada. Y cuando debiera tratar los temas esenciales
del drama, esos a que aludía el maestro Alfonso Benavides Correa, se
ocupa de producir naderías, discutir idioteces y envilecer más al
Establo.

El valor mágico otorgado a la irrefrenable habilidad palabrera de
algunos, troca, fácilmente, en repudio y decepción. Pero es la
historia de siempre. Nos consolamos en sentencias: "para la próxima",
el consabido "qué se va a hacer", "así es la vida", "estamos en el
Perú". Afirmo que es hora que el talento reemplace y expulse del
templo a los mercaderes del onanismo palabrero. Las campanas rebeldes
anuncian el soliviantamiento inteligente de los capaces. Hay que
aplastar la mediocridad que inunda e infesta casi todo el cuerpo
nacional.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Thursday, July 26, 2007

Competencia favorecería a usuarios

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
26-7-2007

Competencia favorecería a usuarios

Pocos días atrás se dio cuenta que "la empresa Andean Railways
iniciaría en agosto o setiembre sus operaciones en la ruta del
Ferrocarril Sur y Sur Oriente, que ya opera Perú Rail, por lo que se
constituirá en el segundo operador de dicha infraestructura
ferroviaria, informó Ositran (Andina, 23-7-2007)". Esta opción sería
una fórmula que promovería otra opción para los miles de usuarios de
esos circuitos, en consecuencia, obligatoria y necesariamente, deberán
bajar los precios y mejorar el servicio.

No obstante que la Constitución prohíbe los monopolios, Perú Rail es
uno, de absoluto predominio en ambas rutas desde 1999, fecha en que el
Estado mal contrató la concesión con la firma Trasandino, cuyo
operador es Perú Rail. Según fuentes muy bien informadas, el convenio
fue firmado de tal manera que se han puesto dificultades de acceso a
la vía, cuasi imposibles de superar. No obstante Ositran estudia
reformas aún cuando es hasta real la chance de que este organismo
carezca del poder necesario para introducir cambios sustantivos, solo
cosméticos y de forma. Nada de fondo.

No debe pasarse por alto que el muy lamentable papel de Ositran, desde
los últimos cinco años, ha permitido abusos innumerables como, por
simple ejemplo, lo acontecido con la concesión del Aeropuerto Jorge
Chávez, las mangas y las ¡cuatro addendas! propuestas por Lima Airport
Partners, LAP, todas en favor de esta empresita mediocre pero que
compra en dólares servicios periodísticos y publicitarios con
asalariados en casi todos los medios de comunicación. Así lo hemos
sostenido, sin respuesta, formal o informal, en ¡Estafa al Perú! ¡Cómo
robarse aeropuertos y vivir sin problemas!
http://www.voltairenet.org/article148321.html Por tanto, no hay que
albergar demasiado optimismo ante la comprobada ineptitud de Ositran.

Perú Rail se montó literalmente sobre los viejos vagones que poseía
Enafer. Nunca trajo la empresa el nuevo hardware para comodidad de los
usuarios que pagan tarifas altísimas para viajar en pésimas
condiciones de higiene, seguridad y costos abusivos. Este monopolio
tiene largos años de duración y hasta hoy han hecho uso absoluto de su
posición de dominio. La alternativa es ir caminando, por ejemplo, a
Machu Picchu.

Como se sabe y así lo especifica Andina, el Ferrocarril del Sur une
los puertos de Mollendo y Matarani con Arequipa, Juliaca, Puno y
Cusco, con una longitud total de 911 kilómetros de vía de trocha
estándar (1,435 milímetros), mientras que el Ferrocarril Sur Oriente
une el Cusco, Machu Picchu y la Hidroeléctrica, con una longitud total
de 12 kms. de vía de trocha angosta de 914 milímetros.

Al aparecer en el horizonte un segundo operador, el efecto inmediato,
debiera ser la introducción de mejores precios con una atractiva
exposición de vagones nuevos, limpios y rápidos, en beneficio de los
usuarios peruanos y extranjeros que hasta hoy han tenido que pagar lo
que impuso, a su libre albedrío, la monopólica Perú Rail.

El titular de Ositran, Juan Zevallos, informó que "Este aplazamiento
se explica en que la empresa (Andean Railways) aún debe reunir dos
requisitos para solicitar el pedido formal de acceso al uso de
infraestructura de dichos ferrocarriles al Ositran". Sin embargo de
estas expresiones, se sabe positivamente que Andean Railways ya tiene
la licencia del MTC.

Detrás de Andean Railways y como soporte tecnológico, informó su
gerenta general, María del Carmen Leiva, está la firma estadounidense
Aeropacific Holdings con larga trayectoria en el área de transporte
ferrocarrilero. "Sin lugar a dudas, la aparición de Andean Railways,
significará una puerta abierta a tecnología moderna, precios más
accesibles y siempre la competencia beneficia al usuario y para eso
estamos aquí", subrayó la funcionaria de Andean.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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