Señal de
Alerta
por Herbert
Mujica Rojas
15-9-2016
¡Abusivos abandonan mujeres gestantes!
La frecuencia
de agresiones de hombres hacia mujeres no reconoce fronteras, razas, religiones
o idiomas. Se da en todo el mundo y las modalidades son múltiples. La clase
social tampoco es impedimento para el fenómeno: ocurre en ámbitos acomodados
como en los más humildes. Algunos sucesos son denunciados, otros no.
Es pertinente
preguntarse ¿cómo es que mujeres concientes de la agresividad de sus parejas,
consienten en persistir en la relación, amén de golpizas, sinfín de maltratos,
retahíla de insultos recurrentes o humillantes? Una de las más comunes formas
de explicar la anuencia se refiere a los recursos que los abusivos o
energúmenos proveen y que permite alimentos, ropa y vivienda. Obvio que el
precio es ¡carísimo! Y degradante.
Un amigo que
vive en París, me refirió que había visto cómo un hombre arrastraba de los
pelos a una dama de obvio origen inmigrante, la insultaba y golpeaba a vista y
paciencia de los transeúntes que no hacían nada. En Francia existe inocultable
fobia por los foráneos y si son de color más oscuro ¡peor!
En Bucarest,
Rumania, un individuo, como el bárbaro desnudo en el hotel de Ayacucho,
aplicaba reprimenda a una mujer la que asimilaba malamente puntapiés, puñetazos
y toda clase de improperios inentendibles pero clarísimos en su acepción
agraviante.
Demás decir
que el conjunto de fenómenos de esta naturaleza abyecta se repite urbi et orbi.
El homus belicus se da en toda la bajeza destructiva que comienza desde la
leyenda bíblica de Caín y Abel.
Pero no hay
que ir muy lejos, apenas 48 horas atrás, tomé conocimiento de la denuncia penal
que interpuso aquí en Lima, Maribel
Quiroz Cusquisibán, contra Agustín
Daniel Zapatel Ruiz, por:
“Abandono de Mujer en
Estado de Gestación y en situación crítica.”
La sentencia del homo hominis lupus se verifica con ominoso
patetismo: Zapatel Ruiz es dueño de muchas propiedades inmobiliarias, posee
tarjetas de crédito, vehículos, negocios, aparenta ser un probo hombre de
negocios, pero echa a Maribel a la calle y ella espera una criatura de él. El
hombre es el lobo del hombre.
¡Y el daño es doble: no sólo resulta perjudicada Maribel
sino la criatura por llegar! ¿Cómo puede ocurrir semejante desvarío que haga
perder cualquier perspectiva humanista al denunciado de abusos y violencia?
Bajo el título:
Energúmeno abandona mujer embarazada
puede encontrarse
el detalle horrendo de esta situación por la que pasan miles o millones de
mujeres alrededor del mundo.
La señal de alerta
ha sido dada. Impedir que existan más Maribeles en su drama entristecedor no
sólo es deber de las autoridades, también de los periodistas que debemos
denunciar circunstancias como ésta.
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