Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
Liberación; 21-4-2001
Torre Tagle: ¿pólvora en gallinazos?
¿Cuánto le cuestan al Estado peruano las misiones diplomáticas que han
viajado urbi et orbi a promover la candidatura del actual ministro de
Justicia, Diego García Sayán, a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH)? ¿En qué diseño estratégico se inscribe esta excursión
turística que se sufraga con el dinero de los peruanos para satisfacer
la vanidad del señor García Sayán? ¿En qué le sirve objetivamente al
Perú, que García pertenezca o no a la CIDH? ¿No estamos volviendo a la
recurrente cantaleta nacional que Torre Tagle está gastando pólvora en
gallinazos?
La cancillería y su titular el ilustre y extraviado Javier Pérez de
Cuéllar no tienen rumbo alguno, clandestino o conocido. Chile coloca
una caseta en tierra de nadie, en la frontera sur y la lectura de este
incidente es mucho más profunda que lo difundido hasta hoy y nuestra
diplomacia ni siquiera tuvo la dignidad de exigir la presencia y
excusas del embajador chileno en Lima. En la casona de Torre Tagle, el
indescriptible Jaime Stiglich, miembro conspicuo de la mafia que
conduce Alfonso Rivero Monsalve, nombra asesores a diestra y siniestra
como son los casos de Andrés Carrión Muñiz, Ana María Deustua Caravedo
y Jorge Chian Chong; el viceministro Arróspide coordina planes
culturales de altas querencias y quilates con Eric Anderson sin
mayores ecos hasta hoy; y en nombre de razones "de Estado" se incurre
en turbamultas "diplomáticas" en el exterior, con boletos de primera y
hoteles de cinco estrellas. ¡Qué desparpajo y descaro tan insolentes!
¿Para qué le sirve al Estado peruano tener a un personaje como
integrante de la CIDH? Objetivamente en casi nada. Salvo que no nos
hayamos enterado que la ambición circunstancial del señor García Sayán
haya sido declarada objetivo del proyecto diplomático de Torre Tagle y
si así fuera, no hemos visto la publicación en el diario oficial El
Peruano.
La tragedia de este intríngulis es que mientras que la diplomacia del
Perú se ejecuta de manera frívola o grotesca y hay una huelga de
hambre empujada por terroristas irredentos, con militares de aparente
cabeza gacha, listos a poner orden cuando así se lo "reclamen los
intereses nacionales", dos candidatos presidenciales están empeñados
en parecer uno más estúpido que el otro. Los pañuelazos y bofetadas
verbales entrambos superan cualquier antecedente conocido. Sus
naderías insultan y uno está a la caza de economistas sin trabajo y
que no hayan figurado mucho antes y el otro ya no sabe qué decir
porque desde hace dos años está hablando hasta por los codos y no
siempre en castellano inteligible.
Rumores escuchados en corrillos indican que el "gran" vecino del
Norte, Estados Unidos, que hoy tiene una administración republicana en
líos con los chinos, no habría terminado de persuadirse ni del inglés
a lo Harvard de Toledo y menos de las maromas oratorias de Alan
García. Si esto es exacto, los sheriffs no pondrían su mano al fuego
por ninguno. Es decir, no basta con que la CIA (Central de
Inteligencia Americana) haya tenido en su payroll (nómina de pago) al
delincuente Montesinos y que éste hubiese perpetrado las barbaridades
que se van conociendo diariamente sino que hoy se ponen nuevamente en
un antipático plano de arbitraje que no dudaría en llamar a la
estabilidad a través de quienes sí parezcan tener alguna consistencia
organizativa. Los partidos políticos casi no existen, la sociedad
civil está en proceso de forja acelerada, las instituciones estatales
están erosionadas en su prestigio y fuerza de acción. ¿Quiénes quedan
como candidatos a poner orden?
Si el gobierno ha subrayado su transitoriedad en cuanta oportunidad se
le ha presentado, ¿qué ha ocurrido hoy para que el régimen se aventure
a lanzar candidatos a organismos internacionales? ¿en nombre de qué
intereses se está promoviendo la aspiración del señor García Sayán?
¿qué corona tiene este abogado para buscar pegas con el dinero de los
peruanos para cuando se acabe su efímero ejercicio gubernamental?
¿Otra vez Torre Tagle consumiendo pólvora en gallinazos y que el que
salga al final apague la luz?
El señor Pérez de Cuéllar que no es capaz de acordarse del nombre de
un soldado muerto por manos asesinas de soldados ecuatorianos, país al
que ni siquiera se ha pedido explicaciones rotundas y convincentes y
tampoco la indemnización para la familia del malogrado servidor
loretano, tiene que explicar este despropósito al Perú y a su pueblo.
Y hacer lo que cualquier hombre haría antes que lo echen por inútil y
fantasmal: ¡renunciar e irse a pasear a sus mascotas en los muchos
parques que
tiene Lima!
Si el señor García Sayán quiere ser integrante de la CIDH que su ONG,
la Comisión de Juristas Andinos, le sufrague la campaña y pague todos
esos gastos. El pueblo no tiene razón válida para vehiculizar sus
legítimos como ajenos deseos de figuración internacional. Y si quiere
quedarse fuera del Perú, no tenemos tampoco razones muy muchas para
oponernos.
¡Recordando siempre que es aquí donde queman las papas!
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